sábado, 29 de noviembre de 2008

Perdón, mamá Dinga

Sí, me vas a retar, ya sé, porque desaparecí del mundo y sin embargo escribo en el blog. Y todavía más me vas a retar por pervertir el objetivo del blog con este post, cuyo objeto, mejor dicho, sujeto, no es un hombre, y nada tiene que ver con el sexo. Bueno, retame, qué le voy a hacer. Pero tenía que compartir el insulto que recibí hoy, que debe ser el peor insulto que he escuchado en mi vida, y me vino encima de una mujer sin ningún sex allure, no hay derecho.

Sí, te cuento que éste es peor que cuando ese ex-amante me dijo "pará, mogólica" cuando se nos rompió el forro y yo me puse mal. Sí, incluso peor que cuando finalmente me acosté con el misionero después de dos meses de citas, y todavía desnudos me dice "cualquiera que te conoce no se imagina que sos tan promiscua". No, esto fue mucho, mucho peor.

Resulta que me estaba yo trabajando en el porch, contenta con el sol, mi mate, mis puchos, y muchos cuadros y grafiquitos que mostraban que mi tesis sí funciona, sí, sí, señores, miren qué inocente que me estaba, sin joder a nadie, ni siquiera a una ardillita a quien yo le había parecido muy interesante, y que de vez en cuando levantaba la vista de la nuez para cruzar miradas conmigo. Así de pacífica, me hallaba, perdida en mi mundo mental, cuando se me aparece mi testiga amiga. Le cuento rápido que estoy a mil con la tesis, y que no creo que podamos renovar nuestras charlas bibliales. Me contesta con un pasaje en el que David le dice a su hijo Salomón que no cese de buscar a dios. Es decir a Dios. Ay, qué profana que estoy. Y me insiste que recuerde ese pasaje, porque sabe que yo pienso (ojo! pienso!) que tengo dudas, pero el hecho de que me haya interesado en hablar con ella demuestra que estoy buscando a Jehová. Y a mí se me ensancha cada vez más la sonrisa, porque para mí eso resuena a mi post de hace unas semanas, acerca de la imposibilidad de adivinar mis propios pensamientos, y como, en su vez, yo leo mis acciones. Y estaba a punto de decirle "qué interesante, justo pensaba yo eso el otro día" cuando me espeta el peor insulto de mi vida. Y va en original, porque no hay otra manera de expresarlo, y no me quiero manchar la boca repitiendo sus palabras con mis acentos.

"Because the fact that you talked to me shows that you are in search of Jehova, and he knows, and he won't let you go astray. He's searching for you too, you know? I know, us the witnesses know, that we're sent here to help you search for him, that we're sent by him. And sometimes we're not sure why he wants you, why he's calling for you. There is something in you, a sheeplike quality that draws you to him."

A sheeplike quality? A sheeplike quality! Me, a sheep?? Ah, no, no, no, querida. Porque a mí los hombres de mi vida me pueden decir mogólica, promiscua, y muchas otras cosas, pero ni a dios mismo le permito que me diga ovejuna.

Y en respuesta, escuché esta canción: (fíjense que la letra está abajo del video)

http://www.youtube.com/watch?v=mnIxAJktWCI

domingo, 16 de noviembre de 2008

Yo en los ángeles no creo, pero que los hay, los hay

Una persona del público recordará esas tardes en que íbamos al centro, comíamos en New Burger, y después de dar vueltas y vueltas, comprábamos la revista Teen, un clásico total. Una de mis partes preferidas consistía en un par de párrafos que mandaban lectoras (en teoría, aunque después de conocer la posta acerca de las revistas a través de *, ahora pienso que quizás era una mujerona de cuarenta años, que se sentaba con un faso colgándole del lado izquierdo a anotar cuanta pavada se le entrara en la cabeza). Más allá del origen de las historias representadas en esos párrafos, éstos incluían anécdotas enternecedoras de diablillos y angelillos con los que las pseudo-lectoras habrían salido. Hoy, a diferencia de casi todas las otras veces, me ocupo de un angelito.

Barman. Ay, qué cosa. Además de seguir siendo un as (ojo, no un ass) en el dormitorio, se lució el fin de semana pasado con toda suerte de comentarios dulces y conmovedores. Terminamos en un momento contando los horrores a los que nos enfrentamos en el dating world desde nuestra despedida. Confiesa Barman entonces que había salido con varias chicas, pero después de un par de citas se daba cuenta de que nadie llenaría mis zapatos. Aaaah, qué corazón. (Por supuesto, le dije que no me extrañaba; siendo tan alta, tengo unos pies que sobrepasan la media.)

Pero la cereza absoluta fue un regalo que me había mandado el fin de semana anterior. Recapitulo para los desmemoriados: Barman y yo teníamos una cita, la cual yo cancelé arguyendo que no me sentía bien. La verdad era que yo tenía en ese momento un visitante molesto y mensual, y que al final terminé pasando la noche con el profesor. Diablo, si los hay. Yo, no el profesor, que es muy ni fu ni fa para ser figura de la biblia. En el otro párrafo, el ángel Barman me había mandado una caja. Qué digo, un cajón, que contenía:

1. Una tarjeta, con un dibujito de un perrito dorado. "You are great! You are wonderful!", decía en el frente. Al abrirla, uno leía: "We thought you might like a 'lab' report", (LAUGH) a lo que él había agregado "I'm sorry to hear you're not well, but I hope this will help you get better for your trip!" (OOOH)
2. Un frasco de vitaminas
3. Una botella de jugo
3. Dos latas de sopa
4. Chocolates varios
5. Dos revistas (para que yo leyera en mi convalecencia)

Y la lista podría continuar por horas, puesto que el muchacho había previsto todas las necesidades de diablito enfermo. Y yo, esquivando el bulto, le cuestiono: "Lo que yo no entiendo es cómo vos, siendo así de tierno, no estás casado ya." Ni medio segundo después, el relámpago: "Porque vos no te querés casar."

Y ésas son sólo algunas de las muy tiernas historias que surgieron del fin de semana, y quedan aquí como señal esperanzadora para las Dingas del mundo, quienes a veces dudan de que anden por ahí hombres de puro corazón, porte elegante, y dingaling contento.

viernes, 14 de noviembre de 2008

El arte de la guitarra

Al escuchar (leer) vuestras respuestas a algunos de mis posts, se me profundiza la impresión de que mi vida es un cuento de ciencia ficción. Onetti dijo que empezó a hacer ficción antes de aprendir a escribir, porque mentía, y eso era literatura. Y, con los psicólogos, yo coincido en que todo relato, incluso el autobiográfico, es ficción. ¿A qué viene todo esto? Pues a que hace poco me animé a usar la mentira en mi vida real.

A mí me da no sé qué mentir, aunque también la mentira me resulta increíblemente atractiva. Fantaseé muchas veces con tejer fábulas cuando me toca algún compañero de avión que no deja de querer small-talkear, sin importarle cuán profundamente yo hunda mi nariz en mi libro de turno. Cada vez que eso pasa, empiezo a sudar, el corazón me palpita expectante, y me pregunto si, finalmente, esta vez me voy a animar a inventarme una vida y un nombre, y contarle a mi cumpa una historia interesantísima y que nada tiene que ver conmigo. Pero al final no me sale, siento una culpa enorme siquiera antes de abrir la boca, y le terminó contando hasta las más pequeñas nimiedades para compensar.

Si tanto me atemoriza guitarrearle a un desconocido al que jamás veré de nuevo, y a quien, en realidad, tampoco le importa, aún más horror me da mentirle a alguien que me conoce. Sin embargo, hace poco me enfrenté con un cerebrín que creía tenerme en la palma de su mano, vi las comisuras de sus labios enrularse en el placer de haberme enredado con sus historias, y tal despliegue de maldad me sacudió hasta ponerme en modo Sun Tzu. Decidí, al menos por el momento, que los tarados que se creen que me voy a comer sus historietas van a tragar su propia medicina, ya que su impresión de mi naiveté les va a impedir ver los hilos del cuento que les voy tejiendo.

No les puedo asegurar qué fue lo que vi en ex-drogui que disparó las alarmas. Tal vez fue lo relajado que estaba cuando yo probaba las barbaridades que últimamente me ha dado por preguntarle a mis candidantes. Quizás el exceso de interés que demostraba en sus gestos acompañado de un vacío de emoción en los ojos, combinación que ya he encontrado varias veces. De golpe, me acordé de una lamentablemente larga línea de guachos que me enriedan haciéndome creer que me entienden, que son simples y honestos, y que les encanta estar conmigo. La verdad, en esos casos, era que eran guerreros expertos en la guitarra amorosa, que sabían exactamente cuándo largar el suspiro y apretar la mano, y dejar caer elogios a diestra y siniestra, cuando lo que los fascina no es la mujer, ni siquiera el sexo con la mujer, sino la sensación de poder sobre el otro, de saber que el otro se engancha mientras que ellos están jugando a ser un personaje fascinante. Los fascina la fascinación que pueden ejercer en el otro, y cómo pueden manejar la flauta para que una termine serpenteando al ritmo de ellos.

En esta ofensiva, me pregunté, ¿cuál es la mejor respuesta? ¿Cuál es la reacción que los deja vacíos y palmados? Con xd, la respuesta fue instantánea y casi inconsciente. Después de apenas dos citas, fingí confesarle con pudor que no lo podía ver más. Que él era tan lindo, inteligente, y buena gente que yo tenía mis dudas acerca de si podría tener una relación puramente física con él, y con un temblor en la voz tan realista que me hizo pensar en volverme actriz de las telenovelas venezolanas, suspiré que temía enamorarme.

(Largo silencio. Casi podía escucharle el cerebro carburando, ¿y ahora qué hago? Mi estrategia de enamorar me alejó a la viborita. ¿Qué hago?) Pero...Y pero... ¿Podemos ser amigos?

No creo, le digo. Gracias por preguntar, though. Y cuidate, che. Chauchau. Sí, suerte, bye.

Y corté pensando en Dinga, a quien le gusta planear las relaciones como un juego de ajedrez donde las piezas tienen mente, y quien no duda de dejar caer una mentira por aquí o por allá para mantener al candidante en un terreno favorable para ella. Bueno, yo no tengo la astucia de ella, pero finalmente siento que estoy dando mis primeros pasos en el arte del guitarreo. Qué breakthrough, ¿no? Quizás esa mentira sea mi primer paso como escritriz.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Chip y sus atributos

Chip fue mi amable vecino por algo más de un año. Pacientemente, toleró mis noches en vela con música al mango, y mis días de regocijo con el Barman sin quejarse jamás. Además de esta cualidad tan comunitaria, tenía una pata corta (o tiesa, nunca averigüé) y un pájaro que chillaba todo.el.puto.día. A veces lo oía yo en conversación con el pájaro. No entendía Chip que el pájaro no escuchaba muy bien y le estaba preguntando, en francés, "¿lo qué?"

- Quá!
- Calláte!
...
- Quáááá!
- Calláte!!

Además de tener paciencia conmigo, una pata corta y un pájaro chillón, Chip tenía una relación muy especial con sus amigos, todos adultos, pero a quienes obviamente les gustaba jugar a las escondidas y a la búsqueda del tesoro. A veces venían de visita cuando él no estaba, y luego él se arrimaba a preguntarme si había visto a alguien entrar a su casa, porque le faltaban cosas. Seguramente se las habrían escondido en algún lado los graciosos. Otras veces cuando venían, él se escondía mientras sus amigos golpeaban y llamaban. Se me ocurre que quizás los estaba esperando con una sorpresa por si se les ocurría meterse a su casa otra vez. Chip era muy organizado con esto de cómo manejar a sus amigos, y no quería que yo improvisara. Yo tenía instrucciones estrictas de gritarles desde arriba que él no estaba, y que me había pedido que llamara a la cana si entraban.

Pero eso no agota la larga lista de propiedades y atributos que Chip tenía. La noche antes de mudarme de ese departamento, aprendí muchas otras cosas de Chip. Esa noche calurosa me hallaba yo corriendo para terminar de limpiar, ordenar, guardar, tirar cuando unos tímidos golpes me interrumpen. Como no raramente Chip me pedía un faso, abro la puerta con un paquete en la mano y la sonrisa cansada. Sus ojos amarillos y rojos me recordaron a las historietas coloridas de Batman de mi juventud, donde los malvados invariablemente tenían ojos tan extraordinarios como sus almas arrugadas. Me agradece el pucho y me pregunta, por enésima vez, si no quiero que me ayude a subir el sillón que estaba afuera. (Este bonito sillón había yo salvado de la basura una semana antes.) Pensé que quizás si yo le daba la explicación completa, de que ya me mudaba, de que no tenía sentido subirlo si pronto lo tenía que bajar de nuevo, que no se preocupara, que ya lo iba a sacar del paso, quizás a Chip se le iría finalmente la idea de la cabeza. Y se le salió esa idea de la cabeza, pero también salieron muchas otras por su boca. Los ojos ya vidriosos se llenaron de lágrimas. ¿Ya te vas?, me pregunta, como si hubiéramos sido mejores amigos todo este tiempo. Por qué, cuestiona con voz temblorosa de alcohol o drogas o emoción o todo eso junto. Y se apresura a tratar de arreglar mi vida.

Cuando digo que no tengo plata para mantener el depto, me dice que me puedo mudar con él, y que no pagaría alquiler. De cualquier forma, explica, yo duermo en el sillón más que en la cama, así que la pieza puede ser tuya. Vení, vení a verla, me dice, pero yo le agradezco y declino la oferta. Y ahí me explica que hay tantas cosas que le gustaría haberme dicho, como que piensa que soy una persona espectacular, y que si me da cosa convivir con un hombre fuera del matrimonio, no tendría problema de casarse conmigo. Me explica que tuvo un accidente de joven y así le quedó la pata, y también una placa en el cráneo, pero que es hombre entero y me puede dar muchos hijos. Bah, él prefiere dos, pero lo podemos charlar. Se le ocurre entonces que quizás el problema sea que no está siendo lo suficientemente romántico. Intenta arrodillarse, pero yo temo que su pata tiesa o corta se arruine aún más y le digo que no hace falta. Ahí se le ocurre que tal vez el problema no es lo romántico, sino lo práctico. En consecuencia, me cuenta que tiene una tía viejita que vive en Miami, y que cuando ella se muera él heredará una fortuna, pero yo le explico que la plata no me importa. Arguye que así yo tendría la ciudadanía, y yo contrargumento que entonces Bush sería *mi* presidente, y eso no me gustaría. Parece pensar que quizás es su modo de vida lo que me impide ver en él a mi media naranja, y promete que, si nos casamos, dejará las drogas y el chupi. Y ahí lo veo yo todo claro, y le digo que no debe dejar sus adicciones por una mujer, sino por sí sismo. Le arranco la promesa de que intentará recuperarse, y una vez que lo haga charlamos. Me da su teléfono, su nombre completo, los datos de sus padres, y se despide contento.

Nunca más lo vi ni lo llamé. En qué andarán, me pregunto, Chip, su pájaro chillón, y sus amigos inoportunos.

martes, 11 de noviembre de 2008

Esperando espero

Mientras mi amiga Ng promete y promete, y no solo eso, sino que también se va de vacaciones a Miami, dejándome sola acá, con mi frazadita en las piernas porque tengo frío y ella paseando en bikini por Ocean Drive, yo me pongo una película de amor, que en realidad miro de reojo y escribo. Así, toda desordenada como soy yo, escribo lo que se me viene a la cabeza mientras voy moviendo mis manitos sobre el teclado. Contrario a mi amiga Ng, que nos tiene acá esperando y nos adelanta sus próximas entradas, así tan organizada como es ella y tan laboriosa.
Yo acá, luego de un domingo bien domingo, aburrido y sin ningún tipo de acción, sin ningún tipo de excitment que iluminara un poco el cielo gris, luego de un domingo lluvioso y frío con mi frazadita en las piernas, escribo.
Esperando nos tiene Ng, y esperando me he pasado la vida que llevo vivida. Hace varios años, cuando todavía era joven, mucho más joven, fui a dar con un poema de Oliverio Girondo, que se llama justamente “Espera” y tan identificada me sentí, que lo leía y lo leía, entendiendo todas y cada una de las palabras de ese poema y pensando, como hizo este buen hombre, que sin conocerme, pudo describir mi vida tan fehacientemente.
Eso pensaba yo, mientras esperaba, mientras leía el poema Espera, que casi me aprendí de memoria, y llegué a recitarlo en mi mente, como si recitara uno a uno mis días.
Y dice Ng que nos fuimos a la mierda, que yo digo que últimamente escribimos muy serio y que estamos perdiendo el tono jocoso de nuestro blog. Entonces pienso, tal como una vez le dije a Banana Shake, “of course it is ok to smile, whenever there is a reason to” y lo adapto y digo, claro que podemos hacer de todo un chiste y reírnos, pero tenemos motivos realmente?
Y Ng me sugiere que piense, pero que piense en otro. A otro hombre se refiere, obvio. Entonces así, a vuelo de pájaro respondo: ahhh pero mira que viva, claro que me gustaría pensar en otro, y me viene a la cabeza eso que tantas veces soñé: una góndola en Walmart, especialmente dedicada a hombres. Es decir, una góndola donde haya muchos cientos de hombres, ahí sentaditos, para que nosotras evaluemos las ofertas y elijamos, a nuestro gusto y conveniencia. Pero no, queridas lectoras, tal góndola no existe, ya lo saben ustedes. Pero tonta! El amor se encuentra a la vuelta de la esquina, y cuando llega, llega. Ahhh si, claro, mucha razón tienen ustedes, you have the reason! Pero el amor, queridas, el amor no se encuentra en las esquinas de este pueblo, porque en este pueblo no hay amor, o mejor dicho, no hay hombres que lo propinen.
Hay hombres confundidos, inseguros, maleantes, delincuentes, shady, hay hombres buenos y considerados y llenos de amor para propinar, pero justo esos no nos gustan porque son muy perfectos, y nos terminan gustando los menos peores, de los cuales terminamos diciendo el tan mentado: bueno pero…me trajo flores una vez…bueno pero...a veces me atiende el tel…o a veces cuando dice que ya enseguida me llama, que esta ocupado, hace lo que dijo que iba a hacer, y me llama. Abundan en este pueblo los hombres “bueno pero” pero bien sabemos Ng y yo, que adolecemos de hombres en los cuales una pueda pensar, porque pueden ocupar nuestro pensamiento buenamente, pensar en ellos porque nos gustan, porque nos entusiasman, porque nos hacen sentir como nunca antes, porque nos aman y los amamos. Pensar en esos hombres (y digo esto mientras en la película de amor que estaba mirando, la pareja se besa y se abraza). Quien tuviera un hombre de esos para poder pensar en el….quien tuviera. Ahora, la gran preocupación gran, es que pasa en otros pueblos, salir de acá es la salvación? Es el fin de la espera? Es la solución a nuestros problemas de amor?
La película terminó, y les cuento, que luego de una intensa historia de amor, justo antes de que la pareja se vuelva a encontrar después de pasar un tiempo separados, el Señor se muere y ella se queda sola. Lindo, no?

domingo, 9 de noviembre de 2008

Avances Post #3: Insomnio en el mediooeste

En el último capítulo de "Las desventuras ngianas", Ng sucumbe momentáneamente ante los encantos multifacéticos de Barman. Asustada, se escapa en avión a Miami, donde encontrará al más reciente ex.

Avances Post #2: ¿Es un gato? ¿Es una moto? ¡Es suuuuper-Ng!!!

En este episodio, Super-Ng vence a un villano masculino con sus superpoderes femeninos de manipulación psicológica.

Avances Post #1: Chip, o lo que podría haber sido

Dos a.m. de un martes a la noche, Ng recibe una visita desconcertante de su vecino drogón. Incluye propuesta de matrimonio.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Promesas, promesas

Me planto aquí para prometer, con la mano en la zabeca, que voy a postear tres cosas la próxima semana, todas lait, porque, Dinga, vamos, nos picamos a la estratósfera con estas cuestiones existenciales. Lo cual está muy bien en tu caso, porque lo tuyo es el amor, tan convencionalmente humano (con la excepción quizas de las otteritas del link a la derecha), mientras que lo mío es animal, y por tanto no debería involucrar tanto pensamiento...¿No?

Pero, como antes de postear debo escribir, hasta la semana que viene será. Que el blog me divierte, pero no me alimenta --- todavía.

Call 911 !

Entre todas las cosas que me pregunto, me pregunto, querida Ng, cual es el limite de acción de una amiga? Es decir, para ser más específicos, que cosas hace o no hace, que cosas tiene que hacer y que cosas no tiene que hacer una amiga con respecto a la/s situación/es amorosas o sexisticas de su amiga. Es difícil decidir, ya lo sabemos. Porque inmediatamente todos están pesando ahora la típica encrucijada: si me entero que el novio/marido de mi amiga la está corneando, que hago? Ahhhh vieron, piensen dos veces, no es tan fácil eh!
Porque claro, yo les mostré a mis amigas las fotos de la nueva novia de mi ex, para que ellas me digan lo fea que es y así entonces yo me siento un poco mejor, y ponele que ellas no piensen que la novia nueva sea fea, de todos modos, quizás no con mucho énfasis, pero de todos modos me dirán que si, que es fea. Para hacerme sentir bien.
Y ponele que mis amigas, mil veces supieron que los pibes con los que yo estaba eran ya sea unos pelotudos, o unos forros, o unos colgados, o no me querían lo suficiente, o no les importaba un carajo, y puedo seguir…. Ellas lo sabían, yo también lo sabia, porque no soy tonta, pero el corazón si lo es, y yo quería y quería insistir y entonces ellas, no muy convencidas decían, y bueno, si a vos te hace feliz….
El apoyo ante nada, esa es la premisa. Pero entonces me pregunto, cual es el limite? Como hacemos para decidir cuando por apoyar, estamos permitiendo que nuestra amiga, nuestra querida amiga se ponga en una situación de riesgo, o fea, o difícil, o dolorosa? Como hacemos, eh? Porque ponele que apoyar sea la premisa y somos inclaudicables, porque lo que queremos es hacer lo mejor que podamos por nuestra amiga, y entonces apoyamos. Y ponele un poco más y entonces ponele que nosotros apoyamos y nuestra amiga se metió en un bollo feo, por meterse con un pibe feo (de corazón, no de cara) y como resultado final, nuestra amiga sufrió. Así como decía la vecina de mi papa cuando recuperó a su hijo perdido adentro del ascensor: y yo que hago con mi angustia??!?!?!?! Como corno hago para sobrevivir después de eso? Eh?
Entonces, creo que una vez más nos quedamos con una linda moraleja: los enanitos que saltan en la ventana y tan amablemente nos informan y predicen el futuro, SON CIERTOS! No son producto de nuestra imaginación, no son producto de alguna sustancia de la cual abusamos (lo digo por Ng, que es medio borrachita, no por mi que soy mas sana que el quaker), no son producto de una ilusión óptica. No no, Sras y Sres, tengo el placer de informar que los enanitos verdes existen! Y no me refiero aquí al grupo de música que sonaba de cuando en vez allá por mi juventud, no, me refiero a los enanitos verdes de nuestro instinto, porque ponete a recordar Ng, pónganse todos: cuantas veces, cuando tuviste una intuición, cuando pensaste o sospechaste algo, cuantas veces no fue verdad? Ahhhh viste? Hay que apelar al método científico, y a la investigación empírica, recolectamos datos y decimos: la pucha! Esta piba tiene razón: los enanitos verdes, esos que recorren nuestro inconsciente y a veces se pegan una visita a nuestro “consciente”, EXISTEN!

domingo, 2 de noviembre de 2008

Regla por aquí, reglas por allá

Insisto, yo no entiendo cómo me funciona la cabeza. Con la visita de Andrés (el que viene una vez por mes), les cancelé a mis dos citas. Pero cuando el profesor me pidió que nos viéramos, no se si fue el vino que me había tomado o qué, agarré viaje en el descapotable (en el que me vino a buscar, qué gracia).

Cuando le cuento de anoche a Dinga, estaba yo tan contenta, tan pero tan contenta, y ella seria como cura en Gomorra. Y en un momento no se aguanta más y me empieza a criticar porque me llevé trabajo a la casa del profe, porque me quedé a dormir, porque, cuando me levanté resacosa y cansada varias horas antes que él, me serví un café, y porque encima me quedé sentadita, trabajando, hasta que él se despertara, esperando para que me llevara a mi casa. "Todo mal - me dice-, Ng, vos sos una maleducada. ¡Así las cosas no se hacen! Si el objetivo de la relación es curtir, vos vas, curtís, y te vas, y punto!" Y ahí me empezó a poner reglas de comportamiento, todas basadas en aparentes faux pas que me atribuye, y me pidió que escribiera la siguiente lista de do's and don'ts:

DO's
- small talk, siempre que sea necesario
- siempre decir que uno tiene otro compromiso y picárselas luego del acto
- tocar sólo las cosas animadas (gatos, él)
- es obligatorio curtir (o realizar alguna otra actividad sexual) en cada encuentro

DONT's
- no quedarse a dormir. La señorita de la garcha sólo se queda a dormir por accidente.
- no comer ni beber nada a menos que se lo ofrezcan a uno
- no compartir con él nuestra perspectiva acerca de cómo el Martín Fierro es relevante a su trabajo
- no llevarse trabajo a la casa de él
- tampoco decir outright "nos juntamos a curtir por una hora hoy?" Que se curte, se sabe, pero queda feo decirlo.

Bueno, ahí va la lista, cuyo objetivo es demostrar que yo te presto atención, Dinga, cuando me decís que "Ay, pero no ves que vos confundís todo. O se garcha, o se está de novia, pero no andes mezclando." Sí, te escucho, te entiendo. Igual, no me convence.

Por eso, yo le ruego a la audiencia que exprese su opinión: ¿Tiene razón? ¿Es que no se puede hacer otra cosa? ¿No puede hacer uno lo que se le cante, sin tener que preocuparse tanto por adaptarse a los modelos de pareja que nos da esta cultura? Y si no quieren opinar acerca de eso, al menos tomensé un momento para dejar un comentario dirigido a Dinga y decirle que no hay derecho de que me mandonee de esta manera.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Tener para elegir (o de la inexistencia del libre albedrío)

Bueno, Dinga, te cuento que todavía no me decido acerca de por qué el bisnisman no me copó. Lo pienso y repienso y me debato entre varias explicaciones. Un poco como cuando los ex-novios (que en ese momento no eran ex) me preguntaban, pero ¿por qué querés estar conmigo? O, peor todavía, ¿por qué me querés? O como cuando mi prima Lu me dice, ¿por qué no querés tener hijos? O como cuando la testiga de Jehová que me viene a visitar de vez en cuando me cuestiona, ¿por qué no creés en dios? (Bueno, para ella debe ser ¿por qué no creés en Dios? o DIOS? o Jehová, porque, no sé si vos sabés, Dinga, que la biblia revela el nombre del señor. O al menos así me lo explica Margaret, mi testiga amiga, que de esto ha de saber.)

En todos estos casos, si me soy sincera, la respuesta es - y, porque sí. Porque así me sale. Porque eso es lo que hago. Después, para fundamentar mi decisión, tengo montones de razones entre las cuales elegir. Como acá no vengo a escribir de dios, hijos, o amor, me concentro en el porqué, o el abanico de porqués, que, conscientemente, elijo para fundamentar el sentimiento de hñññññ que me provoca el bisnisman.

A los que sintonizan sin saber el principio de la historia, les cuento que el bisnisman me contactó por un aviso que puse en internet. Sí, así como les cuento, me publicité en una página del corazón y otras partes corporales, y este muchacho decidió contarme que mi descripción física coincidía con las expectativas suyas, y que su intención era honorablemente partirme como a un queso. Bah, así no lo puso, porque como es criado por estos lares, no habla abiertamente de sexo. Pero algo por el estilo. Después de un par de semanas de comunicaciones electrónicas, decidí preseleccionarlo para un encuentro en un bar. Razón número a para rechazarlo: estaba tomando cerveza light. Vamos. Si chupás, chupá, no me vengas con esa garcha de agua cara que te venden acá. Siempre me acuerdo de la improvisación de mi prima Flo basada en Blanche. La recuerdo sacada, mesándose los cabellos, y exclamando las siguientes frases que me persiguieron eternamente: "Yo quiero un hombre! Un HOMBRE! Un hombre que coma caRRRRne, no una puta ensaladita a la hora del almuerzo!" Bueno, el mismo sentimiento por acá.

Me esfuerzo por no pensar en la Coors light, bebida de salames si las hay, y charlo. Dejo que la conversación fluya. En ese reflujo, arribaron varias razones más. Razón número b: no me im-POR-ta que tengas tu propia casa con cuatro habitaciones, varios autos, tu propia empresa que produjo quiticientos triquillones de dólares en el último año. Si algo aprendí de los marcianitos en la ventana es que el chiste de Shrek acerca del castillo de Farquad no es gracioso, pero sí cierto. Así que razón número b.1: si tanto canalizaste para el dinero, y acá, Dinga, me vas a apoyar un cien por cien, es porque te falta falo, güevón. Y razón número b.2: sos un materialista, imperialista, conservador desagradable, y no veo la hora de que las masas obreras te coman crudo, como masa que sos. Porque, y aquí se presenta razón c, muchacho, no. Mirá que a mí mucho las apariencias no me importan, pero la verdad es que con esa trucha, con esa camisita a cuadritos y birome en el bolsillo, con alguien con tan poco sentido de las apariencias, no, no da. No me da, qué te puedo decir.

Y es en ese punto en el que de golpe vuelvo a dios y a la iglesia, golpeándome en el centro del pecho y repitiendo "por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa". Y mi superyó (o una entidad parecida, pero que esta okey con mi sexosidad) me espeta, ah, vos que te hacías tanto la equal opportunity employer, la que a mí lo único que me importa es que sean buenos amantes, fijate, fijate nomás. Qué superficial, vana, y pequeñoburguesa que sos, vos con tus lecturas pseudofreudianas del pobre ingeñero, que tan sincera y sencillamente se te ofrece los lunes, miércoles y viernes, y cualquier otra noche después de las 9:30. Mirá tus razones: lo que toma, lo que piensa, cómo se ve... ¿No ves que al final te hacés tanto la canchera con que vos querés contratar a alguien con quien sexar, y después te andás quejando de características que en nada tienen que ver con la performance sexística? A ver, decíme, vos que te hacés la mujer de ciencia, desde cuándo performance y whisky se llevan de la mano; qué universidad ha demostrado que el número de posesiones de una persona es inversamente proporcional a su dingaling size; por qué principio de la físicoquímica la fealdad o el tamaño de una persona determinan que sean unos monguis en la cama; y, peor, más bajo que todo lo demás, quién tiene la culpa de su nivel socio-económico, a ver. Decíme.

Y yo me quedo callada, que viá 'cé. Y me refugio en mi idea de que, al final, no somos seres pensantes de derecho, sino sólo a posteriori. O, mejor dicho, en la idea de que para mí los pensamientos y los sentimientos son una misma cosa, una cosa física, algo que le pasa a mi cerebro, pero sobre la cual no tengo ningún control, y que no sigue ninguna lógica, ni lacaniana, ni postjunguiana, ni banana. Y me quedo con la incertidumbre de que al final no sé porqué ni onda con el bisnisman.