domingo, 1 de mayo de 2011

Cricri, el filósofo concentrado

Hace más o menos un año me mudaron a la Siberia del lab. En lugar de estar en el mismo edificio que los investigadores, doctorantes, y masterianos, comparto una grande oficina con otros post-doc eyectados por el sistema. El cambio fue bien recibido, porque hay más luz, aire, y calma, por una parte, y por la otra se respira la concentración de la incertidumbre post-doctoril que genera trabajólicos. Explícome.

Cuando uno es estudiante de maestría, sabe que va a hacer un doctorado después; si doctorante, nos espera la post-doc (¿Cierto, Zoe?); si investigadores en Francia, tenés un trabajo de por vida, y no hay miedo al futuro. Pero el post-doc es una raza en tensión. Acumulamos 22 años de estudios, con la esperanza de pasar al rango de profesor o investigador vitalicio. Sin embargo, en el mundo hay trabajo para sólo una proporción de entre nos. Vivimos con, como única certidumbre, que ahora que se juega todo: El año que viene nos espera sea un puesto fijo (en USA? UK? Dubai?), y todo está ganado; sea el retorno, cabeza gacha, a nuestros países de origen, donde nuestras madres nos acobijarán como oveja perdida, y nuestros padres indicarán que ellos ya lo habían dicho, qué es eso de una carrera en ciencias. Haber estudiado ingeniería o alguna otra cosa útil, que con el estado del mundo no estamos como para juegos.

Entre los que caminamos la milla verde, hay uno que porta la máscara de la incertidumbre en cada movimiento. Cricri es mi vecino de la izquierda, filósofo de profesión, como lo testamentan las pilas izquierda y derecha de libros y papers que acumulan círculos de café. Si todos tenemos cara de sleep-deprived, él se lleva el premio; sus ojos hundidos, cansados, apagados detrás de sus anteojos tintados de verde predicen su joroba más que sus veintinueve años. Para mí fue, desde el comienzo, una inspiración. Los otros 8 o 9 de la sala no vienen si el día está lindo. O si vienen, a veces hasta llegan con alegría. Deben ya tener un trabajo prometido, o planes de dedicarse a la pintura. Pero Cricri, como yo, sufre y trabaja largas horas. Tic tic tic tic hace sobre su compu todo el bendito día. A diferencia de mí, sin embargo, él nunca suspira de cansancio. No lo he visto con la cara de tujes que yo pongo cuando me llega aún otro paper rechazado. Él le da, le da, y le sigue dando.

A veces, cuando él no venía, yo miraba su pila de libros. Truth and memory. Cognition in the wild. Lying and deceit. Él me explicó que trabaja sobre el concepto de la verdad -- la descripción formal y su evolución en la raza humana. Pucha, seguro que yo no entendería nada de eso. Y, a pesar de la dificultad de su sujeto, y de las opciones de laburo (que son probablemente aún más pequeñas que las mías ), Cricri seguía concentrado, desde el momento en que entra con paso cansado, hasta que se va con la sonrisa triste del que se sabe condenado a muerte.

Héteme aquí un día que tengo un problema con la internés. Me inclino hacia la izquierda para preguntarle a Cricri si él tambien. Dudo, primero, porque tiene su cara de concentración, la misma que adivinaba yo antes, hacía él también en el baño. Pero fue demasiado tarde, el velo había caído. De reojo vi su pantalla. No había fórmulas, árboles evolucionistas, ni hileras y columnas de letras, sino una chica sacándose la ropa. Y aunque no la hubiera visto, los movimientos convulsionados y el rostro enrojecido de Cricri a los gritos revelaban que mi ídolo no tendrá pies de barro, pero su talón de Aquiles es que entretiene (sólo mentalmente, por fortuna) al dingaling en horario de trabajo.

De más está decir que me contestó que no tenía ninguna dificultad con internet en ese mismísimo momento. Mientras tanto, yo repasaba mentalmente sus libros y lo imaginaba cortando las páginas, como hacen para esconder cosas en la prisión, y poniendo fotos de chicas que se sacan la ropa. (S and M. Cognition in the wild and wet. Lying on dicks.) Le agradezco y vuelvo a mi trabajo. Doy un gran suspiro y me siento en mi derecho. Al menos yo dejo mi dingalingueo para el domingo al mediodía.