martes, 17 de julio de 2012

De las varias razones por las cuales en China no nos leen (pero en Argentina hay esperanza)

(entrada escrita en junio!)



Los chinos empezaron a escribir y hacer comercio cuando los romanos eran apenas bandadas de bárbaros.  Los chinos crearon la pólvora cuando nosotros los occidentales peléabamos con arco y flecha. Los chinos empezaron el budismo 400 años antes de la primera iglesia católica, y ni hablemos de sus derivadas. Tomando estas pistas, y avanzando 1000 años en el tiempo, uno habría esperado encontrarse con el futuro en China. Y sobre todo para alguien quien irregularmente contribuye a un blog co un nombre marcadamente oriental, la esperanza era ver el futuro de la raza femenina. Creo que esperaba cabellos cortos, pasos decididos, frentes altas. El único lugar donde vi eso fue en las estatuas erigidas por el gobierno comusta, un gesto de buena voluntad o quizás de imposición; en todo caso, ineficaz.

Beijing, sábado, 15 horas, y el calor arrasa en la Ciudad Prohibida. Delante mío, la reproducción de una muñeca barbie de los años 50, con cara china. Debe medir 1.5m, pero a pesar de los tacos de 10 cm, parece más chiquita por el hecho de esconder constantemente su mirada. Se mueve lentamente, con una gracia donada por el dolor. Sin duda, hace varias horas que circula por Beijing en ese vestidito a flores, y la jornada debe comenzar a parecerle larga. Evitando que la fuerza del sol marchite su florcita, el novio (o esposo) sostiene un parasol sobre la cabeza de la inútil, y le lleva la cartera. La visión se repite en el Palacio de Verano; en el metro; en el centro; y hasta (sí, ¿pueden creerlo?) en la Gran Muralla. ¿Qué tienen esas subpersonas que se van a escalar la muralla en tacos y jean ajustado?

Traté de convencerme de que eran pueblerinas que estaban perdidas acerca de la vestimenta apropriada en la gran ciudad. Argüíme que era una reacción anti-propagandística, que tenían derecho a rehusar los modelos impuestos por el gobierno comunista. Traté de convencerme que se vestían como muñequitas simplemente para conquistar a algún marido, pero que en el fondo no eran tan estúpidas como parecían. Sí, todos estos argumentos tienen algo de razón, y no hay que juzgarlas tan negativamente.

De cualquier manera, parecería que no hay aquí mercado para los desvaríos de aquellas que se rebelan de la dependencia masculina. Es decir, yo me aprestaba a decir que, mismo si las chinas aprendieran (o aprendiesen) el español, no podrían entender ni a Dinga ni a mí, porque parecieran (o parecerían?) elegir su cajita de cristal.

Y cuando iba a decir esto publicamente en público para nuestra bloga, descubro que la cosa es incluso peor. Claro, las chinas hacen la barbie **porque no pueden leer nuestro blog**. Blogspot no anda en China! Con lo bien que hace el dingalingueo a la salud!!

Para ser positiva, mirémoslo de otra manera. Yo me quejo siempre del sexismo de Argentina. Voilà un ejemplo peor. A menos allá hay algunas (justamente las que leen esto) que no se la tragan (pun unintended). Dicen, a veces, lo que hay que decir, pero tienen muy claro que los pantalones son unisex. Después de todo, podría entonces clamar: Viva Argentina, caraja! (Ehem.)

sábado, 30 de junio de 2012

Soledad


Mientras voy en bici al laburo, escucho una clase de antropología. Sí, herencia de mi padre este hecho de no poder ser, siempre tener que multitaskear, que cada minuto sea productivo. Ahora concentrémosnos en lo importante, lo que les quería decir. Deacon, el profe de Antropología 1, habla de distintas especies mamíferas. Algunas son "solitary;" en esas especies los individuos viven solos, como en los "lemur". En otras, son "pair-bonded," una pareja que forma una familia nuclear. Otras, como los hombres en la época de recojedores-cazadores, están en pequeños grupos. No es un hecho menor que describa al hombre primitivo como siendo grupal. Hoy todavía sentimos esta atracción por los grupos, con la excepción que tenemos consciencia suficiente para elegir los miembros de ese grupo. No podemos pasar tiempo con cualquiera. Y eso lo veo muy claro ahora, no solamente en mí, rara avis por definición y quizás herencia genética, si no también en otros que encuentro en este camino bifurcado que sigo.

Hace casi una semana que novio se fue. Anoche cené con una holandesa quien debe tener más de 30 años. Y hoy tomé una cerveza con una belga-holandesa, quien debe estar bordeando la tercera década. Con las 2 he sentido esq conexión rara que sólo tengo con algunas personas -- probablemente ustedes, que leen esto. Y ellas estan tan solas. Me contaron cosas que son para mí completamente normales: Que están cansadas del esfuerzo de tener que ser feliz en su situación actual. Que todo el mundo les dice cómo deben sentirse - que deberían estar contentas allí donde están. Pero parecería, en sus relatos, que están solas, porque la verdad es que NO están contentas donde están. Por dar un ejemplo, a veces están cansadas de cuidar la casa y los chicos. No me malentiendas -- no es que detestan a sus hijos, que no quieren una familia, etc. Simplemente que es un laburo arduo, y estaría bueno tener un poco de tiempo para, por ejemplo, hacer pis en paz.

¿Lo podés creer? Vos, que me leés, tenés experiencia de primera, o de casi primera, mano con esto. Tener un bebé que llora todo.el.puto.día te cansa, y encima tener un marido que llega y pregunta "¿Dónde está la cena? ¿Qué? ¿Por qué me mirás con esa cara?" Eso es DURO. Tendrían que hacerte (te hablo como si fueras vos esta persona hipotética cuya historia relato) un monumento. Tendrían que llegar y, sin agobiarte con la pregunta de cómo fue TU día, preguntarte qué querés que te haga para cenar, o mejor aún, decirte gracias por cuidar mis genes, me ocupo de la cena, tomáte este martini (virgen, si todavía estás amamantando). YO no me lo bancaría. Y no estás sola, creo que escuché el relato del agobio del primer nacido... innúmeras veces. Bueno, quizás es por mi trabajo, pero te juro, no estás sola. Creo que la inmensa mayoría de los recién nacidos lloran sin razón aparente, y el cincuenta por ciento de los bebés de 1 o 2 meses lloran la mitad del tiempo que están despiertos, y duermen de a ratitos. Y digo esto sobre la base de los muchos padres que se bancan mis llamados del babylab, en varios países, así que no puede ser casualidad.

Así que su agobio no es nuevo. Lo que no puedo creer es que haya tantas mujeres por ahí que te aseguren que es una fiesta ser madre. Que te hagan caras cuando digas que estás cansada y necesitas un recreo. La que lo parió, ¿por qué nos hacemos esto las unas a las otras?

miércoles, 6 de junio de 2012

Girl powder, o del silencio



Hola.

Hace mucho que no hablamos.

<Silencio absoluto, porque l@s lectore@s, como diría mamá Dinga, se cansaron de esperar.>

Ma sí. Yo me largo hablar, mismo si es un monólogo, que encima no tiene pies ni cabeza, porque mi discurso no tiene objeto. Pero, ¿sabés qué? Si no empiezo yo, no empieza nadie. Eso. Porque mamá Dinga es sabia no sólo porque es diabla, si no también porque se muerde la lengua y no hace posts ridículos. Espera a tener noticias. Ah, y además, ella sí que tiene noticias. Ella me puede mandar un email con una compilación (cazate esa, no 1 ó 2, una COM-PILA-CION) de mensajes de texto de exes que la siguen buscando. Mientras que a mí no me recuerda nadie. Sí, claro, puede contribuir al silencio que experimento el hecho de que mismo las personas a las que quiero con toda el alma no reciben respuesta mía pronta, y no tienen un teléfono con el cual encontrarme. Pero mismo así, che, que tengo página web, así que el candidato despechado que hace su tarea podría, sin ningún problema, contactarme.

En fin, sólo me quedan de la liga recuerdos desperdigados, y un ansia de aventura. Porque ustedes saben que me casé (no en los papeles, sino en el corazón, lo cual es tantísimo peor). Así que se terminó, al menos por el momento, el desfile de hombres para mí. Y te digo más (como le gusta decir a mi santo padre), te digo más, ni siquiera de refilón me llega material dingalinguístico. Porque mis amigas: (a) no escriben mucho (no las culpo, yo tampoco); (b) viven en lugares infinitamente lentos en aventuras dingalinguenses; (c) mismo en presencia de la posibilidad de dingalinguer, se niegan a hacerlo, prefiriendo: 1. las relaciones estables (de todo tipo); 2. las relaciones inestables y poco interesantes; 3. las relaciones profundas y dolorosas (de toda duración), lo cual excluye el tono humorístico que abundaba en esta bloga. Con lo cual, por hache o por be (como le gusta decir a mi santa dinga), no tengo material ni de primera ni de segunda mano.

Me quedan las películas, y de esas he visto cientos. Pero no es lo mismo. Porque nosotras no somos ni acartonadas ni patéticas. Mirá, por ejemplo, cuántas amigas hay en un grupo. Pensá en los grupos de amigas que tenés vos, círculos que confluyen espontáneamente. En mi experiencia, nunca hay exactamente cuatro. No sé porqué. Será una ley física de la composición atómica mujeril - hay de 2, 3, 5, etc. pero 4 no va. Y sin embargo, las películas abundan de tetramigas: Sex and the city, Waiting to exhale, Women, Friends with money, The sisterhood of the traveling pants 1... y 2... (ay, cuán bajo he caído!) 

Ponele que deje de lado la implausibilidad grupal, pero lo que no le perdono a Joligud es el patetismo. Vamos, ¿en serio le vas a dar parte de tu salario de mucama al hijoputa que viene con vos a "limpiar" y te "regala" un traje de mucama para después dártela con los ojos cerrados -- DE NUEVO? Vamos, Jennifer, está bien que en casa lo tenés a Brad (¿o ya no lo tenés más? Ay, tendría que haber investigado antes de escribir este post...), pero ¿cuánto te pagan para dar una imagen de una mujer tan pero tan imbécil??? ¿Y quién, repito, QUIEN, finge un orgasmo de 1 minuto? Porque fingir uno cuando hace 20, 30, 40 minutos que trabajamos para nada, lo entiendo, pero el corto no es para nadie. 

Entonces, si Dios estuviera por aquí, así me encuentraría hoy, reflexionando con sorpresa y tristeza acerca de la poca evidencia actual de girl power. Tan poca es esa evidencia (la sustancia de recuerdos lejanos, relatos de cuarta mano y que casi pertenecen a la década pasada, casi sueños), que hace falta algún polvo de esos que usan en CSI para verla. Una especie de "girl powder," por así decir. 

Me gustaría hacer un llamado. Un manifesto, al estilo futurista. Una cosa post-post-post-post-post-feminista más allá del sexo y dentro del género a la vez. Y además de hacer el llamado, me gustaría que hubiera respuestas. ¿Hay otr@s por allí que se preguntan acerca del futuro aventurero de las féminas? ¿Viven?

domingo, 1 de mayo de 2011

Cricri, el filósofo concentrado

Hace más o menos un año me mudaron a la Siberia del lab. En lugar de estar en el mismo edificio que los investigadores, doctorantes, y masterianos, comparto una grande oficina con otros post-doc eyectados por el sistema. El cambio fue bien recibido, porque hay más luz, aire, y calma, por una parte, y por la otra se respira la concentración de la incertidumbre post-doctoril que genera trabajólicos. Explícome.

Cuando uno es estudiante de maestría, sabe que va a hacer un doctorado después; si doctorante, nos espera la post-doc (¿Cierto, Zoe?); si investigadores en Francia, tenés un trabajo de por vida, y no hay miedo al futuro. Pero el post-doc es una raza en tensión. Acumulamos 22 años de estudios, con la esperanza de pasar al rango de profesor o investigador vitalicio. Sin embargo, en el mundo hay trabajo para sólo una proporción de entre nos. Vivimos con, como única certidumbre, que ahora que se juega todo: El año que viene nos espera sea un puesto fijo (en USA? UK? Dubai?), y todo está ganado; sea el retorno, cabeza gacha, a nuestros países de origen, donde nuestras madres nos acobijarán como oveja perdida, y nuestros padres indicarán que ellos ya lo habían dicho, qué es eso de una carrera en ciencias. Haber estudiado ingeniería o alguna otra cosa útil, que con el estado del mundo no estamos como para juegos.

Entre los que caminamos la milla verde, hay uno que porta la máscara de la incertidumbre en cada movimiento. Cricri es mi vecino de la izquierda, filósofo de profesión, como lo testamentan las pilas izquierda y derecha de libros y papers que acumulan círculos de café. Si todos tenemos cara de sleep-deprived, él se lleva el premio; sus ojos hundidos, cansados, apagados detrás de sus anteojos tintados de verde predicen su joroba más que sus veintinueve años. Para mí fue, desde el comienzo, una inspiración. Los otros 8 o 9 de la sala no vienen si el día está lindo. O si vienen, a veces hasta llegan con alegría. Deben ya tener un trabajo prometido, o planes de dedicarse a la pintura. Pero Cricri, como yo, sufre y trabaja largas horas. Tic tic tic tic hace sobre su compu todo el bendito día. A diferencia de mí, sin embargo, él nunca suspira de cansancio. No lo he visto con la cara de tujes que yo pongo cuando me llega aún otro paper rechazado. Él le da, le da, y le sigue dando.

A veces, cuando él no venía, yo miraba su pila de libros. Truth and memory. Cognition in the wild. Lying and deceit. Él me explicó que trabaja sobre el concepto de la verdad -- la descripción formal y su evolución en la raza humana. Pucha, seguro que yo no entendería nada de eso. Y, a pesar de la dificultad de su sujeto, y de las opciones de laburo (que son probablemente aún más pequeñas que las mías ), Cricri seguía concentrado, desde el momento en que entra con paso cansado, hasta que se va con la sonrisa triste del que se sabe condenado a muerte.

Héteme aquí un día que tengo un problema con la internés. Me inclino hacia la izquierda para preguntarle a Cricri si él tambien. Dudo, primero, porque tiene su cara de concentración, la misma que adivinaba yo antes, hacía él también en el baño. Pero fue demasiado tarde, el velo había caído. De reojo vi su pantalla. No había fórmulas, árboles evolucionistas, ni hileras y columnas de letras, sino una chica sacándose la ropa. Y aunque no la hubiera visto, los movimientos convulsionados y el rostro enrojecido de Cricri a los gritos revelaban que mi ídolo no tendrá pies de barro, pero su talón de Aquiles es que entretiene (sólo mentalmente, por fortuna) al dingaling en horario de trabajo.

De más está decir que me contestó que no tenía ninguna dificultad con internet en ese mismísimo momento. Mientras tanto, yo repasaba mentalmente sus libros y lo imaginaba cortando las páginas, como hacen para esconder cosas en la prisión, y poniendo fotos de chicas que se sacan la ropa. (S and M. Cognition in the wild and wet. Lying on dicks.) Le agradezco y vuelvo a mi trabajo. Doy un gran suspiro y me siento en mi derecho. Al menos yo dejo mi dingalingueo para el domingo al mediodía.

martes, 5 de abril de 2011

Ventajas y desventajas de ser una pareja pareja

+ El trabajolismo del novio no interfiere con el propio -- y uno hasta se puede poner al día con el blog
+ El otro escucha con atención mientras uno lee en voz alta un libro de introducción a la macroeconomía haciendo voces y acentos
+ Uno puede dejar los zapatos tirados EN EL MEDIO DEL CAMINO y que al otro lo parezca tierno
+ Estar de pésimas un día y poder compartir tres películas al hilo. O estar peor que de pésimas y poder mirar dos seguidas sola con mi helado, con él trabajando en la otra habitación para dejarte tranquila.

- Con tanto trabajolismo, el departamento se acerca a la casa al final de 100 años de soledad (Naturaleza para nada muerta)
- Los dos se olvidan de hacer sendas declaraciones de impuestos; el uno, la hace con dos meses de retraso (1000 € de multa); la otra continúa a vivir en el argentinismo (léase, los límites de la ley)
- En la librería:
yo: ¿Se puede pagar con cheque? Porque me olvidé la tarjeta.
Cajera: Sí, como no. Pieza de identidad por favor?
yo: Ah, no, no la traje. Espere que busco al novio.
(Diez minutos después)
él: Y estos libros también. Con tarjeta por favor.
(pone el código, la máquina dice: CODE FAUX)
él: Pero... (me mira)
yo: No es 2539?
él: No, que me confundís! Pruebo de nuevo.
(CODE FAUX)
él: Pero no puede ser! Me olvidé de mi código? Pruebo una vez más.
Cajera: Mire que si no es, le anulan la tarjeta y después la tiene que pedir de nuevo.
él: No, estoy seguro, tiene que ser esto...
(CODE FAUX)
él: Uy no tengo más tarjeta. ¿Pagás vos?

viernes, 1 de abril de 2011

¿Y ahora, quién podrá ayudarme?

Otro día el, encontróme con mi amiga Roima, una muchacha de orígines claros e intenciones, dicen sus candidantes, oscuras. Me contó una historia para poner los pelos de punta a las que, como yo, temen como la más enormísima catastrófe, el arribo de un bepi con los propios genes.

Venía yo de decirle que las pastillas eran para mí un grillete. Una muestra diaria de la atadura, mucho menos graciosa que el hecho de charlar de quién baja la basura yo abriendo una caja de tampones y él una de Ging Seng (u otra porquería equivalente). Señalé mi tobillo, y se ve que ella asoció tobillo, correr, no tener donde correr, y me contó la historia siguiente. Agárrense bien del sillón para leerla, que da miedo sobre todo a aquellos que, como yo, tienen una sheeplike quality por la cual, en el fondo, sienten que Dios castiga el sexo amatrimoniado.

Roima tiene una vida amorosa estelar, con cuadros y anécdotas que podrían llenar las mil y una, que digo, las millones y una noches (aunque el título no tenga punch). Entre ellas, está la del capitán. (Las malas lenguas decían que Roima salía con un marinero, pero eso era pura envidia.) Cuando digo capitán, quiero decir un excéntrico inteligente que se divertía haciendo paseos transatlánticos y se hacía pagar por ellos. Esta vez traía a Roima de polizona, y polizonando estaban una noche cuando sucede un accidente.

- Y ahora, ¿quién podrá socorrerme?, pensaba Roima.

Pero era inútil llamar al Chapulín colorado, principalmente porque con ese gorro que tiene y después de las jodas de Póntelo y Pónselo, las probabilidades eran que el Chapulín se iba a poner de lado del forro y espetarle "¡Pero mirá lo que le hacés hacer! ¡Quién se queda tieso en esas situaciones!"

Les digo más, mismo si él pudiera sentir piedad por la pareja forrorrompiente, el llamado era inútil, hallándose los tristes tórtolos en el medio del océano, tan lejos del Chapulín mejicano como de muchas farmacias. Y, para peor, era un domingo de madrugada. L@s lector@as (¿de dónde cuerno sacaste esta idea, Dinga? Es hincha escribir esas palabras así, ¡protesto!) malévolas me dirán, ¿y a qué viene el día de la semana, si igual está en el medio del océano? Cierto, cierto, yo no me di cuenta cuando me relató la espeluznante historia, pero contesto ahora que el objeto es agravar la situación. Dada la dificultad de base de encontrar una farmacia abierta intraocéanica, las probabilidades de encontrar una abiértica el doménico eran mínimas, ¿se dan cuenta? Un horror.

No ogztante, la historia tiene final feliz. Como habíalo ya yo dicho, el capitán excéntrico era también inteligente, habiendo equipado su barco con un doctor del mismo tamaño que el Chapulín, pero con una valija dos veces su altura, repleta de píldoras mágicas que ni el profesor Chapatín podría crear. Y de ese cofre, sacó el doctor el polvo que cura el polvo, y Roima sigue, hoy día, rompiendo corazones (y ocasionalmente forros) sin que aquella océanica ruptura le haya creado panza.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado no sin un Amoraleja: Antes de cada viaje interocéanico, no olviden de equiparse de protector solar, protector del sur, y protector contra la falla del protector del sur, todos los cuales se encuentran en su farmacia amiga.

miércoles, 30 de marzo de 2011

AJ, el cancherito

Debo aclarar, que AJ el cancherito, es Llorente. AJ es su verdadero nombre, o mejor dicho, sus verdaderas iniciales, el se presentó así y yo nunca supe el nombre. La China lo bautizó Llorente, haciendo una referencia casi exclusiva para l@s lector@s rosarinos, refiriéndose al tan mentado programa el show de AJ, conducido por la celebridad local Alberto J Llorente.
Llorente fue (si mal no recuerdo) la tercera cita que surgió de la tienda online. Luego de no mucho intercambio cibernético, él propuso encontrarnos para un café, y yo, acepté, sobre todo porque en sus fotos se lo veía muy buenmozo (chupate esa mandarina, el termino que te uso).
Tampoco me acuerdo muchos detalles previos al encuentro, pero cuando nos encontramos (un sábado a la tarde), confirmé el buenmozismo. Llorente era alto, esbelto, flaco, lindo de cara, lindo estilo para vestir, es decir, aspecto físico: ganaba.
Pero perdía con lo otro…
Llorente llegó, se sentó, no se sacó la campera, y durante toda la conversación (que más que conversación fue un interrogatorio) mantuvo una actitud así como de “estoy acá para entretenerte la tarde, te hago el favor de congraciarte con mi presencia”. Como decía, me hacia preguntas, y yo respondía, hasta que en determinado momento dijo: hay algo que quieras preguntarme. Y yo, que no había traído el cuestionario preparado, quedé medio balbuceando, ya que justo justito en ese momento, no se me venía nada a la cabeza. No era lentitud de mi parte, creo, por el contrario, que mientras Llorente hacía preguntas y yo respondía, mi interés iba decayendo y ya que la conversación no se daba como una conversación normal, sino más como una presentación de antecedentes y lectura de CV, yo no pude emular el formato que el había decidido que la charla tuviera.
Llorente me cayó mal, pero le di crédito porque era lindo. Muy cancherito, muy pagado de sí mismo, muy mirando su teléfono y texteando mientras hablaba conmigo.
Volvió a comunicarse 1 semana después, y nunca me quedó claro cual era el punto de la llamada…viste esas llamadas que se nota que tenían un objetivo, ya que no eran llamadas “para charlar” pero al final el objetivo no se manifiesta y a vos te queda patinando el embriague cuando colgas…de todos modos, Llorente mencionó el hecho de que nos viéramos de nuevo, y como no sugirió nada en particular, yo le dije que lo llamaba cuando fuera a la city. Eso hice al día siguiente (sábado), y le pregunte si tenia planes para el domingo, dijo que si, que el domingo era medio complicado, pero que me iba a avisar cuando terminara. No avisó. Nunca más supe nada. Hasta anoche, semanas después, que me contacto en el chat con un elocuente dialogo:
El: what’s up
Yo: not much, enjoying the last day of vacation. How are you?
El: where are you now?
Yo: in Florida
El: You need to move there (aludiendo a otra vez no hace mucho que yo había ido a Florida)
Yo: No, I am not moving here. Just coming often.
El: ☺
Yo: ☺
Y se desconectó minutos después, sin decir chau.
El típico caso de: aparezco para que no te olvides de mi existencia. No quiero nada, no me importas, no me interesa entablar un contacto verdadero, no me interesa si estas bien o mal, solo te digo dos huevadas para recordarte que no te olvides de mi. Actitud masculina que me tiene SOBERANAMENTE (como diría uno de tus hermanos, nGa) PODRIDA!