sábado, 29 de noviembre de 2008

Perdón, mamá Dinga

Sí, me vas a retar, ya sé, porque desaparecí del mundo y sin embargo escribo en el blog. Y todavía más me vas a retar por pervertir el objetivo del blog con este post, cuyo objeto, mejor dicho, sujeto, no es un hombre, y nada tiene que ver con el sexo. Bueno, retame, qué le voy a hacer. Pero tenía que compartir el insulto que recibí hoy, que debe ser el peor insulto que he escuchado en mi vida, y me vino encima de una mujer sin ningún sex allure, no hay derecho.

Sí, te cuento que éste es peor que cuando ese ex-amante me dijo "pará, mogólica" cuando se nos rompió el forro y yo me puse mal. Sí, incluso peor que cuando finalmente me acosté con el misionero después de dos meses de citas, y todavía desnudos me dice "cualquiera que te conoce no se imagina que sos tan promiscua". No, esto fue mucho, mucho peor.

Resulta que me estaba yo trabajando en el porch, contenta con el sol, mi mate, mis puchos, y muchos cuadros y grafiquitos que mostraban que mi tesis sí funciona, sí, sí, señores, miren qué inocente que me estaba, sin joder a nadie, ni siquiera a una ardillita a quien yo le había parecido muy interesante, y que de vez en cuando levantaba la vista de la nuez para cruzar miradas conmigo. Así de pacífica, me hallaba, perdida en mi mundo mental, cuando se me aparece mi testiga amiga. Le cuento rápido que estoy a mil con la tesis, y que no creo que podamos renovar nuestras charlas bibliales. Me contesta con un pasaje en el que David le dice a su hijo Salomón que no cese de buscar a dios. Es decir a Dios. Ay, qué profana que estoy. Y me insiste que recuerde ese pasaje, porque sabe que yo pienso (ojo! pienso!) que tengo dudas, pero el hecho de que me haya interesado en hablar con ella demuestra que estoy buscando a Jehová. Y a mí se me ensancha cada vez más la sonrisa, porque para mí eso resuena a mi post de hace unas semanas, acerca de la imposibilidad de adivinar mis propios pensamientos, y como, en su vez, yo leo mis acciones. Y estaba a punto de decirle "qué interesante, justo pensaba yo eso el otro día" cuando me espeta el peor insulto de mi vida. Y va en original, porque no hay otra manera de expresarlo, y no me quiero manchar la boca repitiendo sus palabras con mis acentos.

"Because the fact that you talked to me shows that you are in search of Jehova, and he knows, and he won't let you go astray. He's searching for you too, you know? I know, us the witnesses know, that we're sent here to help you search for him, that we're sent by him. And sometimes we're not sure why he wants you, why he's calling for you. There is something in you, a sheeplike quality that draws you to him."

A sheeplike quality? A sheeplike quality! Me, a sheep?? Ah, no, no, no, querida. Porque a mí los hombres de mi vida me pueden decir mogólica, promiscua, y muchas otras cosas, pero ni a dios mismo le permito que me diga ovejuna.

Y en respuesta, escuché esta canción: (fíjense que la letra está abajo del video)

http://www.youtube.com/watch?v=mnIxAJktWCI

domingo, 16 de noviembre de 2008

Yo en los ángeles no creo, pero que los hay, los hay

Una persona del público recordará esas tardes en que íbamos al centro, comíamos en New Burger, y después de dar vueltas y vueltas, comprábamos la revista Teen, un clásico total. Una de mis partes preferidas consistía en un par de párrafos que mandaban lectoras (en teoría, aunque después de conocer la posta acerca de las revistas a través de *, ahora pienso que quizás era una mujerona de cuarenta años, que se sentaba con un faso colgándole del lado izquierdo a anotar cuanta pavada se le entrara en la cabeza). Más allá del origen de las historias representadas en esos párrafos, éstos incluían anécdotas enternecedoras de diablillos y angelillos con los que las pseudo-lectoras habrían salido. Hoy, a diferencia de casi todas las otras veces, me ocupo de un angelito.

Barman. Ay, qué cosa. Además de seguir siendo un as (ojo, no un ass) en el dormitorio, se lució el fin de semana pasado con toda suerte de comentarios dulces y conmovedores. Terminamos en un momento contando los horrores a los que nos enfrentamos en el dating world desde nuestra despedida. Confiesa Barman entonces que había salido con varias chicas, pero después de un par de citas se daba cuenta de que nadie llenaría mis zapatos. Aaaah, qué corazón. (Por supuesto, le dije que no me extrañaba; siendo tan alta, tengo unos pies que sobrepasan la media.)

Pero la cereza absoluta fue un regalo que me había mandado el fin de semana anterior. Recapitulo para los desmemoriados: Barman y yo teníamos una cita, la cual yo cancelé arguyendo que no me sentía bien. La verdad era que yo tenía en ese momento un visitante molesto y mensual, y que al final terminé pasando la noche con el profesor. Diablo, si los hay. Yo, no el profesor, que es muy ni fu ni fa para ser figura de la biblia. En el otro párrafo, el ángel Barman me había mandado una caja. Qué digo, un cajón, que contenía:

1. Una tarjeta, con un dibujito de un perrito dorado. "You are great! You are wonderful!", decía en el frente. Al abrirla, uno leía: "We thought you might like a 'lab' report", (LAUGH) a lo que él había agregado "I'm sorry to hear you're not well, but I hope this will help you get better for your trip!" (OOOH)
2. Un frasco de vitaminas
3. Una botella de jugo
3. Dos latas de sopa
4. Chocolates varios
5. Dos revistas (para que yo leyera en mi convalecencia)

Y la lista podría continuar por horas, puesto que el muchacho había previsto todas las necesidades de diablito enfermo. Y yo, esquivando el bulto, le cuestiono: "Lo que yo no entiendo es cómo vos, siendo así de tierno, no estás casado ya." Ni medio segundo después, el relámpago: "Porque vos no te querés casar."

Y ésas son sólo algunas de las muy tiernas historias que surgieron del fin de semana, y quedan aquí como señal esperanzadora para las Dingas del mundo, quienes a veces dudan de que anden por ahí hombres de puro corazón, porte elegante, y dingaling contento.

viernes, 14 de noviembre de 2008

El arte de la guitarra

Al escuchar (leer) vuestras respuestas a algunos de mis posts, se me profundiza la impresión de que mi vida es un cuento de ciencia ficción. Onetti dijo que empezó a hacer ficción antes de aprendir a escribir, porque mentía, y eso era literatura. Y, con los psicólogos, yo coincido en que todo relato, incluso el autobiográfico, es ficción. ¿A qué viene todo esto? Pues a que hace poco me animé a usar la mentira en mi vida real.

A mí me da no sé qué mentir, aunque también la mentira me resulta increíblemente atractiva. Fantaseé muchas veces con tejer fábulas cuando me toca algún compañero de avión que no deja de querer small-talkear, sin importarle cuán profundamente yo hunda mi nariz en mi libro de turno. Cada vez que eso pasa, empiezo a sudar, el corazón me palpita expectante, y me pregunto si, finalmente, esta vez me voy a animar a inventarme una vida y un nombre, y contarle a mi cumpa una historia interesantísima y que nada tiene que ver conmigo. Pero al final no me sale, siento una culpa enorme siquiera antes de abrir la boca, y le terminó contando hasta las más pequeñas nimiedades para compensar.

Si tanto me atemoriza guitarrearle a un desconocido al que jamás veré de nuevo, y a quien, en realidad, tampoco le importa, aún más horror me da mentirle a alguien que me conoce. Sin embargo, hace poco me enfrenté con un cerebrín que creía tenerme en la palma de su mano, vi las comisuras de sus labios enrularse en el placer de haberme enredado con sus historias, y tal despliegue de maldad me sacudió hasta ponerme en modo Sun Tzu. Decidí, al menos por el momento, que los tarados que se creen que me voy a comer sus historietas van a tragar su propia medicina, ya que su impresión de mi naiveté les va a impedir ver los hilos del cuento que les voy tejiendo.

No les puedo asegurar qué fue lo que vi en ex-drogui que disparó las alarmas. Tal vez fue lo relajado que estaba cuando yo probaba las barbaridades que últimamente me ha dado por preguntarle a mis candidantes. Quizás el exceso de interés que demostraba en sus gestos acompañado de un vacío de emoción en los ojos, combinación que ya he encontrado varias veces. De golpe, me acordé de una lamentablemente larga línea de guachos que me enriedan haciéndome creer que me entienden, que son simples y honestos, y que les encanta estar conmigo. La verdad, en esos casos, era que eran guerreros expertos en la guitarra amorosa, que sabían exactamente cuándo largar el suspiro y apretar la mano, y dejar caer elogios a diestra y siniestra, cuando lo que los fascina no es la mujer, ni siquiera el sexo con la mujer, sino la sensación de poder sobre el otro, de saber que el otro se engancha mientras que ellos están jugando a ser un personaje fascinante. Los fascina la fascinación que pueden ejercer en el otro, y cómo pueden manejar la flauta para que una termine serpenteando al ritmo de ellos.

En esta ofensiva, me pregunté, ¿cuál es la mejor respuesta? ¿Cuál es la reacción que los deja vacíos y palmados? Con xd, la respuesta fue instantánea y casi inconsciente. Después de apenas dos citas, fingí confesarle con pudor que no lo podía ver más. Que él era tan lindo, inteligente, y buena gente que yo tenía mis dudas acerca de si podría tener una relación puramente física con él, y con un temblor en la voz tan realista que me hizo pensar en volverme actriz de las telenovelas venezolanas, suspiré que temía enamorarme.

(Largo silencio. Casi podía escucharle el cerebro carburando, ¿y ahora qué hago? Mi estrategia de enamorar me alejó a la viborita. ¿Qué hago?) Pero...Y pero... ¿Podemos ser amigos?

No creo, le digo. Gracias por preguntar, though. Y cuidate, che. Chauchau. Sí, suerte, bye.

Y corté pensando en Dinga, a quien le gusta planear las relaciones como un juego de ajedrez donde las piezas tienen mente, y quien no duda de dejar caer una mentira por aquí o por allá para mantener al candidante en un terreno favorable para ella. Bueno, yo no tengo la astucia de ella, pero finalmente siento que estoy dando mis primeros pasos en el arte del guitarreo. Qué breakthrough, ¿no? Quizás esa mentira sea mi primer paso como escritriz.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Chip y sus atributos

Chip fue mi amable vecino por algo más de un año. Pacientemente, toleró mis noches en vela con música al mango, y mis días de regocijo con el Barman sin quejarse jamás. Además de esta cualidad tan comunitaria, tenía una pata corta (o tiesa, nunca averigüé) y un pájaro que chillaba todo.el.puto.día. A veces lo oía yo en conversación con el pájaro. No entendía Chip que el pájaro no escuchaba muy bien y le estaba preguntando, en francés, "¿lo qué?"

- Quá!
- Calláte!
...
- Quáááá!
- Calláte!!

Además de tener paciencia conmigo, una pata corta y un pájaro chillón, Chip tenía una relación muy especial con sus amigos, todos adultos, pero a quienes obviamente les gustaba jugar a las escondidas y a la búsqueda del tesoro. A veces venían de visita cuando él no estaba, y luego él se arrimaba a preguntarme si había visto a alguien entrar a su casa, porque le faltaban cosas. Seguramente se las habrían escondido en algún lado los graciosos. Otras veces cuando venían, él se escondía mientras sus amigos golpeaban y llamaban. Se me ocurre que quizás los estaba esperando con una sorpresa por si se les ocurría meterse a su casa otra vez. Chip era muy organizado con esto de cómo manejar a sus amigos, y no quería que yo improvisara. Yo tenía instrucciones estrictas de gritarles desde arriba que él no estaba, y que me había pedido que llamara a la cana si entraban.

Pero eso no agota la larga lista de propiedades y atributos que Chip tenía. La noche antes de mudarme de ese departamento, aprendí muchas otras cosas de Chip. Esa noche calurosa me hallaba yo corriendo para terminar de limpiar, ordenar, guardar, tirar cuando unos tímidos golpes me interrumpen. Como no raramente Chip me pedía un faso, abro la puerta con un paquete en la mano y la sonrisa cansada. Sus ojos amarillos y rojos me recordaron a las historietas coloridas de Batman de mi juventud, donde los malvados invariablemente tenían ojos tan extraordinarios como sus almas arrugadas. Me agradece el pucho y me pregunta, por enésima vez, si no quiero que me ayude a subir el sillón que estaba afuera. (Este bonito sillón había yo salvado de la basura una semana antes.) Pensé que quizás si yo le daba la explicación completa, de que ya me mudaba, de que no tenía sentido subirlo si pronto lo tenía que bajar de nuevo, que no se preocupara, que ya lo iba a sacar del paso, quizás a Chip se le iría finalmente la idea de la cabeza. Y se le salió esa idea de la cabeza, pero también salieron muchas otras por su boca. Los ojos ya vidriosos se llenaron de lágrimas. ¿Ya te vas?, me pregunta, como si hubiéramos sido mejores amigos todo este tiempo. Por qué, cuestiona con voz temblorosa de alcohol o drogas o emoción o todo eso junto. Y se apresura a tratar de arreglar mi vida.

Cuando digo que no tengo plata para mantener el depto, me dice que me puedo mudar con él, y que no pagaría alquiler. De cualquier forma, explica, yo duermo en el sillón más que en la cama, así que la pieza puede ser tuya. Vení, vení a verla, me dice, pero yo le agradezco y declino la oferta. Y ahí me explica que hay tantas cosas que le gustaría haberme dicho, como que piensa que soy una persona espectacular, y que si me da cosa convivir con un hombre fuera del matrimonio, no tendría problema de casarse conmigo. Me explica que tuvo un accidente de joven y así le quedó la pata, y también una placa en el cráneo, pero que es hombre entero y me puede dar muchos hijos. Bah, él prefiere dos, pero lo podemos charlar. Se le ocurre entonces que quizás el problema sea que no está siendo lo suficientemente romántico. Intenta arrodillarse, pero yo temo que su pata tiesa o corta se arruine aún más y le digo que no hace falta. Ahí se le ocurre que tal vez el problema no es lo romántico, sino lo práctico. En consecuencia, me cuenta que tiene una tía viejita que vive en Miami, y que cuando ella se muera él heredará una fortuna, pero yo le explico que la plata no me importa. Arguye que así yo tendría la ciudadanía, y yo contrargumento que entonces Bush sería *mi* presidente, y eso no me gustaría. Parece pensar que quizás es su modo de vida lo que me impide ver en él a mi media naranja, y promete que, si nos casamos, dejará las drogas y el chupi. Y ahí lo veo yo todo claro, y le digo que no debe dejar sus adicciones por una mujer, sino por sí sismo. Le arranco la promesa de que intentará recuperarse, y una vez que lo haga charlamos. Me da su teléfono, su nombre completo, los datos de sus padres, y se despide contento.

Nunca más lo vi ni lo llamé. En qué andarán, me pregunto, Chip, su pájaro chillón, y sus amigos inoportunos.

martes, 11 de noviembre de 2008

Esperando espero

Mientras mi amiga Ng promete y promete, y no solo eso, sino que también se va de vacaciones a Miami, dejándome sola acá, con mi frazadita en las piernas porque tengo frío y ella paseando en bikini por Ocean Drive, yo me pongo una película de amor, que en realidad miro de reojo y escribo. Así, toda desordenada como soy yo, escribo lo que se me viene a la cabeza mientras voy moviendo mis manitos sobre el teclado. Contrario a mi amiga Ng, que nos tiene acá esperando y nos adelanta sus próximas entradas, así tan organizada como es ella y tan laboriosa.
Yo acá, luego de un domingo bien domingo, aburrido y sin ningún tipo de acción, sin ningún tipo de excitment que iluminara un poco el cielo gris, luego de un domingo lluvioso y frío con mi frazadita en las piernas, escribo.
Esperando nos tiene Ng, y esperando me he pasado la vida que llevo vivida. Hace varios años, cuando todavía era joven, mucho más joven, fui a dar con un poema de Oliverio Girondo, que se llama justamente “Espera” y tan identificada me sentí, que lo leía y lo leía, entendiendo todas y cada una de las palabras de ese poema y pensando, como hizo este buen hombre, que sin conocerme, pudo describir mi vida tan fehacientemente.
Eso pensaba yo, mientras esperaba, mientras leía el poema Espera, que casi me aprendí de memoria, y llegué a recitarlo en mi mente, como si recitara uno a uno mis días.
Y dice Ng que nos fuimos a la mierda, que yo digo que últimamente escribimos muy serio y que estamos perdiendo el tono jocoso de nuestro blog. Entonces pienso, tal como una vez le dije a Banana Shake, “of course it is ok to smile, whenever there is a reason to” y lo adapto y digo, claro que podemos hacer de todo un chiste y reírnos, pero tenemos motivos realmente?
Y Ng me sugiere que piense, pero que piense en otro. A otro hombre se refiere, obvio. Entonces así, a vuelo de pájaro respondo: ahhh pero mira que viva, claro que me gustaría pensar en otro, y me viene a la cabeza eso que tantas veces soñé: una góndola en Walmart, especialmente dedicada a hombres. Es decir, una góndola donde haya muchos cientos de hombres, ahí sentaditos, para que nosotras evaluemos las ofertas y elijamos, a nuestro gusto y conveniencia. Pero no, queridas lectoras, tal góndola no existe, ya lo saben ustedes. Pero tonta! El amor se encuentra a la vuelta de la esquina, y cuando llega, llega. Ahhh si, claro, mucha razón tienen ustedes, you have the reason! Pero el amor, queridas, el amor no se encuentra en las esquinas de este pueblo, porque en este pueblo no hay amor, o mejor dicho, no hay hombres que lo propinen.
Hay hombres confundidos, inseguros, maleantes, delincuentes, shady, hay hombres buenos y considerados y llenos de amor para propinar, pero justo esos no nos gustan porque son muy perfectos, y nos terminan gustando los menos peores, de los cuales terminamos diciendo el tan mentado: bueno pero…me trajo flores una vez…bueno pero...a veces me atiende el tel…o a veces cuando dice que ya enseguida me llama, que esta ocupado, hace lo que dijo que iba a hacer, y me llama. Abundan en este pueblo los hombres “bueno pero” pero bien sabemos Ng y yo, que adolecemos de hombres en los cuales una pueda pensar, porque pueden ocupar nuestro pensamiento buenamente, pensar en ellos porque nos gustan, porque nos entusiasman, porque nos hacen sentir como nunca antes, porque nos aman y los amamos. Pensar en esos hombres (y digo esto mientras en la película de amor que estaba mirando, la pareja se besa y se abraza). Quien tuviera un hombre de esos para poder pensar en el….quien tuviera. Ahora, la gran preocupación gran, es que pasa en otros pueblos, salir de acá es la salvación? Es el fin de la espera? Es la solución a nuestros problemas de amor?
La película terminó, y les cuento, que luego de una intensa historia de amor, justo antes de que la pareja se vuelva a encontrar después de pasar un tiempo separados, el Señor se muere y ella se queda sola. Lindo, no?

domingo, 9 de noviembre de 2008

Avances Post #3: Insomnio en el mediooeste

En el último capítulo de "Las desventuras ngianas", Ng sucumbe momentáneamente ante los encantos multifacéticos de Barman. Asustada, se escapa en avión a Miami, donde encontrará al más reciente ex.

Avances Post #2: ¿Es un gato? ¿Es una moto? ¡Es suuuuper-Ng!!!

En este episodio, Super-Ng vence a un villano masculino con sus superpoderes femeninos de manipulación psicológica.

Avances Post #1: Chip, o lo que podría haber sido

Dos a.m. de un martes a la noche, Ng recibe una visita desconcertante de su vecino drogón. Incluye propuesta de matrimonio.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Promesas, promesas

Me planto aquí para prometer, con la mano en la zabeca, que voy a postear tres cosas la próxima semana, todas lait, porque, Dinga, vamos, nos picamos a la estratósfera con estas cuestiones existenciales. Lo cual está muy bien en tu caso, porque lo tuyo es el amor, tan convencionalmente humano (con la excepción quizas de las otteritas del link a la derecha), mientras que lo mío es animal, y por tanto no debería involucrar tanto pensamiento...¿No?

Pero, como antes de postear debo escribir, hasta la semana que viene será. Que el blog me divierte, pero no me alimenta --- todavía.

Call 911 !

Entre todas las cosas que me pregunto, me pregunto, querida Ng, cual es el limite de acción de una amiga? Es decir, para ser más específicos, que cosas hace o no hace, que cosas tiene que hacer y que cosas no tiene que hacer una amiga con respecto a la/s situación/es amorosas o sexisticas de su amiga. Es difícil decidir, ya lo sabemos. Porque inmediatamente todos están pesando ahora la típica encrucijada: si me entero que el novio/marido de mi amiga la está corneando, que hago? Ahhhh vieron, piensen dos veces, no es tan fácil eh!
Porque claro, yo les mostré a mis amigas las fotos de la nueva novia de mi ex, para que ellas me digan lo fea que es y así entonces yo me siento un poco mejor, y ponele que ellas no piensen que la novia nueva sea fea, de todos modos, quizás no con mucho énfasis, pero de todos modos me dirán que si, que es fea. Para hacerme sentir bien.
Y ponele que mis amigas, mil veces supieron que los pibes con los que yo estaba eran ya sea unos pelotudos, o unos forros, o unos colgados, o no me querían lo suficiente, o no les importaba un carajo, y puedo seguir…. Ellas lo sabían, yo también lo sabia, porque no soy tonta, pero el corazón si lo es, y yo quería y quería insistir y entonces ellas, no muy convencidas decían, y bueno, si a vos te hace feliz….
El apoyo ante nada, esa es la premisa. Pero entonces me pregunto, cual es el limite? Como hacemos para decidir cuando por apoyar, estamos permitiendo que nuestra amiga, nuestra querida amiga se ponga en una situación de riesgo, o fea, o difícil, o dolorosa? Como hacemos, eh? Porque ponele que apoyar sea la premisa y somos inclaudicables, porque lo que queremos es hacer lo mejor que podamos por nuestra amiga, y entonces apoyamos. Y ponele un poco más y entonces ponele que nosotros apoyamos y nuestra amiga se metió en un bollo feo, por meterse con un pibe feo (de corazón, no de cara) y como resultado final, nuestra amiga sufrió. Así como decía la vecina de mi papa cuando recuperó a su hijo perdido adentro del ascensor: y yo que hago con mi angustia??!?!?!?! Como corno hago para sobrevivir después de eso? Eh?
Entonces, creo que una vez más nos quedamos con una linda moraleja: los enanitos que saltan en la ventana y tan amablemente nos informan y predicen el futuro, SON CIERTOS! No son producto de nuestra imaginación, no son producto de alguna sustancia de la cual abusamos (lo digo por Ng, que es medio borrachita, no por mi que soy mas sana que el quaker), no son producto de una ilusión óptica. No no, Sras y Sres, tengo el placer de informar que los enanitos verdes existen! Y no me refiero aquí al grupo de música que sonaba de cuando en vez allá por mi juventud, no, me refiero a los enanitos verdes de nuestro instinto, porque ponete a recordar Ng, pónganse todos: cuantas veces, cuando tuviste una intuición, cuando pensaste o sospechaste algo, cuantas veces no fue verdad? Ahhhh viste? Hay que apelar al método científico, y a la investigación empírica, recolectamos datos y decimos: la pucha! Esta piba tiene razón: los enanitos verdes, esos que recorren nuestro inconsciente y a veces se pegan una visita a nuestro “consciente”, EXISTEN!

domingo, 2 de noviembre de 2008

Regla por aquí, reglas por allá

Insisto, yo no entiendo cómo me funciona la cabeza. Con la visita de Andrés (el que viene una vez por mes), les cancelé a mis dos citas. Pero cuando el profesor me pidió que nos viéramos, no se si fue el vino que me había tomado o qué, agarré viaje en el descapotable (en el que me vino a buscar, qué gracia).

Cuando le cuento de anoche a Dinga, estaba yo tan contenta, tan pero tan contenta, y ella seria como cura en Gomorra. Y en un momento no se aguanta más y me empieza a criticar porque me llevé trabajo a la casa del profe, porque me quedé a dormir, porque, cuando me levanté resacosa y cansada varias horas antes que él, me serví un café, y porque encima me quedé sentadita, trabajando, hasta que él se despertara, esperando para que me llevara a mi casa. "Todo mal - me dice-, Ng, vos sos una maleducada. ¡Así las cosas no se hacen! Si el objetivo de la relación es curtir, vos vas, curtís, y te vas, y punto!" Y ahí me empezó a poner reglas de comportamiento, todas basadas en aparentes faux pas que me atribuye, y me pidió que escribiera la siguiente lista de do's and don'ts:

DO's
- small talk, siempre que sea necesario
- siempre decir que uno tiene otro compromiso y picárselas luego del acto
- tocar sólo las cosas animadas (gatos, él)
- es obligatorio curtir (o realizar alguna otra actividad sexual) en cada encuentro

DONT's
- no quedarse a dormir. La señorita de la garcha sólo se queda a dormir por accidente.
- no comer ni beber nada a menos que se lo ofrezcan a uno
- no compartir con él nuestra perspectiva acerca de cómo el Martín Fierro es relevante a su trabajo
- no llevarse trabajo a la casa de él
- tampoco decir outright "nos juntamos a curtir por una hora hoy?" Que se curte, se sabe, pero queda feo decirlo.

Bueno, ahí va la lista, cuyo objetivo es demostrar que yo te presto atención, Dinga, cuando me decís que "Ay, pero no ves que vos confundís todo. O se garcha, o se está de novia, pero no andes mezclando." Sí, te escucho, te entiendo. Igual, no me convence.

Por eso, yo le ruego a la audiencia que exprese su opinión: ¿Tiene razón? ¿Es que no se puede hacer otra cosa? ¿No puede hacer uno lo que se le cante, sin tener que preocuparse tanto por adaptarse a los modelos de pareja que nos da esta cultura? Y si no quieren opinar acerca de eso, al menos tomensé un momento para dejar un comentario dirigido a Dinga y decirle que no hay derecho de que me mandonee de esta manera.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Tener para elegir (o de la inexistencia del libre albedrío)

Bueno, Dinga, te cuento que todavía no me decido acerca de por qué el bisnisman no me copó. Lo pienso y repienso y me debato entre varias explicaciones. Un poco como cuando los ex-novios (que en ese momento no eran ex) me preguntaban, pero ¿por qué querés estar conmigo? O, peor todavía, ¿por qué me querés? O como cuando mi prima Lu me dice, ¿por qué no querés tener hijos? O como cuando la testiga de Jehová que me viene a visitar de vez en cuando me cuestiona, ¿por qué no creés en dios? (Bueno, para ella debe ser ¿por qué no creés en Dios? o DIOS? o Jehová, porque, no sé si vos sabés, Dinga, que la biblia revela el nombre del señor. O al menos así me lo explica Margaret, mi testiga amiga, que de esto ha de saber.)

En todos estos casos, si me soy sincera, la respuesta es - y, porque sí. Porque así me sale. Porque eso es lo que hago. Después, para fundamentar mi decisión, tengo montones de razones entre las cuales elegir. Como acá no vengo a escribir de dios, hijos, o amor, me concentro en el porqué, o el abanico de porqués, que, conscientemente, elijo para fundamentar el sentimiento de hñññññ que me provoca el bisnisman.

A los que sintonizan sin saber el principio de la historia, les cuento que el bisnisman me contactó por un aviso que puse en internet. Sí, así como les cuento, me publicité en una página del corazón y otras partes corporales, y este muchacho decidió contarme que mi descripción física coincidía con las expectativas suyas, y que su intención era honorablemente partirme como a un queso. Bah, así no lo puso, porque como es criado por estos lares, no habla abiertamente de sexo. Pero algo por el estilo. Después de un par de semanas de comunicaciones electrónicas, decidí preseleccionarlo para un encuentro en un bar. Razón número a para rechazarlo: estaba tomando cerveza light. Vamos. Si chupás, chupá, no me vengas con esa garcha de agua cara que te venden acá. Siempre me acuerdo de la improvisación de mi prima Flo basada en Blanche. La recuerdo sacada, mesándose los cabellos, y exclamando las siguientes frases que me persiguieron eternamente: "Yo quiero un hombre! Un HOMBRE! Un hombre que coma caRRRRne, no una puta ensaladita a la hora del almuerzo!" Bueno, el mismo sentimiento por acá.

Me esfuerzo por no pensar en la Coors light, bebida de salames si las hay, y charlo. Dejo que la conversación fluya. En ese reflujo, arribaron varias razones más. Razón número b: no me im-POR-ta que tengas tu propia casa con cuatro habitaciones, varios autos, tu propia empresa que produjo quiticientos triquillones de dólares en el último año. Si algo aprendí de los marcianitos en la ventana es que el chiste de Shrek acerca del castillo de Farquad no es gracioso, pero sí cierto. Así que razón número b.1: si tanto canalizaste para el dinero, y acá, Dinga, me vas a apoyar un cien por cien, es porque te falta falo, güevón. Y razón número b.2: sos un materialista, imperialista, conservador desagradable, y no veo la hora de que las masas obreras te coman crudo, como masa que sos. Porque, y aquí se presenta razón c, muchacho, no. Mirá que a mí mucho las apariencias no me importan, pero la verdad es que con esa trucha, con esa camisita a cuadritos y birome en el bolsillo, con alguien con tan poco sentido de las apariencias, no, no da. No me da, qué te puedo decir.

Y es en ese punto en el que de golpe vuelvo a dios y a la iglesia, golpeándome en el centro del pecho y repitiendo "por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa". Y mi superyó (o una entidad parecida, pero que esta okey con mi sexosidad) me espeta, ah, vos que te hacías tanto la equal opportunity employer, la que a mí lo único que me importa es que sean buenos amantes, fijate, fijate nomás. Qué superficial, vana, y pequeñoburguesa que sos, vos con tus lecturas pseudofreudianas del pobre ingeñero, que tan sincera y sencillamente se te ofrece los lunes, miércoles y viernes, y cualquier otra noche después de las 9:30. Mirá tus razones: lo que toma, lo que piensa, cómo se ve... ¿No ves que al final te hacés tanto la canchera con que vos querés contratar a alguien con quien sexar, y después te andás quejando de características que en nada tienen que ver con la performance sexística? A ver, decíme, vos que te hacés la mujer de ciencia, desde cuándo performance y whisky se llevan de la mano; qué universidad ha demostrado que el número de posesiones de una persona es inversamente proporcional a su dingaling size; por qué principio de la físicoquímica la fealdad o el tamaño de una persona determinan que sean unos monguis en la cama; y, peor, más bajo que todo lo demás, quién tiene la culpa de su nivel socio-económico, a ver. Decíme.

Y yo me quedo callada, que viá 'cé. Y me refugio en mi idea de que, al final, no somos seres pensantes de derecho, sino sólo a posteriori. O, mejor dicho, en la idea de que para mí los pensamientos y los sentimientos son una misma cosa, una cosa física, algo que le pasa a mi cerebro, pero sobre la cual no tengo ningún control, y que no sigue ninguna lógica, ni lacaniana, ni postjunguiana, ni banana. Y me quedo con la incertidumbre de que al final no sé porqué ni onda con el bisnisman.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Todo todo todo todo se repite repite repite repite

Así como hacía cuando iba al analista, retomo desde la última palabra. Y sigo también con mis asociaciones. Dijiste bebedero roto y me acorde de los bebederos de la escuela N 103, a la que asistí desde 5to a 7mo grado. Que al lado del baño de nenas, tenía una fila de bebederos, de esos antiguos, que eran como un bidet, pero no para el culo, sino para la boca, y que claro, siempre estaban rotos, y entonces vos apretabas el palito y el chorro salía para cualquier lado y seguramente te ensartaba un ojo. Y el ojo, gracias a Dios (mi dios que siempre me ampara) el ojo decía, nunca tiene sed. El recuerdo de los bebederos rotos de la escuela 103 me trae también el recuerdo de haber sido “la nueva” y de cómo, no tengo muy en claro si por el título de nueva o por mi inherente belleza, los nenes del grado se alborotaron con mi llegada. Y atrás mió se sentaba uno, del cual no debelaré el nombre porque ahora es famoso (de verdad) que estaba enamorado, de mí justamente, fijate vos. Y yo, no hacía otra cosa que jugar “hard to get” porque lo cierto es que a mí, no me gustaba el este que se sentaba atrás mío, que luego devendría en celebridad. A mí me gustaba uno de mi edificio, que a juzgar por los acontecimientos, nunca se enteró, ni de que yo existía, ni mucho menos de mi inconfeso amor hacia el.
Ayyy si Dinga, dirás vos Ng, dirán los lectores, a donde queres llegar con esta historia tan tierna. Porque acá, lejos estamos de contar historias tiernas, de patios escolares y compañeros de banco. Noooo, ya lo sé, tranquila Ng, tranquilos todos. No tengo intenciones de arrojar pureza de guardapolvo blanco en este blog, no no. Es que todo esto me hizo llegar a la conclusión, bueno, en realidad ya lo sabemos, de que siempre queremos lo que no podemos tener. Y me pregunto, que sería de mi vida hoy si le hubiera dado bola al que desde el banco de atrás me decía que yo inventaba excusas y que en realidad el pibe que yo decía que me gustaba, no existía.
Ey, wait a second, hold up! Se me acaba de ocurrir que por un lado, si le hubiera dado bola, capaz hoy podría haber sido la esposa de una celebridad, que sonriendo ante las cámaras hubiera dicho: ay si, nos conocimos en quinto grado. Aunque quizás, muy sabio era este muchachito, que un día me dijo, ese que vos decís que te gusta, no existe. Y quien te dice….capaz tenia razón.

Después del desierto

¿Vieron mi último post? ¿Cómo una se entusiasmó con que iba a conocer a ex-drogui, y se preparó, y eligió la ropa horas y horas antes de la cita? Bueno, lo que no vieron fue cómo XD me invitó a su casa, así nomás, pensando que una es tan pero tan fácil que va a aceptar booty calls de desconocidos. Pues no, cariño, qué te crees, eh. Así que, antes de darle el gusto, una se queda en casa.

Sola.

Tan sola.

Tan cerca del teléfono.

Tentador, ¿no? Eso mismo pensé yo. Y, después de tanto pensar en Barman, fue sólo natural darle un tubazo y acordar que nos veríamos el sábado a la noche. (Sí, Dinga, ya estuve cosiendo bolsitas del súper para armar una capa plasticosa sobre la alfombra y la cama. Y tampoco lo voy a dejar tomar, nada, en ningún momento. Ah, y esconder el tacho, por si las moscas.)

Bueno, y después de esta nada nada nada por semanas, de golpe, así, tengo no una, sino dos citas. Una el viernes, una el sábado. Y estas son la real-thing, macho, porque una llega un momento en que se le caen todos los prejuicios. ¿Me measte el tacho? No te preocupes, todo bien. ¿Recién nos conocemos, me decís que vas a la iglesia tres veces por semana, y a AA dos? No problem, pal, todos tenemos nuestras fallas. Yo me subo al tranvía, porque justo ahorita me llamo Deseo.

Porque si el desierto es lo suficientemente largo, hasta un bebedero roto parece un oasis.

sábado, 25 de octubre de 2008

¡Qué tacho!


Así como Dinga está amparada por su dios bananero, mi vida parece gobernada por Janus, el bifásico dios del umbral, representando a una vez el fin y el principio, la civilización y la barbarie. Si existe, este dios se las ha ingeniado para poner en mi camino varios de sus seguidores, disfrazados de personajes aparentemente normales, pero que esconden bajo la máscara sonriente pura oscuridad.

Uno de éstos fue Barman. Barman era jovencito - apenas había alcanzado la mayoría de edad cuando yo ya me acercaba a la treintena. A pesar de ello, demostró una capacidad de aprendizaje impresionante, y rápidamente se volvió mi más preciado alumno-candidante. Pasó de ser una piltrafa sexual que se cansaba a los 15 minutos, a ser mi dios personal, el único que me ha superado en libido, el protagonista de ese famoso 14-en-22-horas que menté en el primer post. Ah, ese recuerdo me persigue agridulce y jánico: saber que uno puede alcanzar tal cantidad y calidad a una vez me impulsan hacia el futuro, a buscar otro con quien hacer lo mismo, pero también no permiten que nadie parezca tan bueno como él, anclándome en la memoria. Muchas veces me he dicho, qué tacho, haber tenido la suerte de saber que ese ideal no sólo es posible, sino que lo he vivido. Y aun si jamás puedo repetirlo, me queda el recuerdo de la cama, el sillón, la pared, la otra pared, el piso, la cocina, la bañera, la cama de nuevo, etc. etc.

Tristemente, después de seis espléndidos meses, Barman terminó la facultad y se mudó a otra ciudad, y yo mudé mis favores a otro. Sin embargo, seguimos en contacto, y cuando me dijo que estaba pensando en visitar este pueblillo mío para encontrarse con unos amigos, le ofrecí que se quedara en mi casa. Como yo soy turra, sí, pero con uno solo por vez, él dormiría en mi cama y yo en el sillón. Esa fatídica noche, Barman salió con sus amigos, y su ebriedad al retorno lo llevó a ignorarnos a mi computadora y a mí sentaditas en el sillón y enfilar directo para el dormitorio. Poco después, me fui a dormir recordando aquel fin de semana idílico, maldiciéndome por mi enfermedad monogámica cuando tan cerca tenía a este amante perfecto, y tuve sueños raros. Soñé con fuego, noche, y lluvia. La lluvia finalmente me despertó. No era un sueño, pero tampoco llovía. Sin embargo, el sonido de lluvia allí estaba. ¿De dónde venía? 

Insegura hasta de mi sanidad, eché un vistazo hacia la fuente del ruido, el tacho de basura a dos metros de mis pies. Allí parado, literalmente meando en el tacho, estaba Barman.

Janus, ¿me estás jodiendo? Ahora que la soltería me ha quitado hasta la curtida mensual, ni siquiera puedo soñar con mi amante perfecto, porque el pensamiento de su dingaling está indelible y dolorosamente asociado con un tacho de meo. Lo he charlado con él, ojo. No me acusen de haberlo descartado por un poquito de pis en un lugar en el que, de cualquier forma, por definición no reina la limpieza. Pero él me comentó, una vez que el alcohol en su cuerpo (y el tacho) se hubo evaporado, que no era la primera vez que le pasaba, y que estaba contento de no haberlo hecho sobre la alfombra, como había ocurrido en otras ocasiones. Así que hasta que no me mude a una casa con pisos de plástico lavables al Barman yo no lo invito a pasar la noche.


viernes, 24 de octubre de 2008

El regreso de los muertos vivos!

Hoy tengo el gusto de citar a mi célebre amigo, el filosofo Norman, que un día me dijo estas sabias palabras: La que es puta vuelve, y si no, manda el recado.
Sabias palabras, repito, tan sabias y tan ciertas.
Por eso hoy, conmemoramos el día del regreso de los muertos vivos, o de las/os putas/os vivos. Que vuelven, que también te mandan el recado, que joden, que se arrepienten, y a los cuales una les dice: it is a little too late!
Ayy, dirás vos Ng, tanta alharaca por los mensajes de Banana Shake? Si ya sabemos como es…No no, digo yo, querida Ng, no es solo el. Hoy mi día tuvo el regreso de otros muertos vivos. Ahhhh, dirás vos, quien más? La cosa es que develé quien era el misterioso número, que te confieso que ya me estaba asustando un cachito.
Resulta que, después de que se yo cuanto, quizás más de un año, el buen amigo CJ decidió ver en que andaba, porque encontró su viejo teléfono y miró los contactos y dijo, ohhh shit! I remember this girl, we used to have great sex…I might as well give it a try. And so he did…
Y entonces me preguntó si le daba una oportunidad, que por que no íbamos a cenar, o a hang out (tan indefinidamente indefinida esa actividad, por cierto). No, dije yo. O mejor dicho dije: No, I don’t think so. Cosa que no le gustó mucho, por supuesto, ante lo cual apeló a frases tales como: I don’t think I am a bad person. Y cosas por el estilo. No, yo nunca dice eso, amigo CJ, pero aun así, seas vos un pan de dios, no tengo deseo alguno de verte. No dándose por vencido, apeló al: but I miss you….Y ahí no pude evitar la carcajada. Lo vas a pensar? Pensar que? Que es lo que tengo que pensar? Pensar más de lo que pienso?? Pensaba yo para mis adentros…Podes por favor pensar si podemos ir a cenar. Ahhhh, no, te agradezco, gastate la plata de una cena en alguna otra cosa divertida.
Fiuuuu, muertos vivos si los hay…. Y dos juntos en el mismo día!

What was the topic again??? Post break up communication?! That's what I thought....

jueves, 23 de octubre de 2008

Se comunicó con la casilla de mensajes de....

Si hay algo que me rompe soberanamente las pelotas (como diría tu hermano, no me acuerdo cual) es no conseguir algo cuando lo quiero. Esta afirmación es así tan amplia y tan abstracta, porque así funciona en mi vida, cuando quiero algo, lo quiero! Y no me refiero a querer de amor, que también podría decir que cuando quiero, quiero; sino a querer de obtener, de conseguir, de lograr. Porque bueno, algunas marcas de hija única son imborrables, así que quede así, medio caprichosita.
La cosa es que, en la amplitud y la vaguedad de mi afirmación, puedo incluir muchas cosas, por ejemplo, una simple llamada telefónica.
Te aclaro Ng, ya que seguramente te sentís aludida, que no incluyo aquí a las llamadas a los amigos, a quienes uno poco a poco los va entendiendo y queriendo así, como son, con taras y manías. Incluyo solamente llamadas a hombres, sean estos novios, candidatos, amantes, touch and go (como decía la celebre Moria Casan) o cualquier titulo que les otorguemos. Porque mi criterio es, si yo te atiendo cuando vos me llamas, por cual incomprensible razón vos no podes hacer lo mismo?? Eh??????
Ayyy nena, dirán tod@s, pero capaz estaba durmiendo/cagando/duchándose/limándose las unas/charlando con su vecino/mirando fútbol/jugando video juegos/y la lista sigue. No seas rompe huevos y entendé que la gente tiene otras cosas que hacer además de atenderte el teléfono a vos. Siiii, digo yo, ya seeee! Pero una de las funciones del tal mentado celular, es que el buen aparatito te dice, ahí en la pantallita te dice, quien te llamó y a que hora, y si la persona tuvo a bien dejarte un mensaje, el aparatito te dice aun mas información. Entonces que hacemos? Que hago yo? Cuando veo lo que el aparatito me dice, procedo a devolver la llamada, o intento comunicarme de alguna manera.
Pero los hombres en mi vida, excepto el pobre Banana Shake, que para reconocer sus virtudes, vamos a decir que era un buen atendedor de teléfono, los hombres de mi vida, decía, NO atienden. Entonces una, que es paranoica, comienza a tejer y destejer cientos de hipótesis, sin percibir que el simple motivo por el cual no me atienden o devuelven la llamada, es porque les importa un choto. Ahhhhhhhh, pero cuando vos me llamaste te importaba, eh?!?! Y si, es una cosa así, intermitente.
De todos modos, me pregunto cual será la razón de que esto me moleste infinitamente cuando lo hace un hombre pero, tal como dije, no me molesta tanto cuando lo hace un amigo/a. Ah si, porque a los amigos/as los queremos igual, así con sus taras y manías, y a los hombres….?

Si Ng, escucho tu voz diciéndome: I told you!

miércoles, 22 de octubre de 2008

El señor de los conejos (con moraleja incluida)

No sé si el estimado público y Dinga han visto la peli El señor de los caballos. Es una cruza de Danza con lobos y Los puentes de Madison, en la que un caballólogo de instintos que le permiten una comunicación paranormal con los animales enamora a una citadina.

Por acá no hay lobos, ni caballos, ni hombres que convenzan a las bestias por medio del susurro. Pero sí hay un especimen hombril que nos regala una perla como las de Susana a través de palabras quedas.

Conocí al señor de los conejos en mi trabajo. Este muchacho, con el peso y la cara de un hombre casado desde hace veinte años, no tiene más de 25. Él es el jándiman del edificio, a quien una recurre cuando le jaquean la impresora, la compu principal sufre un aneurisma, o un padre enojado porque le pasamos la misma música en todos los estudios convenientemente deja caer los caros audífonos de piloto. A pesar de su destreza manual y -seguramente- mental, el señor de los conejos nunca se rió de un solo chiste mío. Y miren que he tratado - me conocen ustedes. La mitad del tiempo estoy diciendo pavadas. Pero él siempre me mira serio, con ojos de reprobación. Hasta que un día, tal vez por la acumulación de escotes luego de varios años de vernos, me pregunta si quiero aprender rácquetball. 

Ahora, ojo, me dije yo para mis adentros, porque una se vuelva una mujer internética no debe olvidar que en el mundo físico también se consiguen candidantes. Así que le digo que sí, y acudo a nuestra primera cita con una remera vieja y un short, a sabiendas de que estos jamones no me van a ganar más que la distancia. En el fondo, les confieso, este muchacho no me atraía ni un poquito, ni siquiera en el height de mi hambre. Pensé que verme así como me pongo cuando correteo mantendría nuestra relación concentrada en sus pelotas. De rácquetball.

Después de mucho juguetear - al rácquetball -, decidimos tomarnos un descanso. La conversación, como siempre con él, fue rara. A mí me cuesta cambiar de estrategia incluso cuando constantemente diciendo pavadas el otro me responde como si yo hablara en serio. Me concentré (concentrateconcentrateconcentrate) y terminamos hablando de un libro de Asimov. Él me cuenta la historia (a la cual, si les soy honesta, apenas si le presté atención) y termina con  "y los espera un destino peor que la muerte". "¿Se vuelven seguidores de Bush?", digo yo, sin poder controlarme. Y otra vez esa mirada de reprobación. Horrorizado estaba el señor. La siguiente es la fábula (para él, historia verdadera) que me susurró, seguramente esperando enamorarme como a citadina quien jamás ha visto un atardecer sin polución (pun intended?)

"Bueno, si te estás inclinando por ser liberal (= de izquierda? pacifista?) te voy a contar una historia. En Australia, tenían una superpoblación de conejos, un problema terrible. Un científico desarrolló un tipo de gripe que atacaba sólo a los conejos, y hacía que sus crías no pudieran reproducirse. Al ser una especie de gripe, se contagió muy rápidamente, y en poco tiempo estos conejos desaparecieron. Recientemente, ese mismo científico fue contratado para adaptar esa gripe para los humanos. No se sabe quién lo contrató -- pero, ¿a quién le puede venir bien que esa gripe se esparza, en efecto eliminando todas las futuras generaciones de un pueblo? Pues a aquéllos que tienen a sus mujeres guardadas y no las dejan salir (= los musulmanes)."

Moraleja: (porque, como le decía a Dinga el otro día, si voy a tener que vivir estas cosas, al menos voy a fingir aprender algo) La ley de buena educación que dice "no habléis de política, ni en la mesa ni en la cama" se olvida de la cancha de rácquetball, el bar, la parada del cole, o donde sea que uno pueda encontrarse con el más potencial candidante de origen yanqui. En definitiva, no habléis de política y punto. Ni de dinero, inversiones, casas, autos, perros, familia, libros, música, cine, ni turismo, agrego luego de mi cita con bísnisman. Ni de uno mismo, o de sus familias, o su trabajo. ¿Me olvido de algo? Bueno, por las dudas, mejor no hablar, y punto.

martes, 21 de octubre de 2008

El catálogo de los nabos (abreviado)

Va sin citas de la Ilíada, pero con igual dosis de aburrición para el lector. Incluye solamente los que han sido considerados en las últimas dos semanas.

1. El requeteviejo (antes denominado el viejo, hasta que me di cuenta de que apenas si lo superaba en edad al profesor, quien fue a ver a los Sex Pistols cuando sacaron el primer álbum). El requeteviejo me mandaba un mail por día, muy simpáticos y divertidos, por lo cual yo no me quejaba. Nos encontramos a tomar un trago, y estaba tan contento de que una mina que no estuviera en silla de ruedas potencialmente le diera bola que llamó a su hermano. Sí, así como les digo, lo llama al hermano y en un momento yo levanto la vista y hay tres salames que me miran con devoción. "Wow" dice el hermano. Hombre de pocas palabras? No. "Can you turn around?", pide a continuación. No, ¿no? El final de esa historia la guardo para otro momento. El requeteviejo y su familia definitivamente van en "too much", demasiadas palabras, interés, edad. Conclusión: ¡flit!

2. Buen pibe (aka bepibu). Edad: imberbe. Otro bicho de internés, este bepibu me cuenta de su gato, de las series que mira, de sus intereses por la cultura (así. No dice pintura neobarroca, o cine francés, o siquiera una categoría igualmente vasta e inexistente como libros). El bepibu se estanca en lugares comunes que -a una, que se ha vuelto una experta en quejarse de esta tierra en la que residimos- le revuelven el estómago: "if corn=culture, we'd be up to our ears in it." Literalmente. Ah, y terminan diciéndole a una que sí nos podemos encontrar cuando tengas ganas, no estoy muy ocupado esta semana, apenas buying stuff for my Thanksgiving costume. No, no, carigno, no. No. No me cuentes estas cosas, no. No va.

3. El hijo pródigo. Edad: indeterminada. Sintaxis: compleja. Largo del último correo que me dirigió: dos páginas. En éste detallaba que había vivido en muchos países, y que recientemente retornó al mediooeste para cuidar de sus padres en su senectud, porque ellos le han dado la mejor vida y educación que jamás hubiera soñado. Me puedo encontrar cuando quieras de noche, me dice, porque mis padres se van a dormir antes que yo. Ídem que al candidato #3.

4. El bisnisman. Como buen ingeniero, corta a la carrera: me quiero encamar varias veces por semana, pero no me interesa conocerte. Interesante, muy interesante. Por si las moscas, le pongo una trampa: un cuestionario acerca de sus costumbres higiénicas en cuanto al sexo. Este cuestionario es muy útil, para aquellas que decidan seguir mi mismo rumbo, y me ha servido para yuyar afuera a varios zapatos que se asustan fácilmente. Impávido, me festeja que tenga la cabeza bien sobre los hombros, y se ofrece a hacer varios tests. Epa, ¡gol de media cancha! Pasa a la preselección: esta noche nos encontramos a tomar una cerveza. ¡Detalles para más tarde!

5. El carfan. Ay, cómo me enferma cuando me ponen cuánta plata tienen, que tienen su propio negocio, que se mantienen ocupados con sus tres autos. Y para abrocharlo dorado, me mandan una foto en uniforme de mecánico. ¡FFFFFFlit! Pero no tan seguro como al requeteviejo, que quizás debajo de la costra de grasa vieja se halle un diamantino donjuan.

lunes, 20 de octubre de 2008

Que dicen los hombres cuando dicen algo?

Y como yo siempre te hago caso, Ng, me puse a mirar Desperate Housewives, siguiendo tu recomendación. Y como soy así rápida de mente (y también un poco de bombacha) de golpe asocié una línea del dialogo, con la línea del mensaje de texto que recibiste hoy.
Otra veeeeez? Diras vos, dirá nuestro querido publico (que me pregunto si realmente existe) otra vez nena con los mensajes de texto! No no, te equivocas. Me quiero referir ahora al contenido del mismo, o mejor dicho, al poco contenido. O más aun a, que tienen los hombres para decir?
Mensaje de texto: hola
Dialogo en DH (contexto: discusión en la mesa familiar)
Mujer: Seeing that you are the head of this household I would really appreciate it if you could say something!
Hombre: Pass the salt?

He aquí, dos claros ejemplos. Estas simples criaturas, que de cuando en vez nos gratifican prestándonos sus dingalingues por algunos minutos (si si, ya se ya se, 13 polvos fueron más que algunos minutos, esta vez no vamos a contar las excepciones) no tienen más que pocas palabras correspondientes a su poco vocabulario, que muy pocas veces son unidas en una oración, y ni soñar con una subordinada, oh no!
Y nosotras, que no estamos exentas de pecado y entonces no tiramos la primera piedra, podemos pasar horas analizando un mensaje de texto que decía: hola, o algún otro que decía: :(, no wait, that wasn’t even part of any spoken language!
Que decís Ng, que decís vos de esto que dicen (o no dicen) los hombres?

domingo, 19 de octubre de 2008

La carne no es tan débil

Quería compartir contigo, Dinga, y con el estimado público, que este día me saqué un premio a la decisión. Me levanto, como tantos días últimamente, pensando que si no me consigo un tipo ya, se me van a caer las partes, o como decía la china, se me va a cerrar el negocio, porque una es como la mayonesa: dura y dura, hasta que la abrís, y después si no la usás se vence. El dilema ético-moral, entonces, era el siguiente: 
a) una quiere; 
b) una puede usar el famoso texto (eh, loco, qué te pasa que le reclamás a Dios que invente una cosa tan útil) pa' conseguirse un muchacho por medio de la famosa booty call (o bounty call, porque una es bountiful if nothing else); pero - y aquí nace el dilema- 
c) una no debe. No. No debe caer en la tentación de llamar al profesor.

¿Por qué, me preguntas, querida lectora? Porque es matemático: dos puntos determinan una recta. Punto 1: segunda cita con el profe. En el eje x, el tiempo: tiempo 1. En el eje y, la performance: le pongo un 5. (EEEEh, me dicen, un cinco! Para qué saliste de nuevo si era apenas un cinco, eh! Simplemente porque la primera vez los hombres se ponen nerviosos, no saben a qué atenerse, o están desesperados, y se les va va va se fue! La segunda vez, por otra parte, es determinante. Ahí ya saben que una volvió a la casa y les mandó un correo, detallando lo bueno que estás, lo bueno que estuvo, mirá cómo me ponés; en definitiva, el ego se les sube a las nubes, y debe impactar muy positivamente en la segunda cita.) Punto 2: tercera cita con el profe. Las coordenadas son (2,2). Así nomás. Decayó de una manera que ni les cuento. El horror, el horror, como diría Kurtz. Qué aburrido, qué predecible, qué corto (aplicable a tantas cosas). Todo mal me hizo el buen hombre.

Con estos dos puntos, trazamos una recta, y predecimos la performance: para x=3, y=-1. Pura matemática, les digo, no hay caso. En combinación con esto, una tiene la regla del 3 (que no es la que aprendimos en la escuela, ojo). La regla del tres, de acuerdo a Emily Gilmore, es: la primera es para limpiar el paladar, la segunda es para acostumbrarse, la tercera es para decidir. (Ella estaba hablando de comida, pero entre la comida y los hombres hay un solo paso.) Te lo explico, Dinga de mi cuore, si uno repite por tercera vez, es porque gustó. Si no gustó, una es una reverenda p6l0t3d4. Per essempio, si una amiga te pregunta con cuántos te has acostado, la respuesta sólo puede incluir tipos con los que has estado por lo menos tres veces, porque la tercera fue con conocimiento de lo que uno iba a encontrar - las dos primeras son las test runs.

Ahora volviendo a mi caso de hoy, la gran pregunta era: ¿es la carne lo suficientemente débil como para reincidir, con la probabilidad de encontrarse con un menos-uno? 

Pues no. Me ajusté el cinturón de castidad, y le dije tanto al hambre como al hombre adiós. Y trabajétrabajétrabajé, y miren que bien estoy. 

Ahora, mañana de mí no respondo. Hay un límite para todo, hasta para la matemática. Y, quién sabe, quizás la función que mejor describe la performance sexística no sea una recta.

sábado, 18 de octubre de 2008

You've got mail

Y entonces, un día, Dios creo el mensaje de texto. Como si fuera poco con las cartas, llamaditas, y las tocaditas de timbre (de las cuales fui victima en mi más tierna juventud), y,luego los emails, este fulano que se atribuye la creación de las cosas, no tenía mejor cosa que hacer que inventar el mensaje de texto.
El mensaje de texto, querida Ng, querido público, abre otra instancia de comunicación post break up, o mejor dicho, la potencia. Pareciera, al menos en mi caso, que es la forma elegida para, como dije anteriormente: JODE’. And don’t get me wrong, is not that I have all this figured out, I would really, really really love some masculine input on this, because I would love, really really love, to understand WHYYYYYYYY!!!!!!!!!!!?!?!?!. O en tal caso: WHAT FOR?!?!?! Horas, podría pasar haciendo hipótesis. Admito, aunque todos, o mejor dicho todAs, sabemos que de hecho ya participo activamente de tal actividad. Pero hipotizo hipotizo e hipotizo, y me siento como el cangrejo que camina para atrás, porque cuando miro, no llegué a ningún lado. Creo que alguna vez, mi amigo R (no voy a develar su nombre completo ya que no quiero que sea acosado por la prensa) comentó que esta es una actitud muy masculina, cuando yo en realidad, siempre pensé que era más correspondiente a mi gremio. De todos modos, no se si porque el no pudo explicarme o porque yo simplemente no encendí, nunca me quedo claro WHYYYYYYYYYYYYYYYYY??!?!?!?!
Mi memoria, que es tan prodigiosa en la mayoría de los casos, no me ayuda ahora. Intento recordar si en alguno de mis break ups, sea yo la mentora o la victima, apelé a la tan mentada post break up communication, pero por más que intento, no recuerdo haberlo hecho. Me inclino a pensar que si no lo recuerdo, es porque nunca lo hice, aunque bien puede ser que simplemente no puedo recordarlo.
Y yo, que un día tuve que abrir bien grande la boca y tragarme la bocanada de flit que me era destinada, ahora tengo que abrir bien grande el teléfono cada vez que en la pantalla me aparece el tan mentado dibujo del sobrecito, que me indica que un nuevo mensaje de texto me espera, para que? PA JODE’!

hola, Susana?

Qué onda esto de que los ex-novios me llamen a las 3 de la matina, eh? Por qué carajo es que todos mis ex-novios viven tan en otros husos horarios que, de alguna forma, siempre terminan llamando a las tres, cuando una no tiene ni conciencia de contestar, y antes de darse cuenta, les está contando que hay cuatro hipopótamos violetas bailando en la habitación. A lo que ellos contestan, te dejo volver a dormir. No, no te preocupes, ya estoy despierta. Vos no me molestás, son los hipopótamos los que me están jodiendo con tanto barullo.

viernes, 17 de octubre de 2008

Y se va la primera (posta)

Llego y posta que chequeo el mail. Sí, ya sé, me tengo que acostumbrar a que no hay tiempo para armar la curtida de la semana, y que no vale la pena: los que piensan, no garchan; los que sienten tampoco - y los que escriben, son tan salames, o tienen fotos que los muestran tan poco apetitosos, que me dan ganas de tirarme al Paraná. ¿Qué me queda, Dinga, te pregunto? 

Ay, adónde se fueron los tiempos en que yo tenía una libretita roja con nombres y teléfonos! O quizás el número de tipos es el mismo, pero mis expectativas más altas (como yo, crecieron). Y vuelvo a ese recuerdo, el finde del que te hablé, 14 polvos, qué lujo! Y tomando té de jazmín entre medio, eso no te conté. Viste, una es una turra, pero aunque sea de nivel.

¿Empezamos a contar de los personajes que populan esta comedia humana de nuestra vida amorosa (en tu caso) y sexosa (en el mío - que de sexual no tiene más que la ausencia)? ¿Querés arrancar con los tuyos?