miércoles, 29 de octubre de 2008

Después del desierto

¿Vieron mi último post? ¿Cómo una se entusiasmó con que iba a conocer a ex-drogui, y se preparó, y eligió la ropa horas y horas antes de la cita? Bueno, lo que no vieron fue cómo XD me invitó a su casa, así nomás, pensando que una es tan pero tan fácil que va a aceptar booty calls de desconocidos. Pues no, cariño, qué te crees, eh. Así que, antes de darle el gusto, una se queda en casa.

Sola.

Tan sola.

Tan cerca del teléfono.

Tentador, ¿no? Eso mismo pensé yo. Y, después de tanto pensar en Barman, fue sólo natural darle un tubazo y acordar que nos veríamos el sábado a la noche. (Sí, Dinga, ya estuve cosiendo bolsitas del súper para armar una capa plasticosa sobre la alfombra y la cama. Y tampoco lo voy a dejar tomar, nada, en ningún momento. Ah, y esconder el tacho, por si las moscas.)

Bueno, y después de esta nada nada nada por semanas, de golpe, así, tengo no una, sino dos citas. Una el viernes, una el sábado. Y estas son la real-thing, macho, porque una llega un momento en que se le caen todos los prejuicios. ¿Me measte el tacho? No te preocupes, todo bien. ¿Recién nos conocemos, me decís que vas a la iglesia tres veces por semana, y a AA dos? No problem, pal, todos tenemos nuestras fallas. Yo me subo al tranvía, porque justo ahorita me llamo Deseo.

Porque si el desierto es lo suficientemente largo, hasta un bebedero roto parece un oasis.

No hay comentarios.: