miércoles, 29 de octubre de 2008

Todo todo todo todo se repite repite repite repite

Así como hacía cuando iba al analista, retomo desde la última palabra. Y sigo también con mis asociaciones. Dijiste bebedero roto y me acorde de los bebederos de la escuela N 103, a la que asistí desde 5to a 7mo grado. Que al lado del baño de nenas, tenía una fila de bebederos, de esos antiguos, que eran como un bidet, pero no para el culo, sino para la boca, y que claro, siempre estaban rotos, y entonces vos apretabas el palito y el chorro salía para cualquier lado y seguramente te ensartaba un ojo. Y el ojo, gracias a Dios (mi dios que siempre me ampara) el ojo decía, nunca tiene sed. El recuerdo de los bebederos rotos de la escuela 103 me trae también el recuerdo de haber sido “la nueva” y de cómo, no tengo muy en claro si por el título de nueva o por mi inherente belleza, los nenes del grado se alborotaron con mi llegada. Y atrás mió se sentaba uno, del cual no debelaré el nombre porque ahora es famoso (de verdad) que estaba enamorado, de mí justamente, fijate vos. Y yo, no hacía otra cosa que jugar “hard to get” porque lo cierto es que a mí, no me gustaba el este que se sentaba atrás mío, que luego devendría en celebridad. A mí me gustaba uno de mi edificio, que a juzgar por los acontecimientos, nunca se enteró, ni de que yo existía, ni mucho menos de mi inconfeso amor hacia el.
Ayyy si Dinga, dirás vos Ng, dirán los lectores, a donde queres llegar con esta historia tan tierna. Porque acá, lejos estamos de contar historias tiernas, de patios escolares y compañeros de banco. Noooo, ya lo sé, tranquila Ng, tranquilos todos. No tengo intenciones de arrojar pureza de guardapolvo blanco en este blog, no no. Es que todo esto me hizo llegar a la conclusión, bueno, en realidad ya lo sabemos, de que siempre queremos lo que no podemos tener. Y me pregunto, que sería de mi vida hoy si le hubiera dado bola al que desde el banco de atrás me decía que yo inventaba excusas y que en realidad el pibe que yo decía que me gustaba, no existía.
Ey, wait a second, hold up! Se me acaba de ocurrir que por un lado, si le hubiera dado bola, capaz hoy podría haber sido la esposa de una celebridad, que sonriendo ante las cámaras hubiera dicho: ay si, nos conocimos en quinto grado. Aunque quizás, muy sabio era este muchachito, que un día me dijo, ese que vos decís que te gusta, no existe. Y quien te dice….capaz tenia razón.

Después del desierto

¿Vieron mi último post? ¿Cómo una se entusiasmó con que iba a conocer a ex-drogui, y se preparó, y eligió la ropa horas y horas antes de la cita? Bueno, lo que no vieron fue cómo XD me invitó a su casa, así nomás, pensando que una es tan pero tan fácil que va a aceptar booty calls de desconocidos. Pues no, cariño, qué te crees, eh. Así que, antes de darle el gusto, una se queda en casa.

Sola.

Tan sola.

Tan cerca del teléfono.

Tentador, ¿no? Eso mismo pensé yo. Y, después de tanto pensar en Barman, fue sólo natural darle un tubazo y acordar que nos veríamos el sábado a la noche. (Sí, Dinga, ya estuve cosiendo bolsitas del súper para armar una capa plasticosa sobre la alfombra y la cama. Y tampoco lo voy a dejar tomar, nada, en ningún momento. Ah, y esconder el tacho, por si las moscas.)

Bueno, y después de esta nada nada nada por semanas, de golpe, así, tengo no una, sino dos citas. Una el viernes, una el sábado. Y estas son la real-thing, macho, porque una llega un momento en que se le caen todos los prejuicios. ¿Me measte el tacho? No te preocupes, todo bien. ¿Recién nos conocemos, me decís que vas a la iglesia tres veces por semana, y a AA dos? No problem, pal, todos tenemos nuestras fallas. Yo me subo al tranvía, porque justo ahorita me llamo Deseo.

Porque si el desierto es lo suficientemente largo, hasta un bebedero roto parece un oasis.

sábado, 25 de octubre de 2008

¡Qué tacho!


Así como Dinga está amparada por su dios bananero, mi vida parece gobernada por Janus, el bifásico dios del umbral, representando a una vez el fin y el principio, la civilización y la barbarie. Si existe, este dios se las ha ingeniado para poner en mi camino varios de sus seguidores, disfrazados de personajes aparentemente normales, pero que esconden bajo la máscara sonriente pura oscuridad.

Uno de éstos fue Barman. Barman era jovencito - apenas había alcanzado la mayoría de edad cuando yo ya me acercaba a la treintena. A pesar de ello, demostró una capacidad de aprendizaje impresionante, y rápidamente se volvió mi más preciado alumno-candidante. Pasó de ser una piltrafa sexual que se cansaba a los 15 minutos, a ser mi dios personal, el único que me ha superado en libido, el protagonista de ese famoso 14-en-22-horas que menté en el primer post. Ah, ese recuerdo me persigue agridulce y jánico: saber que uno puede alcanzar tal cantidad y calidad a una vez me impulsan hacia el futuro, a buscar otro con quien hacer lo mismo, pero también no permiten que nadie parezca tan bueno como él, anclándome en la memoria. Muchas veces me he dicho, qué tacho, haber tenido la suerte de saber que ese ideal no sólo es posible, sino que lo he vivido. Y aun si jamás puedo repetirlo, me queda el recuerdo de la cama, el sillón, la pared, la otra pared, el piso, la cocina, la bañera, la cama de nuevo, etc. etc.

Tristemente, después de seis espléndidos meses, Barman terminó la facultad y se mudó a otra ciudad, y yo mudé mis favores a otro. Sin embargo, seguimos en contacto, y cuando me dijo que estaba pensando en visitar este pueblillo mío para encontrarse con unos amigos, le ofrecí que se quedara en mi casa. Como yo soy turra, sí, pero con uno solo por vez, él dormiría en mi cama y yo en el sillón. Esa fatídica noche, Barman salió con sus amigos, y su ebriedad al retorno lo llevó a ignorarnos a mi computadora y a mí sentaditas en el sillón y enfilar directo para el dormitorio. Poco después, me fui a dormir recordando aquel fin de semana idílico, maldiciéndome por mi enfermedad monogámica cuando tan cerca tenía a este amante perfecto, y tuve sueños raros. Soñé con fuego, noche, y lluvia. La lluvia finalmente me despertó. No era un sueño, pero tampoco llovía. Sin embargo, el sonido de lluvia allí estaba. ¿De dónde venía? 

Insegura hasta de mi sanidad, eché un vistazo hacia la fuente del ruido, el tacho de basura a dos metros de mis pies. Allí parado, literalmente meando en el tacho, estaba Barman.

Janus, ¿me estás jodiendo? Ahora que la soltería me ha quitado hasta la curtida mensual, ni siquiera puedo soñar con mi amante perfecto, porque el pensamiento de su dingaling está indelible y dolorosamente asociado con un tacho de meo. Lo he charlado con él, ojo. No me acusen de haberlo descartado por un poquito de pis en un lugar en el que, de cualquier forma, por definición no reina la limpieza. Pero él me comentó, una vez que el alcohol en su cuerpo (y el tacho) se hubo evaporado, que no era la primera vez que le pasaba, y que estaba contento de no haberlo hecho sobre la alfombra, como había ocurrido en otras ocasiones. Así que hasta que no me mude a una casa con pisos de plástico lavables al Barman yo no lo invito a pasar la noche.


viernes, 24 de octubre de 2008

El regreso de los muertos vivos!

Hoy tengo el gusto de citar a mi célebre amigo, el filosofo Norman, que un día me dijo estas sabias palabras: La que es puta vuelve, y si no, manda el recado.
Sabias palabras, repito, tan sabias y tan ciertas.
Por eso hoy, conmemoramos el día del regreso de los muertos vivos, o de las/os putas/os vivos. Que vuelven, que también te mandan el recado, que joden, que se arrepienten, y a los cuales una les dice: it is a little too late!
Ayy, dirás vos Ng, tanta alharaca por los mensajes de Banana Shake? Si ya sabemos como es…No no, digo yo, querida Ng, no es solo el. Hoy mi día tuvo el regreso de otros muertos vivos. Ahhhh, dirás vos, quien más? La cosa es que develé quien era el misterioso número, que te confieso que ya me estaba asustando un cachito.
Resulta que, después de que se yo cuanto, quizás más de un año, el buen amigo CJ decidió ver en que andaba, porque encontró su viejo teléfono y miró los contactos y dijo, ohhh shit! I remember this girl, we used to have great sex…I might as well give it a try. And so he did…
Y entonces me preguntó si le daba una oportunidad, que por que no íbamos a cenar, o a hang out (tan indefinidamente indefinida esa actividad, por cierto). No, dije yo. O mejor dicho dije: No, I don’t think so. Cosa que no le gustó mucho, por supuesto, ante lo cual apeló a frases tales como: I don’t think I am a bad person. Y cosas por el estilo. No, yo nunca dice eso, amigo CJ, pero aun así, seas vos un pan de dios, no tengo deseo alguno de verte. No dándose por vencido, apeló al: but I miss you….Y ahí no pude evitar la carcajada. Lo vas a pensar? Pensar que? Que es lo que tengo que pensar? Pensar más de lo que pienso?? Pensaba yo para mis adentros…Podes por favor pensar si podemos ir a cenar. Ahhhh, no, te agradezco, gastate la plata de una cena en alguna otra cosa divertida.
Fiuuuu, muertos vivos si los hay…. Y dos juntos en el mismo día!

What was the topic again??? Post break up communication?! That's what I thought....

jueves, 23 de octubre de 2008

Se comunicó con la casilla de mensajes de....

Si hay algo que me rompe soberanamente las pelotas (como diría tu hermano, no me acuerdo cual) es no conseguir algo cuando lo quiero. Esta afirmación es así tan amplia y tan abstracta, porque así funciona en mi vida, cuando quiero algo, lo quiero! Y no me refiero a querer de amor, que también podría decir que cuando quiero, quiero; sino a querer de obtener, de conseguir, de lograr. Porque bueno, algunas marcas de hija única son imborrables, así que quede así, medio caprichosita.
La cosa es que, en la amplitud y la vaguedad de mi afirmación, puedo incluir muchas cosas, por ejemplo, una simple llamada telefónica.
Te aclaro Ng, ya que seguramente te sentís aludida, que no incluyo aquí a las llamadas a los amigos, a quienes uno poco a poco los va entendiendo y queriendo así, como son, con taras y manías. Incluyo solamente llamadas a hombres, sean estos novios, candidatos, amantes, touch and go (como decía la celebre Moria Casan) o cualquier titulo que les otorguemos. Porque mi criterio es, si yo te atiendo cuando vos me llamas, por cual incomprensible razón vos no podes hacer lo mismo?? Eh??????
Ayyy nena, dirán tod@s, pero capaz estaba durmiendo/cagando/duchándose/limándose las unas/charlando con su vecino/mirando fútbol/jugando video juegos/y la lista sigue. No seas rompe huevos y entendé que la gente tiene otras cosas que hacer además de atenderte el teléfono a vos. Siiii, digo yo, ya seeee! Pero una de las funciones del tal mentado celular, es que el buen aparatito te dice, ahí en la pantallita te dice, quien te llamó y a que hora, y si la persona tuvo a bien dejarte un mensaje, el aparatito te dice aun mas información. Entonces que hacemos? Que hago yo? Cuando veo lo que el aparatito me dice, procedo a devolver la llamada, o intento comunicarme de alguna manera.
Pero los hombres en mi vida, excepto el pobre Banana Shake, que para reconocer sus virtudes, vamos a decir que era un buen atendedor de teléfono, los hombres de mi vida, decía, NO atienden. Entonces una, que es paranoica, comienza a tejer y destejer cientos de hipótesis, sin percibir que el simple motivo por el cual no me atienden o devuelven la llamada, es porque les importa un choto. Ahhhhhhhh, pero cuando vos me llamaste te importaba, eh?!?! Y si, es una cosa así, intermitente.
De todos modos, me pregunto cual será la razón de que esto me moleste infinitamente cuando lo hace un hombre pero, tal como dije, no me molesta tanto cuando lo hace un amigo/a. Ah si, porque a los amigos/as los queremos igual, así con sus taras y manías, y a los hombres….?

Si Ng, escucho tu voz diciéndome: I told you!

miércoles, 22 de octubre de 2008

El señor de los conejos (con moraleja incluida)

No sé si el estimado público y Dinga han visto la peli El señor de los caballos. Es una cruza de Danza con lobos y Los puentes de Madison, en la que un caballólogo de instintos que le permiten una comunicación paranormal con los animales enamora a una citadina.

Por acá no hay lobos, ni caballos, ni hombres que convenzan a las bestias por medio del susurro. Pero sí hay un especimen hombril que nos regala una perla como las de Susana a través de palabras quedas.

Conocí al señor de los conejos en mi trabajo. Este muchacho, con el peso y la cara de un hombre casado desde hace veinte años, no tiene más de 25. Él es el jándiman del edificio, a quien una recurre cuando le jaquean la impresora, la compu principal sufre un aneurisma, o un padre enojado porque le pasamos la misma música en todos los estudios convenientemente deja caer los caros audífonos de piloto. A pesar de su destreza manual y -seguramente- mental, el señor de los conejos nunca se rió de un solo chiste mío. Y miren que he tratado - me conocen ustedes. La mitad del tiempo estoy diciendo pavadas. Pero él siempre me mira serio, con ojos de reprobación. Hasta que un día, tal vez por la acumulación de escotes luego de varios años de vernos, me pregunta si quiero aprender rácquetball. 

Ahora, ojo, me dije yo para mis adentros, porque una se vuelva una mujer internética no debe olvidar que en el mundo físico también se consiguen candidantes. Así que le digo que sí, y acudo a nuestra primera cita con una remera vieja y un short, a sabiendas de que estos jamones no me van a ganar más que la distancia. En el fondo, les confieso, este muchacho no me atraía ni un poquito, ni siquiera en el height de mi hambre. Pensé que verme así como me pongo cuando correteo mantendría nuestra relación concentrada en sus pelotas. De rácquetball.

Después de mucho juguetear - al rácquetball -, decidimos tomarnos un descanso. La conversación, como siempre con él, fue rara. A mí me cuesta cambiar de estrategia incluso cuando constantemente diciendo pavadas el otro me responde como si yo hablara en serio. Me concentré (concentrateconcentrateconcentrate) y terminamos hablando de un libro de Asimov. Él me cuenta la historia (a la cual, si les soy honesta, apenas si le presté atención) y termina con  "y los espera un destino peor que la muerte". "¿Se vuelven seguidores de Bush?", digo yo, sin poder controlarme. Y otra vez esa mirada de reprobación. Horrorizado estaba el señor. La siguiente es la fábula (para él, historia verdadera) que me susurró, seguramente esperando enamorarme como a citadina quien jamás ha visto un atardecer sin polución (pun intended?)

"Bueno, si te estás inclinando por ser liberal (= de izquierda? pacifista?) te voy a contar una historia. En Australia, tenían una superpoblación de conejos, un problema terrible. Un científico desarrolló un tipo de gripe que atacaba sólo a los conejos, y hacía que sus crías no pudieran reproducirse. Al ser una especie de gripe, se contagió muy rápidamente, y en poco tiempo estos conejos desaparecieron. Recientemente, ese mismo científico fue contratado para adaptar esa gripe para los humanos. No se sabe quién lo contrató -- pero, ¿a quién le puede venir bien que esa gripe se esparza, en efecto eliminando todas las futuras generaciones de un pueblo? Pues a aquéllos que tienen a sus mujeres guardadas y no las dejan salir (= los musulmanes)."

Moraleja: (porque, como le decía a Dinga el otro día, si voy a tener que vivir estas cosas, al menos voy a fingir aprender algo) La ley de buena educación que dice "no habléis de política, ni en la mesa ni en la cama" se olvida de la cancha de rácquetball, el bar, la parada del cole, o donde sea que uno pueda encontrarse con el más potencial candidante de origen yanqui. En definitiva, no habléis de política y punto. Ni de dinero, inversiones, casas, autos, perros, familia, libros, música, cine, ni turismo, agrego luego de mi cita con bísnisman. Ni de uno mismo, o de sus familias, o su trabajo. ¿Me olvido de algo? Bueno, por las dudas, mejor no hablar, y punto.

martes, 21 de octubre de 2008

El catálogo de los nabos (abreviado)

Va sin citas de la Ilíada, pero con igual dosis de aburrición para el lector. Incluye solamente los que han sido considerados en las últimas dos semanas.

1. El requeteviejo (antes denominado el viejo, hasta que me di cuenta de que apenas si lo superaba en edad al profesor, quien fue a ver a los Sex Pistols cuando sacaron el primer álbum). El requeteviejo me mandaba un mail por día, muy simpáticos y divertidos, por lo cual yo no me quejaba. Nos encontramos a tomar un trago, y estaba tan contento de que una mina que no estuviera en silla de ruedas potencialmente le diera bola que llamó a su hermano. Sí, así como les digo, lo llama al hermano y en un momento yo levanto la vista y hay tres salames que me miran con devoción. "Wow" dice el hermano. Hombre de pocas palabras? No. "Can you turn around?", pide a continuación. No, ¿no? El final de esa historia la guardo para otro momento. El requeteviejo y su familia definitivamente van en "too much", demasiadas palabras, interés, edad. Conclusión: ¡flit!

2. Buen pibe (aka bepibu). Edad: imberbe. Otro bicho de internés, este bepibu me cuenta de su gato, de las series que mira, de sus intereses por la cultura (así. No dice pintura neobarroca, o cine francés, o siquiera una categoría igualmente vasta e inexistente como libros). El bepibu se estanca en lugares comunes que -a una, que se ha vuelto una experta en quejarse de esta tierra en la que residimos- le revuelven el estómago: "if corn=culture, we'd be up to our ears in it." Literalmente. Ah, y terminan diciéndole a una que sí nos podemos encontrar cuando tengas ganas, no estoy muy ocupado esta semana, apenas buying stuff for my Thanksgiving costume. No, no, carigno, no. No. No me cuentes estas cosas, no. No va.

3. El hijo pródigo. Edad: indeterminada. Sintaxis: compleja. Largo del último correo que me dirigió: dos páginas. En éste detallaba que había vivido en muchos países, y que recientemente retornó al mediooeste para cuidar de sus padres en su senectud, porque ellos le han dado la mejor vida y educación que jamás hubiera soñado. Me puedo encontrar cuando quieras de noche, me dice, porque mis padres se van a dormir antes que yo. Ídem que al candidato #3.

4. El bisnisman. Como buen ingeniero, corta a la carrera: me quiero encamar varias veces por semana, pero no me interesa conocerte. Interesante, muy interesante. Por si las moscas, le pongo una trampa: un cuestionario acerca de sus costumbres higiénicas en cuanto al sexo. Este cuestionario es muy útil, para aquellas que decidan seguir mi mismo rumbo, y me ha servido para yuyar afuera a varios zapatos que se asustan fácilmente. Impávido, me festeja que tenga la cabeza bien sobre los hombros, y se ofrece a hacer varios tests. Epa, ¡gol de media cancha! Pasa a la preselección: esta noche nos encontramos a tomar una cerveza. ¡Detalles para más tarde!

5. El carfan. Ay, cómo me enferma cuando me ponen cuánta plata tienen, que tienen su propio negocio, que se mantienen ocupados con sus tres autos. Y para abrocharlo dorado, me mandan una foto en uniforme de mecánico. ¡FFFFFFlit! Pero no tan seguro como al requeteviejo, que quizás debajo de la costra de grasa vieja se halle un diamantino donjuan.

lunes, 20 de octubre de 2008

Que dicen los hombres cuando dicen algo?

Y como yo siempre te hago caso, Ng, me puse a mirar Desperate Housewives, siguiendo tu recomendación. Y como soy así rápida de mente (y también un poco de bombacha) de golpe asocié una línea del dialogo, con la línea del mensaje de texto que recibiste hoy.
Otra veeeeez? Diras vos, dirá nuestro querido publico (que me pregunto si realmente existe) otra vez nena con los mensajes de texto! No no, te equivocas. Me quiero referir ahora al contenido del mismo, o mejor dicho, al poco contenido. O más aun a, que tienen los hombres para decir?
Mensaje de texto: hola
Dialogo en DH (contexto: discusión en la mesa familiar)
Mujer: Seeing that you are the head of this household I would really appreciate it if you could say something!
Hombre: Pass the salt?

He aquí, dos claros ejemplos. Estas simples criaturas, que de cuando en vez nos gratifican prestándonos sus dingalingues por algunos minutos (si si, ya se ya se, 13 polvos fueron más que algunos minutos, esta vez no vamos a contar las excepciones) no tienen más que pocas palabras correspondientes a su poco vocabulario, que muy pocas veces son unidas en una oración, y ni soñar con una subordinada, oh no!
Y nosotras, que no estamos exentas de pecado y entonces no tiramos la primera piedra, podemos pasar horas analizando un mensaje de texto que decía: hola, o algún otro que decía: :(, no wait, that wasn’t even part of any spoken language!
Que decís Ng, que decís vos de esto que dicen (o no dicen) los hombres?

domingo, 19 de octubre de 2008

La carne no es tan débil

Quería compartir contigo, Dinga, y con el estimado público, que este día me saqué un premio a la decisión. Me levanto, como tantos días últimamente, pensando que si no me consigo un tipo ya, se me van a caer las partes, o como decía la china, se me va a cerrar el negocio, porque una es como la mayonesa: dura y dura, hasta que la abrís, y después si no la usás se vence. El dilema ético-moral, entonces, era el siguiente: 
a) una quiere; 
b) una puede usar el famoso texto (eh, loco, qué te pasa que le reclamás a Dios que invente una cosa tan útil) pa' conseguirse un muchacho por medio de la famosa booty call (o bounty call, porque una es bountiful if nothing else); pero - y aquí nace el dilema- 
c) una no debe. No. No debe caer en la tentación de llamar al profesor.

¿Por qué, me preguntas, querida lectora? Porque es matemático: dos puntos determinan una recta. Punto 1: segunda cita con el profe. En el eje x, el tiempo: tiempo 1. En el eje y, la performance: le pongo un 5. (EEEEh, me dicen, un cinco! Para qué saliste de nuevo si era apenas un cinco, eh! Simplemente porque la primera vez los hombres se ponen nerviosos, no saben a qué atenerse, o están desesperados, y se les va va va se fue! La segunda vez, por otra parte, es determinante. Ahí ya saben que una volvió a la casa y les mandó un correo, detallando lo bueno que estás, lo bueno que estuvo, mirá cómo me ponés; en definitiva, el ego se les sube a las nubes, y debe impactar muy positivamente en la segunda cita.) Punto 2: tercera cita con el profe. Las coordenadas son (2,2). Así nomás. Decayó de una manera que ni les cuento. El horror, el horror, como diría Kurtz. Qué aburrido, qué predecible, qué corto (aplicable a tantas cosas). Todo mal me hizo el buen hombre.

Con estos dos puntos, trazamos una recta, y predecimos la performance: para x=3, y=-1. Pura matemática, les digo, no hay caso. En combinación con esto, una tiene la regla del 3 (que no es la que aprendimos en la escuela, ojo). La regla del tres, de acuerdo a Emily Gilmore, es: la primera es para limpiar el paladar, la segunda es para acostumbrarse, la tercera es para decidir. (Ella estaba hablando de comida, pero entre la comida y los hombres hay un solo paso.) Te lo explico, Dinga de mi cuore, si uno repite por tercera vez, es porque gustó. Si no gustó, una es una reverenda p6l0t3d4. Per essempio, si una amiga te pregunta con cuántos te has acostado, la respuesta sólo puede incluir tipos con los que has estado por lo menos tres veces, porque la tercera fue con conocimiento de lo que uno iba a encontrar - las dos primeras son las test runs.

Ahora volviendo a mi caso de hoy, la gran pregunta era: ¿es la carne lo suficientemente débil como para reincidir, con la probabilidad de encontrarse con un menos-uno? 

Pues no. Me ajusté el cinturón de castidad, y le dije tanto al hambre como al hombre adiós. Y trabajétrabajétrabajé, y miren que bien estoy. 

Ahora, mañana de mí no respondo. Hay un límite para todo, hasta para la matemática. Y, quién sabe, quizás la función que mejor describe la performance sexística no sea una recta.

sábado, 18 de octubre de 2008

You've got mail

Y entonces, un día, Dios creo el mensaje de texto. Como si fuera poco con las cartas, llamaditas, y las tocaditas de timbre (de las cuales fui victima en mi más tierna juventud), y,luego los emails, este fulano que se atribuye la creación de las cosas, no tenía mejor cosa que hacer que inventar el mensaje de texto.
El mensaje de texto, querida Ng, querido público, abre otra instancia de comunicación post break up, o mejor dicho, la potencia. Pareciera, al menos en mi caso, que es la forma elegida para, como dije anteriormente: JODE’. And don’t get me wrong, is not that I have all this figured out, I would really, really really love some masculine input on this, because I would love, really really love, to understand WHYYYYYYYY!!!!!!!!!!!?!?!?!. O en tal caso: WHAT FOR?!?!?! Horas, podría pasar haciendo hipótesis. Admito, aunque todos, o mejor dicho todAs, sabemos que de hecho ya participo activamente de tal actividad. Pero hipotizo hipotizo e hipotizo, y me siento como el cangrejo que camina para atrás, porque cuando miro, no llegué a ningún lado. Creo que alguna vez, mi amigo R (no voy a develar su nombre completo ya que no quiero que sea acosado por la prensa) comentó que esta es una actitud muy masculina, cuando yo en realidad, siempre pensé que era más correspondiente a mi gremio. De todos modos, no se si porque el no pudo explicarme o porque yo simplemente no encendí, nunca me quedo claro WHYYYYYYYYYYYYYYYYY??!?!?!?!
Mi memoria, que es tan prodigiosa en la mayoría de los casos, no me ayuda ahora. Intento recordar si en alguno de mis break ups, sea yo la mentora o la victima, apelé a la tan mentada post break up communication, pero por más que intento, no recuerdo haberlo hecho. Me inclino a pensar que si no lo recuerdo, es porque nunca lo hice, aunque bien puede ser que simplemente no puedo recordarlo.
Y yo, que un día tuve que abrir bien grande la boca y tragarme la bocanada de flit que me era destinada, ahora tengo que abrir bien grande el teléfono cada vez que en la pantalla me aparece el tan mentado dibujo del sobrecito, que me indica que un nuevo mensaje de texto me espera, para que? PA JODE’!

hola, Susana?

Qué onda esto de que los ex-novios me llamen a las 3 de la matina, eh? Por qué carajo es que todos mis ex-novios viven tan en otros husos horarios que, de alguna forma, siempre terminan llamando a las tres, cuando una no tiene ni conciencia de contestar, y antes de darse cuenta, les está contando que hay cuatro hipopótamos violetas bailando en la habitación. A lo que ellos contestan, te dejo volver a dormir. No, no te preocupes, ya estoy despierta. Vos no me molestás, son los hipopótamos los que me están jodiendo con tanto barullo.

viernes, 17 de octubre de 2008

Y se va la primera (posta)

Llego y posta que chequeo el mail. Sí, ya sé, me tengo que acostumbrar a que no hay tiempo para armar la curtida de la semana, y que no vale la pena: los que piensan, no garchan; los que sienten tampoco - y los que escriben, son tan salames, o tienen fotos que los muestran tan poco apetitosos, que me dan ganas de tirarme al Paraná. ¿Qué me queda, Dinga, te pregunto? 

Ay, adónde se fueron los tiempos en que yo tenía una libretita roja con nombres y teléfonos! O quizás el número de tipos es el mismo, pero mis expectativas más altas (como yo, crecieron). Y vuelvo a ese recuerdo, el finde del que te hablé, 14 polvos, qué lujo! Y tomando té de jazmín entre medio, eso no te conté. Viste, una es una turra, pero aunque sea de nivel.

¿Empezamos a contar de los personajes que populan esta comedia humana de nuestra vida amorosa (en tu caso) y sexosa (en el mío - que de sexual no tiene más que la ausencia)? ¿Querés arrancar con los tuyos?