domingo, 1 de mayo de 2011

Cricri, el filósofo concentrado

Hace más o menos un año me mudaron a la Siberia del lab. En lugar de estar en el mismo edificio que los investigadores, doctorantes, y masterianos, comparto una grande oficina con otros post-doc eyectados por el sistema. El cambio fue bien recibido, porque hay más luz, aire, y calma, por una parte, y por la otra se respira la concentración de la incertidumbre post-doctoril que genera trabajólicos. Explícome.

Cuando uno es estudiante de maestría, sabe que va a hacer un doctorado después; si doctorante, nos espera la post-doc (¿Cierto, Zoe?); si investigadores en Francia, tenés un trabajo de por vida, y no hay miedo al futuro. Pero el post-doc es una raza en tensión. Acumulamos 22 años de estudios, con la esperanza de pasar al rango de profesor o investigador vitalicio. Sin embargo, en el mundo hay trabajo para sólo una proporción de entre nos. Vivimos con, como única certidumbre, que ahora que se juega todo: El año que viene nos espera sea un puesto fijo (en USA? UK? Dubai?), y todo está ganado; sea el retorno, cabeza gacha, a nuestros países de origen, donde nuestras madres nos acobijarán como oveja perdida, y nuestros padres indicarán que ellos ya lo habían dicho, qué es eso de una carrera en ciencias. Haber estudiado ingeniería o alguna otra cosa útil, que con el estado del mundo no estamos como para juegos.

Entre los que caminamos la milla verde, hay uno que porta la máscara de la incertidumbre en cada movimiento. Cricri es mi vecino de la izquierda, filósofo de profesión, como lo testamentan las pilas izquierda y derecha de libros y papers que acumulan círculos de café. Si todos tenemos cara de sleep-deprived, él se lleva el premio; sus ojos hundidos, cansados, apagados detrás de sus anteojos tintados de verde predicen su joroba más que sus veintinueve años. Para mí fue, desde el comienzo, una inspiración. Los otros 8 o 9 de la sala no vienen si el día está lindo. O si vienen, a veces hasta llegan con alegría. Deben ya tener un trabajo prometido, o planes de dedicarse a la pintura. Pero Cricri, como yo, sufre y trabaja largas horas. Tic tic tic tic hace sobre su compu todo el bendito día. A diferencia de mí, sin embargo, él nunca suspira de cansancio. No lo he visto con la cara de tujes que yo pongo cuando me llega aún otro paper rechazado. Él le da, le da, y le sigue dando.

A veces, cuando él no venía, yo miraba su pila de libros. Truth and memory. Cognition in the wild. Lying and deceit. Él me explicó que trabaja sobre el concepto de la verdad -- la descripción formal y su evolución en la raza humana. Pucha, seguro que yo no entendería nada de eso. Y, a pesar de la dificultad de su sujeto, y de las opciones de laburo (que son probablemente aún más pequeñas que las mías ), Cricri seguía concentrado, desde el momento en que entra con paso cansado, hasta que se va con la sonrisa triste del que se sabe condenado a muerte.

Héteme aquí un día que tengo un problema con la internés. Me inclino hacia la izquierda para preguntarle a Cricri si él tambien. Dudo, primero, porque tiene su cara de concentración, la misma que adivinaba yo antes, hacía él también en el baño. Pero fue demasiado tarde, el velo había caído. De reojo vi su pantalla. No había fórmulas, árboles evolucionistas, ni hileras y columnas de letras, sino una chica sacándose la ropa. Y aunque no la hubiera visto, los movimientos convulsionados y el rostro enrojecido de Cricri a los gritos revelaban que mi ídolo no tendrá pies de barro, pero su talón de Aquiles es que entretiene (sólo mentalmente, por fortuna) al dingaling en horario de trabajo.

De más está decir que me contestó que no tenía ninguna dificultad con internet en ese mismísimo momento. Mientras tanto, yo repasaba mentalmente sus libros y lo imaginaba cortando las páginas, como hacen para esconder cosas en la prisión, y poniendo fotos de chicas que se sacan la ropa. (S and M. Cognition in the wild and wet. Lying on dicks.) Le agradezco y vuelvo a mi trabajo. Doy un gran suspiro y me siento en mi derecho. Al menos yo dejo mi dingalingueo para el domingo al mediodía.

martes, 5 de abril de 2011

Ventajas y desventajas de ser una pareja pareja

+ El trabajolismo del novio no interfiere con el propio -- y uno hasta se puede poner al día con el blog
+ El otro escucha con atención mientras uno lee en voz alta un libro de introducción a la macroeconomía haciendo voces y acentos
+ Uno puede dejar los zapatos tirados EN EL MEDIO DEL CAMINO y que al otro lo parezca tierno
+ Estar de pésimas un día y poder compartir tres películas al hilo. O estar peor que de pésimas y poder mirar dos seguidas sola con mi helado, con él trabajando en la otra habitación para dejarte tranquila.

- Con tanto trabajolismo, el departamento se acerca a la casa al final de 100 años de soledad (Naturaleza para nada muerta)
- Los dos se olvidan de hacer sendas declaraciones de impuestos; el uno, la hace con dos meses de retraso (1000 € de multa); la otra continúa a vivir en el argentinismo (léase, los límites de la ley)
- En la librería:
yo: ¿Se puede pagar con cheque? Porque me olvidé la tarjeta.
Cajera: Sí, como no. Pieza de identidad por favor?
yo: Ah, no, no la traje. Espere que busco al novio.
(Diez minutos después)
él: Y estos libros también. Con tarjeta por favor.
(pone el código, la máquina dice: CODE FAUX)
él: Pero... (me mira)
yo: No es 2539?
él: No, que me confundís! Pruebo de nuevo.
(CODE FAUX)
él: Pero no puede ser! Me olvidé de mi código? Pruebo una vez más.
Cajera: Mire que si no es, le anulan la tarjeta y después la tiene que pedir de nuevo.
él: No, estoy seguro, tiene que ser esto...
(CODE FAUX)
él: Uy no tengo más tarjeta. ¿Pagás vos?

viernes, 1 de abril de 2011

¿Y ahora, quién podrá ayudarme?

Otro día el, encontróme con mi amiga Roima, una muchacha de orígines claros e intenciones, dicen sus candidantes, oscuras. Me contó una historia para poner los pelos de punta a las que, como yo, temen como la más enormísima catastrófe, el arribo de un bepi con los propios genes.

Venía yo de decirle que las pastillas eran para mí un grillete. Una muestra diaria de la atadura, mucho menos graciosa que el hecho de charlar de quién baja la basura yo abriendo una caja de tampones y él una de Ging Seng (u otra porquería equivalente). Señalé mi tobillo, y se ve que ella asoció tobillo, correr, no tener donde correr, y me contó la historia siguiente. Agárrense bien del sillón para leerla, que da miedo sobre todo a aquellos que, como yo, tienen una sheeplike quality por la cual, en el fondo, sienten que Dios castiga el sexo amatrimoniado.

Roima tiene una vida amorosa estelar, con cuadros y anécdotas que podrían llenar las mil y una, que digo, las millones y una noches (aunque el título no tenga punch). Entre ellas, está la del capitán. (Las malas lenguas decían que Roima salía con un marinero, pero eso era pura envidia.) Cuando digo capitán, quiero decir un excéntrico inteligente que se divertía haciendo paseos transatlánticos y se hacía pagar por ellos. Esta vez traía a Roima de polizona, y polizonando estaban una noche cuando sucede un accidente.

- Y ahora, ¿quién podrá socorrerme?, pensaba Roima.

Pero era inútil llamar al Chapulín colorado, principalmente porque con ese gorro que tiene y después de las jodas de Póntelo y Pónselo, las probabilidades eran que el Chapulín se iba a poner de lado del forro y espetarle "¡Pero mirá lo que le hacés hacer! ¡Quién se queda tieso en esas situaciones!"

Les digo más, mismo si él pudiera sentir piedad por la pareja forrorrompiente, el llamado era inútil, hallándose los tristes tórtolos en el medio del océano, tan lejos del Chapulín mejicano como de muchas farmacias. Y, para peor, era un domingo de madrugada. L@s lector@as (¿de dónde cuerno sacaste esta idea, Dinga? Es hincha escribir esas palabras así, ¡protesto!) malévolas me dirán, ¿y a qué viene el día de la semana, si igual está en el medio del océano? Cierto, cierto, yo no me di cuenta cuando me relató la espeluznante historia, pero contesto ahora que el objeto es agravar la situación. Dada la dificultad de base de encontrar una farmacia abierta intraocéanica, las probabilidades de encontrar una abiértica el doménico eran mínimas, ¿se dan cuenta? Un horror.

No ogztante, la historia tiene final feliz. Como habíalo ya yo dicho, el capitán excéntrico era también inteligente, habiendo equipado su barco con un doctor del mismo tamaño que el Chapulín, pero con una valija dos veces su altura, repleta de píldoras mágicas que ni el profesor Chapatín podría crear. Y de ese cofre, sacó el doctor el polvo que cura el polvo, y Roima sigue, hoy día, rompiendo corazones (y ocasionalmente forros) sin que aquella océanica ruptura le haya creado panza.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado no sin un Amoraleja: Antes de cada viaje interocéanico, no olviden de equiparse de protector solar, protector del sur, y protector contra la falla del protector del sur, todos los cuales se encuentran en su farmacia amiga.

miércoles, 30 de marzo de 2011

AJ, el cancherito

Debo aclarar, que AJ el cancherito, es Llorente. AJ es su verdadero nombre, o mejor dicho, sus verdaderas iniciales, el se presentó así y yo nunca supe el nombre. La China lo bautizó Llorente, haciendo una referencia casi exclusiva para l@s lector@s rosarinos, refiriéndose al tan mentado programa el show de AJ, conducido por la celebridad local Alberto J Llorente.
Llorente fue (si mal no recuerdo) la tercera cita que surgió de la tienda online. Luego de no mucho intercambio cibernético, él propuso encontrarnos para un café, y yo, acepté, sobre todo porque en sus fotos se lo veía muy buenmozo (chupate esa mandarina, el termino que te uso).
Tampoco me acuerdo muchos detalles previos al encuentro, pero cuando nos encontramos (un sábado a la tarde), confirmé el buenmozismo. Llorente era alto, esbelto, flaco, lindo de cara, lindo estilo para vestir, es decir, aspecto físico: ganaba.
Pero perdía con lo otro…
Llorente llegó, se sentó, no se sacó la campera, y durante toda la conversación (que más que conversación fue un interrogatorio) mantuvo una actitud así como de “estoy acá para entretenerte la tarde, te hago el favor de congraciarte con mi presencia”. Como decía, me hacia preguntas, y yo respondía, hasta que en determinado momento dijo: hay algo que quieras preguntarme. Y yo, que no había traído el cuestionario preparado, quedé medio balbuceando, ya que justo justito en ese momento, no se me venía nada a la cabeza. No era lentitud de mi parte, creo, por el contrario, que mientras Llorente hacía preguntas y yo respondía, mi interés iba decayendo y ya que la conversación no se daba como una conversación normal, sino más como una presentación de antecedentes y lectura de CV, yo no pude emular el formato que el había decidido que la charla tuviera.
Llorente me cayó mal, pero le di crédito porque era lindo. Muy cancherito, muy pagado de sí mismo, muy mirando su teléfono y texteando mientras hablaba conmigo.
Volvió a comunicarse 1 semana después, y nunca me quedó claro cual era el punto de la llamada…viste esas llamadas que se nota que tenían un objetivo, ya que no eran llamadas “para charlar” pero al final el objetivo no se manifiesta y a vos te queda patinando el embriague cuando colgas…de todos modos, Llorente mencionó el hecho de que nos viéramos de nuevo, y como no sugirió nada en particular, yo le dije que lo llamaba cuando fuera a la city. Eso hice al día siguiente (sábado), y le pregunte si tenia planes para el domingo, dijo que si, que el domingo era medio complicado, pero que me iba a avisar cuando terminara. No avisó. Nunca más supe nada. Hasta anoche, semanas después, que me contacto en el chat con un elocuente dialogo:
El: what’s up
Yo: not much, enjoying the last day of vacation. How are you?
El: where are you now?
Yo: in Florida
El: You need to move there (aludiendo a otra vez no hace mucho que yo había ido a Florida)
Yo: No, I am not moving here. Just coming often.
El: ☺
Yo: ☺
Y se desconectó minutos después, sin decir chau.
El típico caso de: aparezco para que no te olvides de mi existencia. No quiero nada, no me importas, no me interesa entablar un contacto verdadero, no me interesa si estas bien o mal, solo te digo dos huevadas para recordarte que no te olvides de mi. Actitud masculina que me tiene SOBERANAMENTE (como diría uno de tus hermanos, nGa) PODRIDA!

domingo, 20 de marzo de 2011

Escenas de la vida conyugal (parte I?)

Encuéntrome atrapada entre la memoria del yo cáustico y descreído, y la nGaga actual, decía yo la vez antepasada, a resultas de lo cual me salió un estilo sombrío y hueco la última vez. Pero ésta abandono toda precaución* al viento para contarles un poco de mi última semana, tan rosa, pero tan rosa, que el fondo de este post les va a parecer aguadito.

Del principio de la semana no me acuerdo, lo cual no es raro porque por lo general el lu-ma-mie se pasa con 14 horas de trabajo, y pérdida de memoria subsiguiente. El jueves a las 9:30 pm casi tiro la mac al carajo del susto que me pegué al escuchar unos golpes atrás mío. Me doy vuelta y lo veo con la cara contra el vidrio, la boca bien abierta, y los puños ya apretados contra sendos utensilios de cocina imaginarios. La similitud superficial con el tango Cafetín de BA me inclinó hacia la idea de "Es tarde, tengo haaaame;" agarré mis cosas al vuelo, y su bailecito entre simiesco y pajaril me confirmó mi sapiencia. Hace tiempo que queríamos hacer fried rice con el ananá que compramos maduro hacía 3 semanas, y la receta recomienda preparar el tradicional Thai pineapple fried rice con un arroz algo viejo, por lo menos un día. Como somos personas muy organizadas, el domingo a la noche ya lo habíamos hecho (y consecuentemente olvidado, a decir verdad). Lamentablemente, no fuimos tan precavidos con el resto de los ingredientes, así que nuestro fried rice tenía garbanzos en lugar de arvejas, cebolla comunarda en lugar de echalots, pistachos en lugar de cajú, ciruelas en lugar de pasas de uva, sopa de sobre en lugar de caldo. Pensamos en remplazar el azúcar por miel, como para mantener el espíritu, y fue por poco que lo convencí que una ensalada de avocado y queso rallado no era un equivalente apropiado para la ensalada de mango y coco rallado que proponían como acompañamiento.

La noche del viernes comienza parecido, excepto que esta vez fui yo a buscarlo a las 8 pm, porque no había parado para desayunar, almorzar, o tomar la leche, y además, por alguna razón, tenía un poco de hambre. Le dimos al diente en el resto indio de la vuelta, y caminamos bajo la lluvia unos veinticinco minutos, hasta que yo recordé que él siempre pasea un paraguas en su mochila. Aunque estábamos a 2 cuadras de nuestro destino insistí que lo sacara, y luego aproveché la cercanía y codependencia que nos imponía el paraguas para caminar un poco cruzado, lo cual nunca falla para ofuscarlo. Mientras esperábamos la banda, nos dimos cuenta de que, a casi dos años de haber adoptado a Spot (nuestro perro imaginario), teníamos ideas completamente distintas de cómo es: Para el parisino, Spot no llega a 20 cm de altura; para mí es un poco más grande que un Huski, y por lo tanto, era imposible que - como argüía el novio - se hubiera escondido entre la batería y el bajo. Estábamos de acuerdo, sin embargo, en que tiene tendencia a estar algo mugriento; y evidentemente es el mismo perro que los dos imaginamos, porque cuando tocaron "El blues del gato", y yo hice un paneo con el dedo hacia la salida, los dos supimos que Spot se había ofendido con los jazzeros. No lo vimos a la salida, sin embargo, lo cual no nos sorprendió. Nos montamos en la cola del metro, y jugamos carreras en cada parada (te bajás, y tratás de subirte al vagón más lejano posible antes de que el tren parta de nuevo). Sí, la gente nos mira cuando hacemos cosas así. Creo que cuando hay un solo loco uno se lo perdona. Cuando es una pareja con cara de académicos llama más la atención.

Ayer la mañana pasó linda. Entre las cosas que puedo contar sin sonrojarme, empezamos un capítulo nuevo del libro que estamos leyendo, así que el mediodía nos encontró todavía en la cama, discutiendo acerca de si los cambios en las instituciones alemanas despues de las invasiones de Napoleón eran un experimento natural limpio (como decía el autor) o no. A la tarde fuimos a trabajar a un café, cuestión de evitar ciertas tentaciones en el departamento, y además sentirse menos responsables por el estado general mugrístico del lugar. En el camino de vuelta paramos a tomar una cerveza, y comer unas tapas, y terminamos hablando de los subtipos de científicos (el empresario, el funcionario, el part-timer, y el converso) y sus características. Después volvimos a casa y, a pesar de ser las 9, decidimos darle al laburo un par de horas más, hasta que yo de nuevo quebré, hice pan (horrible) y una tarta (aceptable), y después lo hinché hasta que abandonó también. Vimos una peli japonesa deprimente y violenta, así que después lo obligué a ver mi parte preferida de Howl's moving castle (nótese el ruido que hace el perrito).

Hoy también la mayor parte fue trabajo (e ignorar la mugre, aunque de maneras distintas: en un momento vi el polvo que había en el pasillo, y lo barrí hacia el centro de la cocina, de manera tal de obligarnos, la próxima vez que entráramos, a hacer la hinchazona parte de la palita; cuando volví, la mugre ya no estaba ahí, sino en un rinconcito, donde él la había metido para no deber enfrentarla.) Pero rescato el almuerzo, afuera porque hacía lindo. Anoche soñé que nos casábamos, así que hoy empezamos a planear la boda. Al principio, pensamos hacerla en el Polo Norte, porque Spot quiere ir a visitar su novia, que vive en Groenlandia. Él sugirió que Noemí, una mujer miniatura rusa-ucraniana que conoció él en un aeropuerto, y que, luego de hacerse famosa por su creación de medias dispares de alta costura producidas en masa (de allí la conexión con E, quien por vagancia raramente combina las medias), diseña escafandras para la NASA, podría hacer un vestido que me mantenga calentita a pesar del clima. Parece que Ninnnis el finlandés vendió su submarino, así que tendríamos que arreglar otro medio de transporte. De cualquier forma, el catering lo va a hacer Abel Bellota, mi buen amigo argentino que viene de una familia muy metida en la agricultura (su abuelo plantaba papas, y su padre se casó con una batata, así que ahora Abel tiene acceso libre a toda suerte de vegetales muertos -- parece que en el mundo de las verduras, devenir sopa es un privilegio). Para la música pensamos en los enanos de Papá Noel, que se las arreglan para todos los estilos - jazz manouche, vals, cumbia - todo, claro es, excepto los jingles navideños (pobres, están super-traumados). Ahora el problema es, ¿cómo sacarse de encima al borracho de Papá Noel?? Le conté que algún incauto lo había invitado al casamiento de la hermana de Gladys (una elefanta a quien le encanta chismorrear y que nos llama cada vez que estamos cerca de un zapato, un lapiz, o cualquier otro objeto cuyo largo cubra la distancia entre la oreja y la boca) y que la había manoseado a la mamá de Gladys. Claro, no lo queremos invitar, pero tampoco podemos dejar que se enoje, porque si no después no vamos a tener regalos en Navidad. Y ahí se nos ocurrió una idea buenísima: Lo hacemos el 24 de diciembre, cuando los enanos están libres pero Papá Noel ocupado; en el Polo Sur, donde vamos a tener un día de 22 horas; y que igual está cómodo para la novia de Spot, porque toma la carretera interpolar por el centro de la tierra, y llega en dos patadas, sobre todo el 24, cuando no hay nada de tráfico. Qué bueno que ya tenemos todo resuelto.

* La verdad que me da un poco de vergüenza, bah, una vergüenza triple todo esto. Sobre la una mano, me doy cuenta de que estoy en mi salsa, que objetivamente esta relación anda bien, y que conozco poca gente con quien pueda coordinar en intereses tan bien como está representado en esta entrada. Seriously, ¿quién otro va a ser tan trabajólico, al mismo tiempo que puede pasar un almuerzo entero discutiendo un casamiento imaginario e inventando personajes conmigo, e incluso terminar la discusión con un abrazo fuerte y un "t'es fantastique, je t'adore"? Sobre la otra mano, sospecho que ésta es la "parte I". Está claro que la gráfica (tiempo en el eje x, bienestar conyugal en el y) tiene algunas variaciones, altos y bajos, con un promedio corriente que, en los más afortunados, sube en el primer año, se mantiene estable por un tiempo, y luego, más tarde o más temprano, se precipita a las profundidades del divorcio, del odio, del aburrimiento, del desinterés, o de la costumbre, hasta el punto que uno mira para atrás y no entiende cómo puede haber estado tan enganchado. Y ahora que me asomo desde este nuevo vagón a mis viejos mensajes, veo el cambio, me doy cuenta de mi propia incoherencia, mi auto-ceguera. Ustedes nunca podrían haberse dado cuenta, pero la misma persona que hoy firma esto y que hace 2 años se juraba curada de los hombres anotó en un comentario al segundo post ever published on dingalingliga (registered trademark) "cómo me voy a divertir en París con este hombre", este hombre siendo aquel en quien decía no tener ningún interés whatsoever hace 2.2 años y con el que ahora convive. Así que, sobre la tercera mano, con esta entrada me preparo a que llegue un día en que lea estas mismas palabras y piense, "pero qué pedazo de retardada, ¿cómo yo, yo mismita, pensé que uno podía ser feliz siendo de a dos?" o alguna otra cosa que, con la sabiduría del tiempo, haya podido ver en el ahora y que ahorita se me escapa. En definitiva, el punto número 2 (o b) de la entrada última de Dinga, acerca de las anteojeras enanísticas que nos impiden ver lo evidente.

jueves, 17 de marzo de 2011

todo todo todo se repite repite repite (La remake)

Años atrás ( y me siento vieja de solo decirlo) escribía una entrada que hablaba de cómo todo se repite, claro que, often times, lo que se repite es lo malo. Porque ya sabemos que yo, Dinga, tengo dos cosas en contra: 1) la manada de rinocerontes que meó mi destino, y 2) no prestar atención a los enanitos verdes que me avisan que estoy por meter la gamba.
Y lo que se repite, es una de las cosas que motivó la existencia de este blog, es decir: POR QUE CARAJO REAPARECEN LOS EXes?
Resulta que yo, muy campante, me fui a la ciudad a una (otra) cita. Esta cita venía bien, y tengan paciencia, ya hablaré de eso. Pero ahora quiero contarles justamente, que todo se repite. Habiendo finalizado la cita que duró 3 horas, sushi y buena conversación de por medio (digamos que ese es el preview de la película que les contaré luego), me subí al auto y me puse el cinturón y agarré el teléfono para llamar a mi papa que me estaba esperando. Agarro el teléfono decía, y ahora que tengo un teléfono cheto (no como el que tenia cuando era una estudiante pobre) este no me muestra la imagen del sobrecito de mensaje de texto, sino que me pone el nombre de la persona que me envió un texto. Ahhhh dirán ustedes…y que nombre apareció? El Futbolero J! Cumpliendo la infalible premisa de que, todos vuelven! Las putas, que si no vuelven, te mandan el recado. Este recado decía: Hola, te quería saludar. Espero que esté todo bien. Y entonces cuando consulté con los especialistas, como por ejemplo La China, ella dijo lo siguiente: no le importaba saber como estabas, no le importaba saludar, no quería volver con vos, solo mandaba el mensaje PA JODE! Que claro, la que había dicho semejante frase celebre había sido yo, años atrás, cuando escribía sobre este mismo tema.
No deja de sorprenderme (entre tantas otras cosas) que los hombres tengan tan POCA capacidad para algunas cosas (muchas quizás) y tanto olfato para otras. Es decir, no me escribió cuando la cita con Reno Rodolfo Limón, no me escribió cuando la cita con Llorente, dos citas que fueron desastrosas, me escribió en el memento exacto en el que culminaba una cita buena, en la que la había pasado bien, en la que dije…mira…capaz este pibe vale la pena eh. Luego, corroborando fechas, comprobé que hacia exactamente un mes desde el ultimo intercambio de textos que tuvimos, y exactamente dos meses desde la ultima vez que nos vimos. Entonces, será como dijo La China, que escribía para celebrar el mes de aniversario del abandono. Que noble!
Y ahora, se llamará a silencio hasta que algún día se le ocurra celebrar el aniversario del día en el que me echo flit porque yo sugería que no miráramos 10 horas de futbol por día. Y aun así, me voy a dormir contenta de saber que hay hombres, como el de la cita de hoy, que no están interesados en el futbol, ni en mirarlo, ni en acompañarlo con cerveza y papitas, como dijo El Futbolero J que le gustaba pasar sus domingos. Hay hombres que te entretienen con su charla y que cuando te levantas de la mesa, agarran tu campera y te la sostienen para que te la pongas. Toma mate! Ah, se estarán preguntando si respondí o no al mensaje del futbolero, sí, respondí: Hola, si, todo bien. Espero que esté todo bien con vos. Yo respondí como 2 horas después, pero el inmediatamente (raro, porque eran como la 1.30am y el normalmente está durmiendo a esa hora) me respondió: si, todo ok, gracias. (¿??) te lo dejo pensando… como me decía mi analista.

domingo, 13 de marzo de 2011

La cuestión es: cuándo llega el olvido, o qué es la consciencia?

Me llegó una invitación a un congreso en el cual pienso que Dinga, yo, y muchas otras -- pero sobre todo yo -- podríamos hacer una ponencia para volarle los zoquetes al más descreído. La invitación comenzaba así:

Three ideas are widely agreed upon: (1) that we are reasons responsive beings, (2) that the practice of giving and asking for reasons plays a prominent role in our everyday moral practices, and (3) that there exists some kind of trustworthy relation between our reasons and reason talk and our subsequent actions.
Developments in the Behavioral, Cognitive and Neurosciences (BCN sciences) indicate that much of what we do takes place at an automatic and unaware level, and that the reasons we provide to explain and/or justify ourselves should not be taken as reports of introspected internal states that precede our bodily movements. Also, more generally, it appears that what we do (and do not do) and for what reason is less transparent to ourselves then we might assume.

Dinga hace poco se preguntaba cuándo le iba a llegar el olvido, o porqué el estrujón de panza. Ella piensa, o al menos pensaba (cuando el estrujón venía por el lado de Monsieur Banana), que el estrujamiento quiere decir algo. Yo me ando la mayor parte de la vida con un apretoncito ahí en el ventrículo izquierdo, que se hace más o menos fuerte dependiendo de: (a) cuánto haya trabajado ese día; (b) cuándo fue la última vez que la llamé a mi mamá; (c) si vengo de comerme un kilo de dulceleche mirando tres capítulos de Gilmore Girls al hilo; y muchos otros factores. Hace mucho lo llamaba angustia de vida, desesperanza ante un mundo imperfecto y lleno de sufrimiento; los últimos años lo canalizo como culpa (por mi trabajo, mis ausencias, mi cuerpo); pero en el fondo sospecho que la descripción más apropiada está más cerca de los humores: nGa como una botella zarandeante llena de líquidos multicolores cuya proporción cambia con el tiempo. En otras palabras, sospecho que esas sensaciones no quieren decir mucho; o que son muy significativas, pero imposibles de decriptar (porque las razones que me doy son completamente posthoc); de una forma o la otra, son inútiles.

Pero qué nos pasa, Dinga, que tenemos un tono tan sombrío últimamente? Me voy a pasear a ver si se me va un poco la seriedad.

Blancanieves y el enano lineal

Entonces yo, Dinga, me dije a mi misma…y bueno, si no hay otra, agarra al enano, y decidí jugar a Blancanieves, pero a falta de 7 enanos, que capaz si los poníamos uno arriba del otro, hacían un pibe alto, encontré un enano solo. Este enano no era de los enanitos verdes, era un enano marrón. Marrón su color, y marrón su apellido, justamente: el Enano Brown.
El Enano Brown charlo un poco conmigo en el chat, y me dijo cosas como: que yo era muy hermosa, que no creía que pudiera existir mujer como yo, etc. etc. y dentro de todo (es decir, dentro de todo en la tienda online de saldos y retazos) yo dije, le daremos una chance. El Enano Brown dijo que quería conocerme mejor, pero, como la mayoría de los que he encontrado hasta ahora en la tienda, no procedió a continuar ninguna aproximación que lo condujera hacia “el conocerte mejor”. Entonces sábado a la noche, viendo que estaba online y ante previa autorización de mi amiga la China, le mande un mensaje carnada “espero que estés disfrutando tu fin de semana”. A mi, honestamente en toda honestidad, me importaba un carajo si el enano estaba disfrutando o si se acabada de apretar los dedos con la puerta y lloraba de dolor, me importaba, literalmente, un carajo. Pero le mande ese mensaje como para ver si captaba la onda y mordía la carnada.
Que piensan que pasó? He aquí su respuesta a mi mensaje: Hello Dinga... I am enjoying my weekend. I am just finishing a drink getting ready to call it a night. I hope your weekend is going well too. :-)
Es tan, pero tan tan lineal la mente masculina el pobre enano lineal no captó que mi mensaje era un mensaje abre puertas? Un mensaje carnada? Un mensaje que decía: dale enano, dale nomás que está todo bien, avanzá un cacho. Y así fue, como en el instante mismo en el que decidí jugar a Blancanieves, la realidad me escupió en la cara. Nada más lineal y simple que la mente masculina.

sábado, 5 de marzo de 2011

Cuando llega el olvido?

Me levanté de relativo buen humor, es decir, no tuve sueños angustiantes que me hicieran sobresaltar, por lo tanto, me levante bien, digamos. La lluvia y el CONSTANTE cielo gris de la Atenas americana nunca ayudan, pero bueno, pongamos que ya falta poco para la primavera, y que después de la primavera indefectiblemente vendrá el verano, así que en un par de meses más, quizás…quien te dice, sale el sol. Entonces decía, nublado juega en contra, sueños que no me sobresaltaron juega a favor. Pasé la aspiradora, ya que muy a menudo hago estas tareas cuando estoy todavía en un estado semi-inconsciente, lo cual evita que pueda encontrar excusas y de tal forma terminar no haciéndolo. Al mismo tiempo, mientras hago estas tareas que son mayormente físicas, me voy despertando y para cuando termino, ya más o menos puedo pensar.
Así entonces empezó mi día. Después me calenté en el microonda café que tenía hecho del día anterior, hice dos tostaditas, les puse mermelada de naranja, me senté en el sillón y abrí la computadora, es decir, el Facebook.
Y mientras le pegaba un bocado (seguramente grande, porque mi mamá dice que yo pego bocados grandes, y no pierde oportunidad de recordármelo) a la tostada vi que El Futbolero J había puesto fotos. Se me estrujó un poco la panza y me tuve que tomar un trago de café ya que la tostada de me hizo una pasta en la boca. Se preguntarán ustedes que eran las fotos, quien estaba en ellas, por que se me estrujó la panza… a ver, vamos por partes: 1) las fotos eran de él, de él mismo y solo; 2) no sé porque se me estrujó la panza, y hete aquí (esdeaqui, como diría Silvia –chiste interno para mi amigo Pablo) que por eso mismo estoy escribiendo, por eso mismo me estoy preguntando que carajo me pasa. Más a su favor, (al de ustedes digo, o al de su argumento, que ya más o menos me lo imagino), El Futbolero J, como ya expliqué anteriormente, no es muy agraciado, y fotografía bastante mal el pobre, así que ni eso, ni siquiera decir: ay pero que lindo que era, mira el novio buen mozo que me perdí. No, el novio que perdí era más bien feito, regordete, egoísta, chinchudo, con un pasado de mierda que -aunque él lo negara- influía su presente y su manera de ser y de relacionarse, con un trabajo que evidentemente no le alcanzaba para pagar las cuentas y que lo ponía más y más chinchudo, al punto de TODOS LOS DIAS tener algo negativo para comentar al respecto, un novio que quería mirar 230284 horas de futbol (or any sport, for that matter) y que el día en el que hice algún planteo medio quejoso y sugiriendo que estar juntos implicaba coordinar dos vidas, decidió salir corriendo como rata por tirante. El noviazgo con este novio fue corto, y no tuvo nada de noviazgo, pasamos de la nada al todo en un minuto, como esos autos nuevos que aceleran rapidito. La nada, ya sabemos, es la nada, es estar sola, o estar junta pero maltratada, pero el todo, en este caso, fue un todo un poco raro, fue pasar de la nada, a algo que parecía un matrimonio de 20 años. En mi opinión, un matrimonio de 20 años equivale a algo malo, lo aclaro por las dudas. Equivale, ponele, a mirar tele en el sillón todo el fin de semana en buzo o pijama.
Me quieren explicar entonces por que corno se me estrujó la panza? Por que corno me sigue pasando eso después de mas de 1 mes de no verlo, de no escuchar su voz y de haber recibido algún que otro text message?? Y durante este tiempo, no es que me la pasee llorando, fíjense que lo conocí a Reno Limón, y también conocí a Llorente (esa se las debo, paciencia, no me olvido). Trabajé, charlé con amigos/as, escribí este blog, mantuve la casa más o menos ordenada…es decir no, no me la pasee lamentándome. Y aun así se me estrujó la panza??? Les dije que la historia con El Futbolero J NO tenía tono de blog…no digan que no les advertí.

martes, 1 de marzo de 2011

Un llamado a la solidaridad

Se solicita información sobre el paradero de mi amiga Ng.
Señas particulares: ojitos tristes, lunar en el labio superior, una altura tan considerable que me hace lucir enana como nuestros enanitos verdes en todas las fotos, preciosa cabellera abundante sobre la cual ella despotrica por su mafaldismo, pies para los que cuesta encontrar zapatos, sonrisa de gioconda y una belleza de top model que cualquier Pancho Dotto quisiera tener en sus pasarelas.
Quien la secuestró????????
Mi amiga Ng era cínica, y descreía totalmente en esto de emparejarse, casi me atrevo a decir (y esto basándome en sus propias palabras) que descreía del amor. Y yo, la pobre Dinga, era la helpless romantic que protagonizaba las historias de quinceañera enamorada, es decir, a 20 años después de mis quince. Yo era la que protagonizaba las historias amorosas y Ng las sexisticas. Yo era la que me emocionaba con el video de la pareja de oteritos que dormían la siesta tomados de la mano (btw, como se dice ese animal en español?) Y ahora, me vengo a enterar que Ng no existe mas….quien la secuestró???????
Ng, como decía, se fue a vivir a Paris, la ciudad del amor….y yo quedé en Midwest Americano, será que eso explica todo?

Respuesta al post de Rodolfo el Reno

No sé si se nota, pero el post fue, originalmente, un correo. Acá va la respuesta, con nombres cambiados para proteger la identidad de los involucrados.

Tengo mucho en la cabeza en torno a todo esto que contás y otras cosas
que charlé con una hermana el martes y con otra el miércoles, y aun
otras que pensé ayer cuando hablé con mi cumpa de uni que está
viviendo aca, sobre el sujeto parejil, o, dicho de otra forma, el
dilema que fundó la liga dingalinguense, o, dicho incluso mas claro
por vos, qué CORNO estás haciendo "acá," en el mundo de la cita o la
pareja. Por ahora no voy a hablar de las otras cosas, si no solo de lo
que vos mencionás en este mail.

Sí, lo asumo, sobre la base de extendiente experiencia (y sin pérdida
del enanito que me asegura que todo se va a ir al carajo un día y que
vivo un sueño), empecé a creer en la posibildad de una pareja entre
iguales, por el bien común e individual, que te hace más fuerte y más
vos, y además es divertida. Pero eso no quita ninguna fuerza a mi
creencia de base, fundada sobre mis 29 años de solterìa salpicada de
hombres y una formación científica experimental, que es:

****La idea misma de pareja es equivalente a una ruleta rusa kamikaze,
en la que 4 de los 5 compartimentos del revolver están cargados.****

Bueno, en mi pasado, las probabilidades son algo más desfavorables, 19
de 20, ó 199 de 200 terminás con un agujero de más. Así que me
arrepiento de haber sugerido volver a match, porque yo _sé_ que the
odds are against you.

La cita es como una entrevista de trabajo, me decía yo. En realidad es
mucho peor, porque al menos en una entrevista las relaciones de poder,
quién quiere a quién, están claras. En cambio, en una cita ni siquiera
está claro que uno quiera a otro. Sí, de base uno está probándose al
otro, para ver si le va, y el otro a uno; pero a esta desconfianza, se
le suma que las partes no quieren ser rechazadas, entonces intentan
atraer; y a eso se le suma que cada una de las partes hace en su mente
el cálculo mental que el otro debe estar haciendo. ¡Qué agotador! Who
can 'just be yourself' in that situation? Quizas Claudio-Reno es una
persona piolisima. Bueno, probablemente no, pero al menos aceptable,
como para tomar un cafe o una cerveza. Pero salpicalo de nervios, y
ahora intentá imaginar una vida con él, porque te lo estás probando.
Mezclar los ingredientes, poner en Panera cinco minutos a 40 grados.
Resultado: un café negro y chiquito se vuelve una pesadilla. Para
peor, Renos-Claudios hay a mansalva, mientras que Dingas hay muy
poquitas, quizás una sola. Y entonces no es sólo que la cita es un
garrón porque Claudio no es la espléndida persona que él sabe ser.
Reno se vuelve como uno de esos espejos enfrentados, en los cuales una
se ve repetida al infinito, en una, y otra, y otra cita mal parida.

Ya sé, hasta ahora no hago más que re-describir lo que viviste. Y
todavía no terminé, aguantáte un cacho.

De ahí se va Dinga con un agujero de tristeza en la panza, y recorre,
con ese ánimo, el barrio desde el cual la bala (es decir, el boludo)
que le hizo un agujero en el corazón le manda hoy correos a otras
incautas desde una computadora prestada por Dinga misma. El horror, el
horror.

Está claro que no hay justicia en el mundo cuando ese otro guacho fue
del amor absoluto al silencio y el robo en 3 meses. Y la falta de
justicia no es sólo para vos, si no también para Reno, quien ya se
había imaginado lo bien que te iba a limpiar el auto cuando viniera a
visitarte los domingos. Me lo imagino caminando por otro barrio, por
ejemplo el famoso barrio toba de Columbus que mentás en tu correo, y
pensando en tus largos cabellos sedosos, preguntándose porqué no le
diste una oportunidad, y si quizás fue un malentendido y hay una
chance, y cuánto tiempo espera para mandarte un correo.

¿Vés a lo que voy?

El mundo parejil es un campo minado. Sobre los puchos: "Smoking kills,
Nicotine causes lung cancer." Acá, en los anuncios de quesos: "Evitez
de manger trop sucré, trop salé, trop gras, Mangez au moins 5 fruits
et legumes par jour." Y por qué no en la página de match "Dating
breaks hearts. Dating causes serious hopelessness. Avoid dating on an
empty stomach."

¿Qué hacer?

Para mí, ya sabés, opción número uno, top of the charts, la única
opción que me devuelve el algoritmo que tengo en la cabeza: ser sola.
Lo sé, es impracticable, o irrealista, o feo. Opción número dos, ser
muy selectiva. ¿Para qué salir con Claudio? Me gustó la metáfora de
los espejos enfrentados, pero también tengo otra, acerca de 'probarse'
= trying on. Es como si de base te sentís gorda, y decidís pasarte una
tarde probándote vestidos dos talles más chicos. Deprimente, ¿no?

Pero vos me dirás, ¿cómo voy a saber sin probar? What if he was the
one, and I didn't meet him, and he slipped through my fingers! Quizás
me lo esté inventando, pero el verdadero Dingo no renuncia al primero
contratiempo. Si se escriben y todo va bien, y propone un encuentro, y
vos decís, "Mejor hablemos por teléfono primero," Dingo va a pensar
"Qué güacha, qué se hace" (vos pensarías una cosa así, no?), pero va a
decir "Bueno dale, te llamo ahora".

En retrospectiva, no sé si te pregunté ya, lo de J, ¿no te parece
que pasó muy rápido? ¿Por qué te apuraba tanto este hombre? Dijiste
que no era impulsivo, pero demandarte que estuvieras "all in" después
de 4 semanas (en las cuales se vieron 2 veces) me parece tan exagerado
para el lado positivo, como lo fue su reacción negativa cuando las
papas se tostaron un poquitito.

Entonces, don't be done with this dating crap si no querés volverte
una solterona de alma como la tía Ng, pero hacélo con más cuidado.

Me alegro que la pasaste bien con esta muchacha. ¿Es la que tenía un
bebé? ¿Hablaron de pañales, o estuvo lindo denserio? Por algo se
empieza. Espero que el círculo se siga ampliando. Dinga solita en el
midwest hace triste.

Un abrazo chiquito y fuerte. Viste que hasta puse los acentos y la eñe
para contestarte finalmente como se debe.

La vendida no vuelve, pero viene otra

Como hizo Dinga, mi primer nuevo post es un despertar, un ponerlos al día. Y empieza con una semi-muerte.

¿Se acuerdan de ese espíritu libre y algo desalmado, aquella que daba y quitaba y daba un poco más a quien pasara, descreída de la constancia y el cariño? No existe más, ahora hay otra, que no sólo up and fell in love, un error pasajero. O mismo up and moved in with him, porque -ahora que lo he hecho- casi se justifica en ahorro. Nooo, es peor, mucho peor, me gaguifié, completamente.

Porque como decía Dinga, es comprensible que uno esté de a dos, pero ser de a dos... vamos. Eso es un truco, un producto de Hallmark y las empresas de sales de baño y cremas porque así hacen plata el día de San Valentín. Creer en SER en pareja es, a mi juicio científico, equivalente a convertirse a una de esas religiones en las que donas tu plata a la iglesia. Es una locura. Es ridículo. Es tonto. Y sin embargo, eso es lo que estoy haciendo.

Entonces releía viejos posts y escuchaba la voz de ella, la vendida, yo, y no me reconocía. Y no era la única. Ni siquiera pude convencer a don Google que seguía siendo la misma. Claro, habiendo olvidado el username, password, fecha de nacimiento, pregunta secreta, y al menos uno de los contactos más frecuentes, Sr. Google no podía hacer milagros. Entre creer que yo era una impostora o, como yo argüía, sólo estaba pasando por una crisis de identidad, Mr. G optó por lo primero.

Así que me vi forzada a crear una nueva identidad. Ahí se fueron dos semanas, en las cuales observé, con cuidado, qué había devenido de Ng. No era más la impronunciable, desafiando las reglas del buen gusto y la fonología. Era rrrrra o xxxxxa (como sea que se escriba la r francesa, como una gárgara), porque eso es lo que hago ahora. Lo miro y, a veces literalmente, digo "Ga". Wait, it gets worse. Él me contesta "ga". Y ahí los dos empezamos a decir "ga ga ga". O peor aún, "te adoro" "¿Hasta dónde?" "Hasta el centro de la galaxia" "¿Cuál?" Y eso es cuando no estamos siendo cursis. ¿Ven lo que digo? Un horror.

No podía fingir que era Ng todavía, así que la nueva yo es nGa. Ser en transición, entre la cerrazón velar y la apertura.

Y ahora, a ponerme al día con Dinga, que ha estado de lo más ocupada, vieron.

sábado, 26 de febrero de 2011

Era Rodolfo, un Reno.

Llegamos, entonces, al climax de online dating, porque estarán ustedes de acuerdo conmigo en que luego del Futbolero J, que quiso ser mi novio en dos días, y dos días después me devolvió con una estampilla en la frente que decía “no quiere mirar fútbol todo el fin de semana, no sirve”, nada puede ser peor. Pero soy yo, Dinga, y en la vida amorosa (?) de Dinga, todo siempre puede ser peor.
Fue así que cuando aun me encontraba shockeada por la noticia, mi amiga Ng me preguntó si iba a volver a aventurarme al online dating, y yo, después de meditarlo un poco, dije…y masi…vamos a ver. Y entonces comencé una interacción con Reno, the Reindeer, Reindeer Limon (ese era, exactamente su nombre, en ingles, claro).
Resulta que Reno, después de unos varios emails, extremadamente acartonados para mi gusto, con un estilo muy OCD, decidió proponer un encuentro, y como Reno se jactaba de ser nativo de Ohio y de conocer muchos buenos lugares, y como también se jactaba de varias muchas otras cosas (como por ejemplo, los intereses mas diversos, a saber: skydiving, paraglading, traveling, iceskating de velocidad, music of all kinds, archaelogy, museums, mechanic stuff such as cars, planes, motos, swimming y probablemente sigue la lista pero no me intereso conocer mas) y que ante cada comentario mío el retrucaba con un: funny that you mention that, I was in the swim team, funny that you mention that, I participated in an archaelogical dig, (aunque muchas veces, mis comentarios no tenían relación alguna con su "funny that you mention...retruque) Reno se afanaba por poner en evidencia aquellos variados intereses de los cuales se jactaba y yo no hacia mas que pensar “que tiene que ver el culo con la sociedad de fomento”. En fin...Reno se jactaba de todas esas cosas, y yo las ponía en una lista mental, una al ladito de otra, juntas con su trabajo: algo de computadoras y redes que por supuesto no entendí, un poco por desinterés y otro poco porque la descripción tenia muchos acrónimos y siglas que yo desconocía y no me preocupe por descifrar. Entonces, decía, yo hacia la lista mental de sus variados intereses, y, to say the least, yo pensaba...hmmmmm variados indeed! Y asi se me iba perfilando, una persona super estructurada con un gran esfuerzo (tan autoimpuesto como mi paciencia) por demostrar y demostrarse lo contrario y to, for a change, think outside the box…poor thing.
Así que Reno decidió que iba a ser mi travel agent, y después subió de categoría y decidió que iba a ser mi tour guide here in the Buckeye state. Entonces se le ocurrió, que para nuestra primera cita podíamos ir a un National Park que queda en nosedonde, a más o menos 2 horas de acá, para ver...no se muy bien que, porque Reno argumentaba que era lindo y tenía un lindo visitor center (sería lindo porque te dan lindos folletos?) y un pequeño museo....Yo sacudí rápidamente mi perplejidad y pensé...si, lindo el parque, el visitor center y el pequeño museo de vaya a saber que, seria tan pero tan lindo visitarlo...pero: en verano, con una persona querida, hacer un picnic en el tan mentado parque, y no tener que aguantar a un desconocido 2 horas en un auto. Entonces, corriendo el riesgo de parecer una conchuda (que total ya lo soy) dije...si, que lindo, pero lo dejamos para cuando haga un poquito más de calor y no este nevando, no te parece? Ah si...dijo Reno, hace sentido. La cosa es que, Reno que ya mostraba más a las claras su OCD, quedo descolocado ante mi negativa y se vio forzado a buscar otra actividad, para nuestra primera cita. Y yo le decía, no te preocupes, podemos hacer cualquier cosa. La organización le llevó unos buenos, 20, quizás 30 minutos, y mi libido caía en picada, y cuando finalmente decidió, después también decidió indicarme donde tenía que estacionar (¡!!).
La idea original de Reno, había sido ir al parque, a las 12 del mediodía del domingo. Habiendo quedado el parque descartado, cruzaba yo mis dedos para que lo atacara un rapto de sentido común y se diera cuenta, que el domingo yo no tenía mucha voluntad de levantarme temprano especialmente para ir a una cita con él, con Reno. Entonces dije...y no te parece mejor a la tarde temprano? Considerando que yo tenía 1 hora y media de viaje. Ah si, bueno, pero al final, cuando ultimó los detalles (que a mi entender ya estaban ultimados) dijo, ah bueno, entonces el domingo a las 12, no? Emmmm mi idea de tarde temprano son as 2, las 3, las 4 ponele, pero sabes que? si dale nomás, encontrémosnos a las 12.
No se si recordarán Ng, querid@s lector@s, el dibujito del gallo Claudio, aquel que decía, pásame la bola, chico.
Y te preguntaras Ng, el porque de la conexión...no, no es una conexión zoológica Reno=Gallo, es que el buen muchacho Reno (como Rodolfo el de la nariz roja) hablaba TAL como el gallo Claudio (que lo puedo imitar, si el blog tuviera sonido). Error gravísimo de mi parte, no haber hablado por teléfono previo al encuentro.
Y así fue. El primer shock fue la llamada que le hice cuando llegaba al encuentro, es decir, al estacionamiento donde Reno me había indicado estacionar. Reno era bajo, o alto como yo, tenia el estilo de no tener estilo: jeans de abuelo, unas zapatillas como de escalar montañas, una remera lisa, un gorro de pitufo y unos guantes de lana muy calentitos y peludos. Reno hablaba como el gallo Claudio, y se entrecortaban sus palabras, interrumpidas por su gran nerviosismo. A Panera (referencia para los que no viven por estos lados: una cafetería) nos dirigimos, porque Reno quería caminar por el campus de OSU, y yo, volví a recordarle, que hacia 2384902390 grados bajo cero y que prefería ir a sentarme en un lugar donde no se me congelara la nariz. Ah si, hace sentido, dijo Reno. Y pedí un café, regular, chiquito, Reno había dicho que era su treat (es decir, que pagaba él), faltaba menos, pensé yo) y nos sentamos. Reno sacudía las manos, de un lado a otro, no frenéticamente pero con un movimiento de incomodidad, como diciendo, tengo estas dos cosas acá y no se que hacer con ellas. Yo, con calma Zen, comencé una charla quien sabe porque y sobre que, mientras me decía a mi misma: no menos de una hora, para no quedar como una irrespetuosa, pero tampoco más. Y pronto me puse a hablar de mi trabajo, y entonces comenté que mi jefa que es tan desorganizada, me había avisado a ultimo momento que tenía que hacer un trabajo para el lunes y que entonces me iba a tener que dedicar a hacer eso, lo mencione, así como al pasar (tan rápido como mi imaginación me permitió inventar la mentira), pero seguí hablando. Seguí y seguí, y me escuchaba mis propias palabras para no escuchar mis pensamientos y por la ventana los enanitos verdes me decían: pero que corno, que CORNO estas haciendo acá?
No permití que Reno metiera bocado, no me intereso escucharlo. No toleré su nerviosismo, ni su inseguridad, ni su sonrisa incomoda, ni su voz de gallo Claudio, ni sus jeans de abuelo, ni su voluntad de demostrarme como había estudiado cada uno de los detalles de mi perfil y de mi facebook.
Y cuando me aburrí de escucharme a mi misma, le dije que me tenia que ir. Reno había intentado llevarme a caminar, otra vez, para mostrarme no se que edificio de la universidad, y yo muy amablemente, me disculpé y dije, la verdad que hace mucho frío y yo no tengo gorro de pitufo ni guantes de lana, así que paso...y la cita terminó, en una esquina, porque Reno no tuvo la amabilidad de acompañarme hasta el estacionamiento (que estaba 1 cuadra más allá), cosa que agradecí, eternamente.
Amargura me produjo, y tristeza. Y me quedé como con un vacío acá, en la boca del estomago (que nunca se muy bien donde se ubica, pero es acá, en algún lugar de la panza) y con la firme idea de "I am absolutely done with this dating shit!" Y lo único que quería hacer era irme a mi casa y llorar, llorar de amargura y tristeza, llorar de vacío acá, en la boca del estomago. Pero no me fui, porque había quedado con la chica de Columbus una potencial amiga que conocí en el verano y que aparece once in a blue moon, y entonces me quedé. Y yo, que tengo siempre los astros tan bien aspectados, le pedí a la chica que me diera la dirección de su casa (ahí es donde habíamos quedado en vernos) para rápidamente conocer que la chica vivía justo al ladito del Futbolero J. Ponele que podría haber vivido en Echesortu, o en Alberdi, en el barrio Toba o en zona sur, es decir, las mas diversas locaciones que bien ofrece una ciudad grande, pero no...porque claro, la manada de rinocerontes que algún día meo mi destino, se hizo notar. Y entonces yo, que ya había recordado a El Futbolero J en el momento en el que Reno demoraba incontables minutos para organizar una salida y que indefectiblemente compare, me vi sumida nuevamente en la mas profunda soledad, sin haber recuperado aun mi corazón roto y tuve que enfrentarme a pasar por su casa, y a revivir, los no tan lejanos recuerdos.
Con la chica la pase bien, charlamos bastante. De Reno me olvidare en pocos minutos (y no digo que ya lo olvidé, justamente porque lo estoy recordando todo para contarlo con fehacientes detalles), de que el corazón me duele por un tonto que me lo estrujo como un trapo rejilla me olvidaré algún día, pero el cansancio y la amargura que todo esto me produce, no sé...eso no se si lo olvido.

viernes, 25 de febrero de 2011

Easy come, easy go. O...30 dias y le devolvemos su dinero.

Me siento tan rebelde como aquel día que la Chiqui dijo “carajo mierda” y quedó registrado para la posteridad. Hoy yo, la Chiqui Dinga, que sé que me debo a mi público, me rebelo y digo “carajo mierda”. Sé que querían detalles, pero les juro que intento, intento con mi mayor dedicación, pero escribo algunas oraciones y no puedo seguir. Entonces, mis querid@s lector@s, voy a tener que darles una versión cortita y al pie, para ver si de momento podemos poner a un costado la historia con El Futbolero J y darle para adelante. Es decir, ofrezco aquí un relato muy sucinto de los hechos ocurridos, sin entrar en reflexiones, hipótesis, conjeturas o detalles.
Primer encuentro: sábado a la noche, bien. Amague con irme a mi casa al terminar la cita pero la niebla en el camino me impidió llegar, pegue la vuelta y me quede en lo del Futbolero J.
Segundo encuentro: martes siguiente (creo, ahora se me borra) fui a su casa y a la mañana siguiente ambos partimos de viaje (cada uno a un destino diferente)
Durante las vacaciones de acción de gracias, yo, además de dar gracias y comer pavo hasta decir “no de nuevo, decía” recibí innumerables textos del Futbolero, quien, promediando el viernes o el sábado me dijo que me extrañaba, y me dijo que le había dicho a su jefe (con quien compartía el viaje) que estaba en una relación seria.
Tercer encuentro: domingo a la noche, de todos modos, mientras manejaba de regreso de Chicago hacia Columbus, El Futbolero J intentaba convencerme por teléfono que el quería una relación, que estaba convencido y yo, que de golpe vi un enanito verde en la ventana de mi auto que me decía: alerta alerta, le advertí (no al enanito, sino al Futbolero) que no me apurara, que era pronto y que debía entender que yo me había quemado con leche y que él era una vaca (no por lo regordete, digo).
Cuarto encuentro (no recuerdo si fue martes o miércoles) el futbolero vino a mi pueblucho. Refunfuñando porque se había perdido en el camino, aun cuando le dije infinidad de veces que NO agarrara por la salida 16.
Quinto encuentro: (jueves) fui yo, El Futbolero me llevó al aeropuerto y yo partí a una conferencia, volví el viernes. Estaba estipulado que el sábado siguiente, íbamos a ir a ver un partido de hockey (¿??) con el, su jefe y la esposa del jefe. Yo había dicho que si a la invitación pensando que el me invitaba a mi sola, y en un gran intento de demostrar mi tolerancia pense, bue…ponele que un partido de hockey no es mi idea ideal de “nuestra primera salida” pero bueno…tiempo después me di cuenta de que era una double date, con gente que yo no conocía. Y la ecuación que hice fue, si nunca salimos solos, si nunca hicimos más que quedarnos en su casa o en la mía, porque vamos a salir con otras personas? No deberíamos primero consolidar lo nuestro? (enanitos again). Así que, el sábado fuimos al partido, no la pasee mal. Domingo vinimos al pueblo ya que yo tenia que hacer mis valijas, volvimos a Columbus el mismo día, el lunes el se fue a trabajar at the crack of dawn, y yo espere hasta la tarde, cuando me llevó al aeropuerto ya que yo partía para Argentina.
Durante mi estadía en Argentina hablamos todos los días, el manifestaba su impaciencia, cuanto me extrañaba, cuantas ganas tenia de verme, y yo, fui cayendo y cayendo, devorada por las fauces de unas migajas de atención, que comparadas a la ausencia total que había tenido en relaciones previas, parecían relucir como oro.
Volví luego de 23 días, pasamos mi cumpleaños juntos, que estuvo bien, pero no excepcional. Yo, estaba contenta, sonreía, me sentía querida, me sentía importante, El Futbolero me mandaba mensajes, me decía que me extrañaba, era afectivo, cariñoso, pero era también chinchudo, medio gritón, intolerante, impaciente, también egoísta (enanitos, again) y cada vez más insistente con mirar futbol.
Dos semanas después de mi regreso, tuvimos nuestra primera discusión, que fue justamente, acerca de mirar futbol. Pero en ese momento, también dije cosas como: no sabes nada de mi, porque jamás me preguntas nada y cuando te cuento cosas, permaneces en silencio, dije también que estaba bien que mire (es decir, miremos) futbol, pero que como los fines de semana eran los únicos días para vernos, podíamos tratar de hacer alguna otra actividad. El Futbolero J, a regañadientes, pareció estar de acuerdo. Pero a la semana siguiente, ocurrió otra vez lo mismo, yo refunfuñe otra vez, el dijo que no quería discutir, yo insistí un cacho, el dijo que no le interesaba hacer ninguna otra actividad, y ahí los enanitos comenzaron a dar saltos alrededor mío.
El Futbolero J se enojo, se ofusco, y permaneció ofuscado hasta el día siguiente, y quien sabe cuanto más. Al día siguiente, yo esperanzada de que “al nuevo día había que vivirlo con alegría” me tope con su mal humor que no solo continuaba sino que parecía haberse agravado, y entonces, él pronunció las tan comúnmente citadas palabras “no sé si quiero seguir, necesito tiempo para decidirlo” Yo, Dinga, que no entiendo de tiempos, que no sé nada de paciencia, que no comprendo la necesidad de espacio, y que encaro estos temas simplemente, no comprendí. Pero di tiempo, di espacio, y di silencio.
Unos días después El Futbolero J reapareció (vía mensaje de texto a las 6.00AM) y propuso una charla (por teléfono), en la charla charlé yo, y él dijo que seguía sin estar seguro. No voy a decir aquí lo que le dije a él, pero puedo resumir diciendo que expuse mis ganas de seguir, me disculpé, dije que entendía que tenia cosas para cambiar, dije que me parecía que sentíamos cosas fuertes como para tirarlo todo por la borda, y ante la indecisión del Futbolero, me llamé a silencio, nuevamente. Unos días después, El Futbolero J me dejó oficialmente, por mensaje de texto, a las 5.40AM. Y así fue, como lo que rápido vino, rápido se fue. Y yo quedé, un viernes a las 5.40AM despierta, con los ojos abiertos como el dos de oro, con el ancho de espada clavado en el corazón y con todo el fin de semana por delante para decir: “quiero retruco” pero no lo dije y me fui al maso, o mejor dicho, me fui al sillón, donde permanecí con pijamas hasta el lunes siguiente, pensando en que no me faltaba envido, sino un novio que me había durado lo que un pedo en un canasto.

martes, 22 de febrero de 2011

A punto de pisar el palito

Online dating es más o menos como un supermercado de personas, pero más bien un supermercado de saldos y retazos (como diría mi amigo Pablo) en donde tenes que revolver y revolver para encontrar el menos peor. No solo eso, sino que es diametralmente opuesto a lo que el saber popular dice…el amor se da de manera natural, porque un día estabas en la cola del supermercado, se te cayó el paquete de toallitas, el chico que estaba atrás lo levantó y en ese instante se miraron, se gustaron y ahí comenzó una gran historia de happily ever after. Una cenicienta moderna, ponele. No, online dating es absolutamente distinto, es meter las manos en el canasto y buscar y buscar, descartar los horrorosos y mandarle un mensaje a uno que más o menos parece zafar.
Me aboqué al trabajo, minucioso, de horas, un trabajo por el que no te pagan, sino por el cual tenes que pagar, pero es una inversión, ponele. And hard work pays off, right? (estratagema que solo parece funcionar en el ámbito profesional, pero no en el amoroso).
Aferrada a la perseverancia (perseverancia que siempre fui acusada de no poseer), comencé un día a charlar con El Futbolero J (una de las tantas Jotas en mi vida). Primero chat hasta que un par de días después tuvimos una charla por teléfono. Todo se daba bien, se daba con la naturalidad que el acto en si de online dating no encierra. Charlamos como si nos conociéramos, y entonces decidimos conocernos. Antes del encuentro, había visto algunas fotos, El Futbolero J no era, digamos, muy easy on the eye, es decir, no era uno de esos pibes que te das vuelta a mirar por la calle, se lo veía medio regordete, o mejor dicho, con panza y papada de cerveza. Pero como en el supermercado de saldos y retazos hay que elegir el menos peor, decidí concentrarme en otras cosas: era ateo, parecía tener un trabajo relativamente bueno y estable, escribía sin errores gramaticales ni ortográficos, tenía una voz muy linda, muy masculina, muy assertive (no me acuerdo como se dice en español), parecía tener un cachitin de chispa, dos dedos de frente, cinco dedos en cada mano, y un pasado complicado que seguramente me atrajo. Y entonces, decía, luego de un par de días de chatear, una charla telefónica y varios mensajes de texto, decidimos encontrarnos, ya que, como venían las vacaciones de invierno, yo comenzaba un periplo que me alejaría del villorio en el que habito, entonces fue algo así como un “ahora o nunca”, y ese apurón que fue en cierta medida causado por mi inminente partida, fue, digamos, una constante en la ¿relación?.

martes, 15 de febrero de 2011

Al final, eso de la catarsis no era tan cierto Aristoteles! nos engrupiste...

Hace un tiempo, ya bastante, me llamé a silencio y ante los reclamos reiterados de mi co-autora Ng, yo repetía: cuando lo que me ocurre me lastima el corazón, me cuesta narrarlo en tono de blog. Las cosas que me ocurren, son siempre, como parte de una película. He llegado a pensar que mi misión en la Tierra era entretener a mis amig@s, allegados y seguidores de blog con mis irrisorias historias de interacción con hombres (ya que no todas califican como historias de amor). Pero sabrán comprender ustedes, que cuando la historia llega a categoría de amor, y el amor que yo doy es normalmente no retribuido, o es pseudo-retribuido, entonces cuesta…cuesta.

Volver a escribir el blog fue un impulso catapultado por mi cita con Rodolfo, el Reno (Reindeer Limon) de quien hablaré pronto…tengan paciencia. Pero la cita con Reindeer fue catapultada por mi corazón roto. El corazón me lo rompió El Futbolero J. El Futbolero J fue, digamos, mi primera cita, ya que Reindeer fue la segunda. El Futbolero J se convirtió en más que solo una cita, y ahí viene lo del corazón roto. Así, con el corazón todavía agujereado, partí a mi cita con Reindeer, y así con el corazón todavía agujereado, intento escribir el relato de lo que pasó con el Futbolero J, pero cuando intento, me viene el bloqueo de la pagina en blanco, o mejor dicho, me viene el bloqueo de la tristeza todavía muy a flor de piel y entonces vuelvo al problema de no poder relatar en tono de blog, aquello que aun me duele. Porque todas sabemos, el dolor de corazón (y a riesgo de parecer extremadamente cursi) no es lo mismo que el dolor de cabeza o de panza, el dolor de corazón no se va con una aspirina (o un tetralgin en mi caso), se va, normalmente, cuando el Dr. Tiempo proporciona tratamiento. Y entonces me pongo a escribir y dudo, dudo porque todavía duele, dudo porque escribirlo brings it back, dudo porque no sé si incluir detalles o decir, El Futbolero J me rompió el corazón porque yo, Dinga, tonta como siempre, permití que me lo rompiera, y pienso, capaz lo único que tengo que decir es eso. Pero no, también sé que capaz vale la pena contar los detalles. Lo dejo a criterio de ustedes, Ng, y nuestr@s lectores. Y yo que, como tengo por misión en esta Tierra entretenerlos, y como la Chiquita Legrand (tiene una H en algún lado pero no recuerdo donde) me debo a mi publico, les pido que elijan: largo y con detalles o corto y al pié? Escucho pedidos.

La propaganda de la tele dice: 1 de cada 5 relaciones comienza en un sitio online.

En el café en el que me encuentro, ocupo una mesa de dos (porque no existe la mesa de uno) y la chica que viene a atenderme me pregunta si somos dos y yo le contesto que no, que just one. Just one es como duplicar la soledad, “solo una”.

Alrededor mío hay parejas, o, para hacerle justicia a la verdad, vamos a decir que hay gente de a dos, si lograron emparejarse o no es harina de otro costal. Porque estar de a dos, no significa ser de a dos.

Y eso mismo era lo que quería mi entorno (como diría “el Diego”), que me emparejara, que esté de a dos y que también sea de a dos. Me deseaban el bien, ponele. Pero en mi caso, ser o estar de a dos, nunca es bueno. Tanto tanto, que lo descubrí un día que charlando con mi amiga Marian (que no solo quiere que me empareje, sino también que vuelva a Argentina, cosas que, evidentemente, no suceden) charlábamos decía, y ante sus buenos deseos de “ya vas a ver que va a aparecer alguien” yo repliqué: no quiero una relación, no quiero problemas. Marian contribuyó a mi descubrimiento, que no era feliz, por cierto. Y no es que antes no me hubiera dado cuenta, es que decirlo, así, las dos palabras una al ladito de la otra, relación=problema, hizo que quedara todo mucho más claro. Seguí entonces, por un tiempo largo, refugiándome en el trabajo, hasta que, de tanta insistencia y tanta comprobación empírica del suceso y los beneplácitos del online dating, un día sucumbí.

Mi incursión en el sitio de citas fue tímida, así como metiendo la patita en el agua para ver si está fría mientras de lejos se escucha el grito de alguien que te dice: “te tenes que meter de golpe, así no se siente el frío”, es decir, no por timidez real, sino más por vergüenza. El punto es que, aun sabiendo que poner una foto me hubiera garantizado muchos candidatos el miedo de que algún conocido me vea (léase: alumnos, colegas, vecinos, etc) fue demasiado fuerte.

Mi excursión por el sitio de citas fue, en primera instancia, espeluznante. Y en vez de encontrar tipos que me gustaran pensaba, los dentistas, por ejemplo, deberían frecuentar estos sitios, pero no para buscar novia o novio, sino para ofrecer sus servicios (ya sea de limpieza, enderezamiento o colocación de dientes). Podrían visitar el sitio también los vendedores de shampoo ya que a varios no les vendría mal una lavada. Y ni hablar, la cantidad de candidatos que deberían comprarse un nuevo cuaderno Rivadavia y empezar primer grado, otra vez, y que la Srta Alicia (les puedo prestar mi Srta Alicia que era tan buena) les enseñe que antes de b o p m pondré. A estos últimos, les damos un changuin (como dirían la China y Ng) ya que bueno, esto de la ortografía en ingles se da complicado.

Del primero con el que hice contacto, no me acuerdo mucho. Un poco por mala memoria y otro poco porque no llegué a saber nada. No llegué a saber nada porque la primera interacción –que por ser por escrito, estuvo decorada con muchos errores gramaticales y ortográficos- dejó al descubierto su (la del pibe) más absoluta simpleza, esa simpleza llana, como la Pampa. Entonces, decía, no llegué a saber nada porque luego de la primera interacción, no hubo segunda. Con resolución tajante, contante y sonante, le dije que no me parecía que tuviéramos nada en común y que muy lindo todo, y que te vaya bonito. El rezongó, diciendo que al final, a el nadie lo quería. Y yo pensé: capaz…si al menos fueras las sierras de Córdoba, no te digo una Cordillera de los Andes, te digo unas modestas sierras de Córdoba, pero así, siendo la Pampa, la única que te va a querer es tu mamaa, o en su defecto, una chica así lisita como vos, la Patagonia, ponele.

Nosotras también regresamos, como los ex’es, al amor de nuestro blog.

Varias cosas han cambiado desde que a mi brillante amiga Ng se le ocurrió esto de bloggear…tantas como por ejemplo: ninguna de las dos vive ya en aquel pueblito del midwest norteamericano. Ng, que siempre tiene un poco más de suerte, mudó su largo cuerpo a Paris, bueno, ponele que suerte no, ponele que tiene más cabeza, más persistencia, más work ethic (among other fantastic qualities) y entonces se fue a la gran ciudad. Pero yo, Dinga, no tengo todo eso, y aun así, podríamos decir que tan mal no me va, ya que ante cada tropezón, me levanto, me acomodo el cuello que se me desbocó, y le doy para adelante. En este caso, no le di para adelante, sino un cacho para el costado, ya que mudé mi cuerpo no tan largo un poquito hacia el Este. Mi gran objetivo, la meta que esperaba ansiosa, era que después de pegarle a mi nombre la P , la H y la D, pudiera mudar mi no tan largo cuerpo al Este, pero al Este del todo, al Este que está al ladito del mar, ese Este que si das un par de pasos más, te caes al agua. Pero no, le puse las tres letras a mi nombre, y me corrí un cacho, avancé un par de kilómetros hacia el Este, pero fui a parar a una nada peor que la anterior.

En esta nada me encuentro desde Julio del 2010, y me acuerdo cuando al dar la medianoche del 2009, mirando fuegos artificiales y compartiendo una copa (es decir, compartiendo –literalmente- UNA copa) de champán que nos habían dado “para gratis”, Ng y yo brindamos diciendo que el 2010 iba a ser un gran año. Y capaz lo fue, en algunos aspectos, ponele.

Acá en la nada misma pasé el verano, remojando mi no tan largo cuerpo en la pileta, y haciendo listas mentales de –como dicen los gringos- todas mis bendiciones. Y me impuse paciencia, y la practiqué.

Pasaron los meses, comencé mi nuevo trabajo, y seguí imponiéndome paciencia, mucha, paciencia de esas que se autoimponen ya que estoy casi convencida del hecho de que es imposible tener esta cantidad de paciencia naturalmente.

Y si antes, en el otro pueblo (que comparado con este es propiamente una metrópoli al estilo NYC) Ng y yo hablábamos sobre la dificultad de sostener una vida ya sea amorosa o sexistica, acá…en mi nuevo villorio de pocas casas y poca gente, es IM PO SI BLE.

Y en el villorio, mi condición cambió, pasé de “ser sola” a también “estar sola”, (el ser y estar que tanto tortura a mis alumnos) sola de tanta soledad, que para conservar mi sanidad mental empecé a enumerar las personas con las que tengo contacto: la sra que todos los días después de las 5 viene a vaciar el tacho de basura de la oficina, 2) el chico del front desk, que me pregunta que hice el fin de semana y yo contesto: trabajé, 3) algún que otro vendedor que me pregunta si quiero el recibo, 4) el chico del super que me embolsa la compra y me pregunta si quiero bolsa de papel o bolsa de plástico, 5) la administradora del complejo donde vivo, a quien visito a menudo ya que muchas cosas se rompen a menudo, 6) mi jefa, a veces mis colegas, y claro, mis alumnos.

Y entonces agradezco, infinitamente, con todo mi corazón agradecido, a quien sea que haya inventado la Internet, al Sr. Bell que nos dio el teléfono, y a todas aquellas personas que me hacen compañía por estos medios.

Ocurrió entonces una mezcla resultante en un cocktail molotov de lo más amenazador: mi absoluta falta de interacción en tiempo y espacio real con seres humanos, mi residencia en este villorio de pocas casas y poca gente, la ubicación aislada e inconveniente de tal villorio, y mi paciencia (aquella que me autoimpuse) en rápida disminución, hicieron que mucha gente empezara a recomendarme online dating, y cada vez que alguien sacaba el tema, me ofrecían las más fehacientes pruebas, comprobadas –quien sabe por quien- empíricamente (como le gusta tanto a mi amiga Ng) y exponían las dos o tres historias exitosas que ellos conocían. Estas historias, eran, por supuesto, de un “lugarcomunismo” que me ofendía, me ofendía tanto como me ofende que en un velorio, la gente le diga a la esposa y los hijos del muerto: vas a ver que va a estar todo bien. NO, se les acaba de morir el marido y el papa, NO va a estar todo bien, idiotas! Esa mentira que se cree reparadora de ánimos alicaídos es tan insultante como usar el lugarcomunismo de historias de amor exitosas.

Las historias plagadas de “y vieras como ella no creía que fuera posible y al final se terminó casando con un tipo que conoció online” se iban acumulando en mi cerebro, y entonces decidí, que el espacio en mi cerebro era imprescindible para ser ocupado por otras cosas mas importantes y encontré que la única manera de no escuchar más historias de ese tipo era protagonizar la mía propia.