sábado, 30 de junio de 2012

Soledad


Mientras voy en bici al laburo, escucho una clase de antropología. Sí, herencia de mi padre este hecho de no poder ser, siempre tener que multitaskear, que cada minuto sea productivo. Ahora concentrémosnos en lo importante, lo que les quería decir. Deacon, el profe de Antropología 1, habla de distintas especies mamíferas. Algunas son "solitary;" en esas especies los individuos viven solos, como en los "lemur". En otras, son "pair-bonded," una pareja que forma una familia nuclear. Otras, como los hombres en la época de recojedores-cazadores, están en pequeños grupos. No es un hecho menor que describa al hombre primitivo como siendo grupal. Hoy todavía sentimos esta atracción por los grupos, con la excepción que tenemos consciencia suficiente para elegir los miembros de ese grupo. No podemos pasar tiempo con cualquiera. Y eso lo veo muy claro ahora, no solamente en mí, rara avis por definición y quizás herencia genética, si no también en otros que encuentro en este camino bifurcado que sigo.

Hace casi una semana que novio se fue. Anoche cené con una holandesa quien debe tener más de 30 años. Y hoy tomé una cerveza con una belga-holandesa, quien debe estar bordeando la tercera década. Con las 2 he sentido esq conexión rara que sólo tengo con algunas personas -- probablemente ustedes, que leen esto. Y ellas estan tan solas. Me contaron cosas que son para mí completamente normales: Que están cansadas del esfuerzo de tener que ser feliz en su situación actual. Que todo el mundo les dice cómo deben sentirse - que deberían estar contentas allí donde están. Pero parecería, en sus relatos, que están solas, porque la verdad es que NO están contentas donde están. Por dar un ejemplo, a veces están cansadas de cuidar la casa y los chicos. No me malentiendas -- no es que detestan a sus hijos, que no quieren una familia, etc. Simplemente que es un laburo arduo, y estaría bueno tener un poco de tiempo para, por ejemplo, hacer pis en paz.

¿Lo podés creer? Vos, que me leés, tenés experiencia de primera, o de casi primera, mano con esto. Tener un bebé que llora todo.el.puto.día te cansa, y encima tener un marido que llega y pregunta "¿Dónde está la cena? ¿Qué? ¿Por qué me mirás con esa cara?" Eso es DURO. Tendrían que hacerte (te hablo como si fueras vos esta persona hipotética cuya historia relato) un monumento. Tendrían que llegar y, sin agobiarte con la pregunta de cómo fue TU día, preguntarte qué querés que te haga para cenar, o mejor aún, decirte gracias por cuidar mis genes, me ocupo de la cena, tomáte este martini (virgen, si todavía estás amamantando). YO no me lo bancaría. Y no estás sola, creo que escuché el relato del agobio del primer nacido... innúmeras veces. Bueno, quizás es por mi trabajo, pero te juro, no estás sola. Creo que la inmensa mayoría de los recién nacidos lloran sin razón aparente, y el cincuenta por ciento de los bebés de 1 o 2 meses lloran la mitad del tiempo que están despiertos, y duermen de a ratitos. Y digo esto sobre la base de los muchos padres que se bancan mis llamados del babylab, en varios países, así que no puede ser casualidad.

Así que su agobio no es nuevo. Lo que no puedo creer es que haya tantas mujeres por ahí que te aseguren que es una fiesta ser madre. Que te hagan caras cuando digas que estás cansada y necesitas un recreo. La que lo parió, ¿por qué nos hacemos esto las unas a las otras?

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