martes, 15 de febrero de 2011

La propaganda de la tele dice: 1 de cada 5 relaciones comienza en un sitio online.

En el café en el que me encuentro, ocupo una mesa de dos (porque no existe la mesa de uno) y la chica que viene a atenderme me pregunta si somos dos y yo le contesto que no, que just one. Just one es como duplicar la soledad, “solo una”.

Alrededor mío hay parejas, o, para hacerle justicia a la verdad, vamos a decir que hay gente de a dos, si lograron emparejarse o no es harina de otro costal. Porque estar de a dos, no significa ser de a dos.

Y eso mismo era lo que quería mi entorno (como diría “el Diego”), que me emparejara, que esté de a dos y que también sea de a dos. Me deseaban el bien, ponele. Pero en mi caso, ser o estar de a dos, nunca es bueno. Tanto tanto, que lo descubrí un día que charlando con mi amiga Marian (que no solo quiere que me empareje, sino también que vuelva a Argentina, cosas que, evidentemente, no suceden) charlábamos decía, y ante sus buenos deseos de “ya vas a ver que va a aparecer alguien” yo repliqué: no quiero una relación, no quiero problemas. Marian contribuyó a mi descubrimiento, que no era feliz, por cierto. Y no es que antes no me hubiera dado cuenta, es que decirlo, así, las dos palabras una al ladito de la otra, relación=problema, hizo que quedara todo mucho más claro. Seguí entonces, por un tiempo largo, refugiándome en el trabajo, hasta que, de tanta insistencia y tanta comprobación empírica del suceso y los beneplácitos del online dating, un día sucumbí.

Mi incursión en el sitio de citas fue tímida, así como metiendo la patita en el agua para ver si está fría mientras de lejos se escucha el grito de alguien que te dice: “te tenes que meter de golpe, así no se siente el frío”, es decir, no por timidez real, sino más por vergüenza. El punto es que, aun sabiendo que poner una foto me hubiera garantizado muchos candidatos el miedo de que algún conocido me vea (léase: alumnos, colegas, vecinos, etc) fue demasiado fuerte.

Mi excursión por el sitio de citas fue, en primera instancia, espeluznante. Y en vez de encontrar tipos que me gustaran pensaba, los dentistas, por ejemplo, deberían frecuentar estos sitios, pero no para buscar novia o novio, sino para ofrecer sus servicios (ya sea de limpieza, enderezamiento o colocación de dientes). Podrían visitar el sitio también los vendedores de shampoo ya que a varios no les vendría mal una lavada. Y ni hablar, la cantidad de candidatos que deberían comprarse un nuevo cuaderno Rivadavia y empezar primer grado, otra vez, y que la Srta Alicia (les puedo prestar mi Srta Alicia que era tan buena) les enseñe que antes de b o p m pondré. A estos últimos, les damos un changuin (como dirían la China y Ng) ya que bueno, esto de la ortografía en ingles se da complicado.

Del primero con el que hice contacto, no me acuerdo mucho. Un poco por mala memoria y otro poco porque no llegué a saber nada. No llegué a saber nada porque la primera interacción –que por ser por escrito, estuvo decorada con muchos errores gramaticales y ortográficos- dejó al descubierto su (la del pibe) más absoluta simpleza, esa simpleza llana, como la Pampa. Entonces, decía, no llegué a saber nada porque luego de la primera interacción, no hubo segunda. Con resolución tajante, contante y sonante, le dije que no me parecía que tuviéramos nada en común y que muy lindo todo, y que te vaya bonito. El rezongó, diciendo que al final, a el nadie lo quería. Y yo pensé: capaz…si al menos fueras las sierras de Córdoba, no te digo una Cordillera de los Andes, te digo unas modestas sierras de Córdoba, pero así, siendo la Pampa, la única que te va a querer es tu mamaa, o en su defecto, una chica así lisita como vos, la Patagonia, ponele.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Chicas: aplaudo vuestro regreso al espacio cibernetico. Se las extraniaba!

Dinga: conta con detalles o cortito, como quieras. Al fin y al cabo, es tu blog! :) Ah, y conozco algunas historias del online dating que anduvieron bien, pero que tras ese comienzo virtual tuvieron que hacerse bien reales, con lo bueno y lo malo del asunto.

Ng: esperamos tus cronicas parisinas...

No se pierdan!
Firma: La boga del Parana