domingo, 13 de marzo de 2011

La cuestión es: cuándo llega el olvido, o qué es la consciencia?

Me llegó una invitación a un congreso en el cual pienso que Dinga, yo, y muchas otras -- pero sobre todo yo -- podríamos hacer una ponencia para volarle los zoquetes al más descreído. La invitación comenzaba así:

Three ideas are widely agreed upon: (1) that we are reasons responsive beings, (2) that the practice of giving and asking for reasons plays a prominent role in our everyday moral practices, and (3) that there exists some kind of trustworthy relation between our reasons and reason talk and our subsequent actions.
Developments in the Behavioral, Cognitive and Neurosciences (BCN sciences) indicate that much of what we do takes place at an automatic and unaware level, and that the reasons we provide to explain and/or justify ourselves should not be taken as reports of introspected internal states that precede our bodily movements. Also, more generally, it appears that what we do (and do not do) and for what reason is less transparent to ourselves then we might assume.

Dinga hace poco se preguntaba cuándo le iba a llegar el olvido, o porqué el estrujón de panza. Ella piensa, o al menos pensaba (cuando el estrujón venía por el lado de Monsieur Banana), que el estrujamiento quiere decir algo. Yo me ando la mayor parte de la vida con un apretoncito ahí en el ventrículo izquierdo, que se hace más o menos fuerte dependiendo de: (a) cuánto haya trabajado ese día; (b) cuándo fue la última vez que la llamé a mi mamá; (c) si vengo de comerme un kilo de dulceleche mirando tres capítulos de Gilmore Girls al hilo; y muchos otros factores. Hace mucho lo llamaba angustia de vida, desesperanza ante un mundo imperfecto y lleno de sufrimiento; los últimos años lo canalizo como culpa (por mi trabajo, mis ausencias, mi cuerpo); pero en el fondo sospecho que la descripción más apropiada está más cerca de los humores: nGa como una botella zarandeante llena de líquidos multicolores cuya proporción cambia con el tiempo. En otras palabras, sospecho que esas sensaciones no quieren decir mucho; o que son muy significativas, pero imposibles de decriptar (porque las razones que me doy son completamente posthoc); de una forma o la otra, son inútiles.

Pero qué nos pasa, Dinga, que tenemos un tono tan sombrío últimamente? Me voy a pasear a ver si se me va un poco la seriedad.

1 comentario:

Dinga dijo...

Es cierto nGa...un tono serio, casi sombrio me atrevo a decir. Que en mi caso, se justifica, ya que vivo en la ciudad del eterno nubladismo, pero vos? vos nGa??? en la ciudad del amor? con un sol que te sonrie en el corazon? vaaaaamo!